Si no fuera por las redes sociales…

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Foto Marga Ferrer, Soma Comunicación

Foto: Marga Ferrer, Soma Comunicación

…todo nos iría mejor. Afirmaciones como la que da pie a este post las escuchamos en tertulias radiofónicas, en seudodebates televisivos o en las propias redes, claro. Porque dicha sentencia socorrida, que generaliza el tiro de las prospecciones especializadas en los canales sociales, puede ser heredera de aquella “si no fuera por los periodistas…” que enseñaban en la Facultad de Periodismo, en la asignatura de Teoría General de la Información (TGI).

El prisma de quien afirma la sentencia de que la culpa de todos los males de la sociedad actual, de su mala  educación, de la falta de sensibilidad ante determinados acontecimientos o de la vulgaridad de su pensamiento reside hoy en las redes sociales; es un prisma distorsionado, tan superficial como el hecho social que aborda, sin más ánimo que simplificar en una frase una generalización impropia de quien es percibido a priori como referente por su audiencia, más o menos numerosa, más o menos heterogénea.

En las redes sociales, expresión online de la diversidad de la sociedad, podemos encontrar, evidentemente, su representación más vulgar, la más maleducada o la más insensible; pero, como en la vida misma y con mayor facilidad de acceso, también el enfoque más especializado, información hiperlocal, análisis certeros ante acontecimientos de ámbito nacional o internacional, un seguimiento de ‘minuto y resultado’, fuentes globales, analistas sin la etiqueta de tertulianos,  educación y discurso constructivo alejado del ruido interesado u oficialista.

Generalizar, como todo en esta vida, es muy fácil, especialmente desde la tribuna tradicional del desconocimiento. Achacar a las redes sociales de forma genérica la culpa de un discurso tergiversado o de un suceso es, como mínimo, ser cómplice de las limitaciones de libertades que se amparan, precisamente, en esas percepciones de seudoexpertos que tanto daño hacen o, al menos, tanto influyen a quienes legislan los derechos de los internautas.

posted by @os_delgado

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El XI Horchata & Twitts, en el XIV Foro de Empleo y Emprendimiento

Uno de los encuentros tuiteros de referencia desde 2009 es el Horchata and Twitts, que pone sobre la mesa la aportación especializada de expertos de los ámbitos del periodismo, del marketing, de la empresa o de la comunicación en su sentido más amplio a través de las redes sociales como excusas de contenido de calidad hablado para participar en un networking orignal a base de horchata natural de Alboraia y fartons (dulce que acompaña, como marca la tradición, a la bebida de chufa). Precisamente, la undécima edición se celebrará el próximo 18 de febrero a partir de las 19:30 horas en la Facultat d’Economia de la Universitat de València, coincidiendo con el XIV Foro de Empleo y Emprendimiento.

Soma Comunicación se implicó desde su nacimiento en la organización de un encuentro que supera el lustro de vejez sin perder la frescura, la diversión y la conexión entre profesionales de diferentes sectores, unidos en el offline por su relación preexistente en Twitter. Una relación de la que fluyen oportunidades de negocio, aprendizaje a partir de la experiencia de referentes en el uso y manejo de las redes sociales, en general, y de Twitter, en particular; y titulares en formato de 140 caracteres elevados a la categoría de tendencia.

Los interesados en asistir a la cita pueden hacerlo de forma gratuita mediante inscripción con un comentario en el blog del evento.

¿Te lo vas a perder?

#horchatatwitts

 

¿Periodistas a una como Fuenteovejuna?

Expo Muvim. IdolosResponder a la llamada de la actualidad es, sin duda, una obligación de los profesionales de la información. Sin embargo, esta máxima puede presentar ciertas fisuras en su puesta en práctica. Por ejemplo, que la cobertura de un mismo tema se convierta en una mera carrera por no ser el último y, sobre todo, por no dejar de publicar aquello que ya ha aparecido en el resto de medios. Os invito a reflexionar sobre hasta qué punto se puede ofrecer con dicha actitud un contenido de valor con una historia basada en hechos reales:

No puedo más. Siento que estés pagando el pato, pero no puedo más”. Estas palabras me golpearon hace pocos días al otro lado de la línea telefónica nada más presentarme a la que era mi entrevistada. Un reciente episodio noticioso la había situado en el foco de atención y éramos muchos los ‘plumillas’ que habíamos llamado a su puerta. Evidentemente, yo no había sido la primera y por un momento temí no disfrutar de mi turno. Las llamadas continuas y las preguntas idénticas fueron las principales quejas de mi interlocutora. ¿Cómo actuar ante una situación semejante?

Perdonadme, pero ahí va un spoiler: afortunadamente, salvé la entrevista. Sólo tuve que posponerla un par de jornadas para que esta persona pudiese sobreponerse del agobio. Y he decir que, pasada esa crisis puntual, me atendió de lujo. Al principio no entendí por qué me había dado luz verde vía mail para que contactase con ella cuando se sentía así. Luego, pensé que un mal día lo tiene cualquiera. Y, más tarde, me asaltó una duda existencial. La insistencia en esta profesión no es, ni mucho menos, un defecto – de hecho, en la mayoría de ocasiones es un requisito necesario para completar la gestión de artículos –. Pero, ¿nos esforzamos realmente para diferenciarnos unos periodistas de otros con vistas a ofrecer calidad?

Que un mismo sujeto o acontecimiento nos inspire preguntas similares es inevitable – sí, aunque nuestro ego dicte lo contrario, los periodistas somos tan humanos como los que más –. Sin embargo, una vez que un compañero ha dado el paso de publicar algo al respecto, deberíamos plantearnos qué extra podemos aportar a la cuestión cuando ésta es (re)abordada, evitando convertirnos en un narrador más de la realidad para pasar a ser esa voz que el público escoge porque quiere que le cuenten algo nuevo. En este sentido, la documentación mediante hemeroteca se plantea fundamental. Y diría que algo de ingenio tampoco está de más.

En definitiva, si para algo me ha servido esta experiencia, ha sido para reafirmarme en el que considero un buen hábito. No puedo garantizar que el resultado sea siempre único y genuino – ¡ojalá! –, pero mi conciencia descansa tranquila. Al menos, en lo que a asuntos periodísticos se refiere.

Posted by @LaBellver