Proyectos de comunicación europeos

El Parlamento Europeo cofinancia proyectos de comunicación

La Dirección General de Comunicación del Parlamento Europeo ha abierto una convocatoria de subvenciones para la cofinanciación de acciones de comunicación que promuevan el conocimiento sobre esta institución. Las ayudas financieras podrán cubrir hasta un 60% de los costes elegibles totales de los proyectos, que deberán fomentar una mejor comprensión de la identidad y naturaleza política del Parlamento Europeo, así como el papel que desempeña la única institución de la UE elegida democráticamente.

Las iniciativas que podrán optar a las ayudas constan de dos modalidades: por una parte, medios de comunicación digitales, televisión o formato radiofónico; y por otro lado, eventos.

Medios de comunicación

Los proyectos que quieran participar en la convocatoria tendrán que solicitar el acuerdo de partenariado con el Parlamento Europeo antes del día 31 de mayo. En el caso de haberlo solicitado años anteriores, tendrá que hacerse de nuevo. Después, deberán presentarse las propuestas de proyectos siguiendo los requisitos de la convocatoria que se publicará el 15 de junio. La fecha límite para hacerlo será el 31 de agosto.

Tanto el formulado de solicitud de partenariado como la presentación de los proyectos tendrá que hacerse en inglés, aunque los documentos acreditativos podrán presentarse en cualquiera de los idiomas oficiales de la Unión Europea. Así pues, las propuestas tendrán que hacerse en los ámbitos de radio, televisión y/o medios digitales. También podrá presentarse proyectos multimedia.

La duración de los proyectos será de un máximo de 7 meses, cuyo periodo de implantación estará comprendido entre noviembre de 2016 y junio de 2017.

 Eventos

La Dirección General de Comunicación del Parlamento Europeo también abre la convocatoria de subvenciones para eventos en las que se podrán presentar todo tipo de actividades, digitales o no (aunque es preferible que haya un componente web) que respeten la pluralidad política del Parlamento. Por ejemplo, seminarios, conferencias, concursos, exposiciones, foros de discusión, debates, actividades culturales o deportivas y demás formatos que busquen ofrecer a los ciudadanos plataformas de comunicación que favorezcan el diálogo sobre el Parlamento Europea y su actividad.

La convocatoria se publicará el 9 de mayo y la fecha límite para presentar las solicitudes será el 31 de mayo. En esta categoría no se requerirá ningún tipo de partenariado.

Toda la información sobre las bases, solicitudes y plazos para presentarse puede consultarse aquí.

AFP PHOTO / JOHANNES EISELE
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Susana Lee, más de cincuenta años de periodismo

El diario cubano Granma daba este domingo la triste noticia: su fundadora, Susana Lee, Premio Nacional José Martí por su obra, había fallecido. Dejaba tras ella décadas de trayectoria, cientos de reportajes y un luto latente entre sus compañeros de profesión.

Era el final de una larga trayectoria que le había hecho consolidarse como una de las periodistas más destacadas de su país y que había comenzado en 1962, en La Habana, cuando tan solo contaba catorce primaveras y aún estudiaba bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de la capital cubana. El periódico Hoy fue el afortunado que le vio dar sus primeras pasos en el periodismo. Allí escribía sobre jóvenes y mujeres bajo la mirada de sus primeros maestros, entre ellos el que por aquel entonces dirigía ese diario, Blas Roca.

Pese a la precocidad de su vocación, se licenció en Derecho.  Nunca ejerció sino que se consagró al periodismo y fundó publicaciones como Juventud Rebelde, en la que trabajó durante 15 años, y Granma. Cubrió acontecimientos históricos como la constitución del Poder Popular y en su haber quedaron un sinfín de entrevistas, noticias y reportajes, algunos de ellos encargados personalmente por Fidel Castro, con el que pudo mantener una considerable proximidad. Durante esos años, se curtió en el reporterismo.

El acta del jurado que le otorgó el Premio Nacional de Periodismo José Martí alababa su obra como “la reseña histórica de la Revolución con detalle, precisión investigativa y confiabilidad plasmada en un diarismo profundo y profuso, tan necesario para la información pública (…). Su caudal de información y conocimientos, su persistente búsqueda de la exactitud, las comparte solidariamente con los colegas de cualquier medio y se le reconoce esa maestría. Nunca ha pretendido brillar, pero su obra irradia excepcionalidad desde la modestia. Es La China, Susana de la Caridad Lee López.”

