¿Cómo identifica una empresa a su proveedor de servicio externo de comunicación y marketing? A partir de los valores de un servicio de comunicación bien prestado.
Confianza. De la relación profesional entre dos partes ha de ser el principal elemento que la vehicule. Porque la confianza es el sustento del día a día, del laissez faire que se le presupone a quien contrata un servicio externo de comunicación y marketing para dejarlo en manos de profesionales. De lo contrario, más que una inversión será un gasto de tiempo y de recursos que convertirán al proveedor del servicio en esclavo de los designios, profecías y mala praxis dibujada desde un concepto más intestino que real por el responsable del área en la empresa contratante o por el propio director general de la corporación.
Sin confianza no hay servicio de calidad. Sin servicio de calidad no hay retorno de la inversión. Sin retorno de la inversión hay un servicio poco eficiente y de nula capacidad influyente en las comunidades sectoriales, prescriptoras o consumidoras del producto y servicio objeto de la estrategia de comunicación y marketing contratada.
Anticipación. Por su parte, a la empresa o agencia adjudicataria de un servicio de comunicación se le ha de exigir una capacidad de anticipación a las necesidades de su cliente. Es el complemento necesario para la confianza. Cuando la agencia se gana la confianza de su cliente, surgen los buenos ingredientes: como anticiparse a las necesidades, a una crisis sobrevenida, a un lanzamiento de la competencia, a un comportamiento inesperado del consumidor o a una oportunidad de promoción factible de sus productos o servicios.
Para conseguir conectar con este valor, el proveedor del servicio de comunicación y marketing ha de estar acostumbrado a planificar su acción en relación a los objetivos estratégicos de su cliente, a conocer a la competencia, a conectar con sus prescriptores, a agendar contactos con los perfiles influyentes de su ámbito sectorial, a mantener una relación fluida con medios y líderes de opinión, a imaginar oportunidades convertidas en titular, a empatizar con el beneficiario de los servicios para ofrecerle promociones y soluciones que empaticen con él… Anticiparse es amar lo que uno hace con vocación de servicio.
Calidad. De la confianza y de la anticipación se obtiene un sumatorio que desemboca en la calidad. Si a los dos primeros valores añadimos una praxis técnica hecha con calidad, con vocación perfeccionista, sin faltas, sin adjetivos de más, con el equilibrio gráfico, con puntualidad, con buenos resultados visibles, el fondo saldrá ganador. Porque una forma cuidada, elaborada, atendida y preparada con visión, cariño y empatía se traduce en conexión con los destinatarios de las acciones y en satisfacción por parte de quien contrata sus servicios.
Implicación. Sumamos ahora la implicación para obtener un plus, el valor añadido del trabajo en equipo. Sentir los colores de la agencia y los de su cliente con la misma intensidad hasta hacerlos propios. Sentir que se aporta un valor como el que suma individualmente el día a día laboral. El cliente que gana este premio es feliz, tanto como el que le brinda el servicio y consigue los retos y objetivos que se marca en su planificación, en las reuniones de evaluación que se impone realizar para conocer si se alcanzan objetivos o si es necesario reorientar la estrategia.
Evaluación. Es, precisamente, de la evaluación de donde se obtiene la cuadratura del círculo necesaria para brindar un servicio óptimo al cliente que confía en la profesionalidad de una agencia de comunicación. De forma activa da el paso de contratar dicho servicio, consigue brindar la confianza necesaria y de la anticipación, la calidad, la implicación y la evalución de progresos se gestan los mimbres para que la relación sea duradera y “a éxito”. Porque los números, el valor cuantitativo del servicio gana siempre que confluyen los mimbres cualitativos recogidos en este post.