Entre el periodismo oficialista y el periodismo ciudadano

El debate sobre la idoneidad para el periodista de beneficiarse del periodismo ciudadano que emergió en las redes sociales parece atenuarse en los últimos tiempos, especialmente desde que, más allá de que la sociedad ya está en Twitter, las normas de trabajo periodístico oficial heredadas de prácticas tradicionales se ha apoderado de los TL o de las biografías de otros canales sociales.

Las noticias relacionadas con la agenda-setting invaden las actualizaciones al ritmo de ‘copia y pega’, de RT sin contrastar o de titulares construidos por la ingeniería comunicadora de las instituciones y empresas, la misma que desde siempre han proyectado en las redacciones de los medios de comunicación y de la que ahora son testigos los mismos ciudadanos que hasta hace bien poco desconocían el funcionamiento de la maquinaria informativa oficial.

Una maquinaria que ha entrado en las redes sociales como elefante en cacharrería, sin caer en la cuenta de que el ruido que provoca perjudica seriamente el aprovechamiento de historias menos ruidosas y más humanas que las que encienden los TL con urgencias, alertas y últimas horas heredadas del minuto y resultado de agencias o de notas de prensa dosificadas a golpe de tuit.

Queda despejado, pues, el debate de la idoneidad de que el periodista se beneficie del periodismo ciudadano, atenuado por la oficialidad de informaciones alteradas por los conceptos de actualidad y noticia alejados del paralelismo interpretativo que había caracterizado a las redes sociales en una primera fase. Periodismo ciudadano, por supuesto, pero en la seguna fase actual parece estar en peligro de extinción en dichos canales ante el desembarco del rodillo oficialista que todo lo borra.

Facilidades y obstáculos para trabajar en otro país de la UE

La UE te ofrece una serie de facilidades y derechos para irte a trabajar a otro país comunitario, según el principio europeo de “libre circulación”. Pero también hay varias cuestiones a tener en cuenta, que pueden dificultar o incluso impedir los desplazamientos laborales. Buscar empleo y establecerse en cualquier Estado miembro todavía no es tan fácil como hacerlo dentro del propio país de origen.

Actualmente, la mayoría de los Veintisiete no exige un permiso de trabajo a los ciudadanos comunitarios que busquen empleo en su territorio.

No obstante, hay un grupo de países que aún impone ciertas restricciones a los trabajadores extranjeros: Austria, Alemania, Bélgica, España (únicamente para los rumanos) Irlanda, Francia, Holanda, Malta, Reino Unido, Luxemburgo y Malta. Todos ellos deberán levantarlas para finales de 2013.

Una ventaja importante es que los trabajadores pueden trasladar de un país a otro sus derechos de pensiones, asistencia sanitaria o las prestaciones de desempleo. Eso sí: disfrutar de estos derechos en un país distinto al de origen depende de las legislaciones nacionales, y del nivel de cobertura social de cada Estado. Y las condiciones para poder cobrar el paro o el volumen de las ayudas varían bastante entre países como España y Bélgica, por poner dos ejemplos.

Los idiomas y el reconocimiento de cualificaciones profesionales son otros de principales obstáculos. Para las profesiones reguladas, como los médicos, abogados o arquitectos, es posible solicitar una convalidación oficial de las titulaciones para el extranjero. Una vez concedida, el país de destino puede exigir al trabajador una prueba de idiomas.

El resto de trabajadores puede recurrir a instrumentos como “Europass”, un currículum vitae estandarizado a nivel europeo, para presentar su formación y experiencia profesional de forma comprensible en toda la UE.

También hay que tener en cuenta la cuestión fiscal. En la mayoría de los casos, los ciudadanos que trabajen durante más de seis meses al año en otro país de la UE deberán pagar impuestos allí. Si se trata de parados desplazados, tendrían que pagar impuestos según su tiempo de estancia y de qué país se considere su residencia a efectos fiscales. Todo ello depende de la normativa fiscal de cada país y de los acuerdos entre Estados.

EFE

 

Si decides probar suerte en otro país, lo mejor es consultar en detalle las normativas europeas y nacionales, lo más actualizadas posible.
Web de Empleo de la Comisión Europea
Portal europeo Eures de movilidad profesional
Página de Europass, el currículum vitae europeo

 

Más allá del espectáculo

Decía Cristiano Ronaldo en una entrevista que era un “showman”. Así se refería a sí mismo porque tenía muy claro que lo que ofrecía era entretenimiento. Punto. Son sus palabras, las del futbolista, o las de un hombre que considera que vive del espectáculo; el que ofrecen sus botas acertadas contra la red, pero espectáculo al fin y al cabo.

A finales del mes de marzo, Javier Espinosa, el periodista del rotativo El Mundo, recibía el Premio Internacional de Periodismo Manu Leguineche, cuyo objetivo es promover el periodismo libre, riguroso e independiente, según sus propias bases. Espinosa, que ha estado en la Guerra del Golfo, recientemente se jugó la vida en la ciudad Siria de Homs, donde murieron otros dos corresponsales extranjeros mientras cubrían la masacre. Al recoger el galardón, reivindicó sobre su profesión precisamente todo lo contrario que el afamado deportista: “El reportero no es un showman”.

El periodismo intelectual y reflexivo, que no sólo lanza titulares, sino que analiza, jerarquiza y contextualiza la información contrastada, no ha desaparecido ni mucho menos, pero sí es más difícil de encontrar. Quedarse en la superficie de las historias o abandonarlas cuando los editores están convencidos de que en ese punto ya no atraerán a una audiencia como la de un Barça-Madrid, dota a la profesión de cierto cariz de espectáculo… pasando de puntillas por la función social en la que se cimienta. Claro que, para seguir la noticia, para rascar en la herida del poderoso que subyuga a los ciudadanos, para tirar del hilo, es necesaria la confianza en el profesional. Cada vez son menos los jefes que invierten en recursos y en tiempo para que los periodistas persigan la historia y elaboren información propia.

El fotoperiodista Samuel Aranda, uno de los pocos españoles que ha conseguido el prestigioso World Press Photo, lamentaba en Radio Nacional que no se esté cubriendo la transición de la llamada Primavera Árabe con la misma intensidad que se hizo cuando estallaron las revoluciones. Él, sin embargo, también aseguró que su objetivo sigue a punto para captar el desarrollo de los acontecimientos hasta el final. Sin espectáculo. Sin prisas. Con compromiso.

 posted by @Lorena_Padilla
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