“La China”, así la llamaban sus compañeros de profesión, que la describían como “una mujer sencilla, modesta y de mucha disciplina”. Otra periodista galardonada con el Premio Nacional de Periodismo José Martí, Marta Rojas, la describió como un “ejemplo de periodismo profundo, pero además versátil”,

Su afinidad con la revolución la llevó a dar el salto a la política. Fue diputada en la Asamblea Nacional del Poder Popular durante tres legislaturas e ingresó al Partido Comunista de Cuba en 1992.

En su discurso en el teatro del Memorial José Martí, habló de su pasión por la profesión de periodista desde su perspectiva siempre revolucionaria: “aquella idea de Fidel expresada en la década de los 80 de que la jornada laboral es sagrada, para nosotros constituye una razón de vida; que de una u otra forma, en nuestros medios, hemos intentado con corazón y convicción defender la obra con la que unos empezamos muy jóvenes y otros ni habían nacido”.

Susana Lee pasó sus últimos años en la sección de Cartas a la Dirección del diario Granma hasta que un fallo multi orgánico se la llevó, tras una delicada cirugía para extraer un tumor cancerígeno. Había pasado más de cincuenta años desde que aquella adolescente comenzase a compaginar el instituto y el periodismo. Quedó la admiración y cariño de sus compañeros y lectores hacia la revolucionaria “China”.

Una entrevista de Clara Elena Martínez
Foto: Cibercuba
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Fotografía gastronómica: la imagen del sabor

Para Marga Ferrer, la fotografía gastronómica fue una casualidad. Con una dilatada experiencia como fotoperiodista, se le planteó repentinamente un trabajo en este ámbito y tuvo que aprender las cosas básicas en un tiempo récord. Siempre había capturado personas, escenas y bodegones de componentes más grandes, así que la idea le intimidó en un principio, pero pronto se familiarizó con este tipo de instantánea. Desde entonces, por el objetivo de su cámara han pasado creaciones de numerosos chefs. Charlamos con ella sobre una modalidad de fotografía que es la imagen del sabor.

¿Qué es lo que te atrajo de la fotografía gastronómica?

Me gustó porque es un tipo de fotografía muy creativa que va vinculada al arte de otra persona. Cuando tienes un buen cocinero que te hace un plato bonito, compartes el mérito de la fotografía a medias.

¿Cómo influye el terreno visual en la gastronomía?

Con la fotografía gastronómica puedes conseguir dos cosas: o repelencia o gusto. Te tiene que entrar por los ojos, resultar atractivo. O te gusta o no te gusta, o te lo comerías o no te la comerías. No hay un término medio.

¿Qué peculiaridades tiene la fotografía gastronómica?

La técnica. Lo podríamos comparar con fotografiar insectos. El detalle es fundamental. Se cuida todo, especialmente los colores… no me imagino una foto de un plato en blanco y negro. Hay que cuidar las materias primas del plato… Se habla mucho del maquillaje en los platos. No es otra cosa que, si tiene guisantes un plato de arroz y está cocinado tal cual lo comerías, quizás se pierdan un poco los colores.

Cada vez vemos más foodies e Instagram se ha llenado de platos de comida, ¿por qué?

La gastronomía está de moda, se ha puesto de moda la tapa de diseño. A todos nos encanta lucir que comemos bien, nos da como caché. En todas las culturas es algo positivo, además compartes una experiencia. Cuando sales por ahí te gusta compartir el plato, incluso en casa.

¿Qué relación de trabajo se establece con el cocinero? 

Digamos que el cocinero desarrolla su arte al realizar un plato y el fotógrafo entra en el momento, como mucho, de aconsejar. Y no siempre es así, ni siquiera. Depende también del nivel del cocinero. Un estrella Michelín normalmente sabe cómo colocar un plato y no tienes que aconsejarle nada, como mucho te puede pedir consejo sobre si poner el plato blanco o negro, pero ni eso, sencillamente le das un encuadre, lo iluminas bien y ya está.

¿Hasta qué punto se puede informar sobre un plato con una fotografía, no se pierde mucha información?

Cuando capturas bien un plato, le das un encuadre y el resultado es bonito, el resto lo pone la cabeza de quien lo ve. Si está desastrado relacionas a un mal sabor. La fotografía es realmente eso, un sentimiento que provocas en quien la ve, en todos los ámbitos.  Una foto no huele, pero te imaginas el olor. Es como con el cine mudo, que te imaginabas la voz de la actriz o del actor.

Una entrevista de Clara Elena Martínez
Foto: Editorial La Rosella
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Las leyes del buen periodista digital

Multitud de plataformas, rápido acceso a las fuentes, instantaneidad a la hora de publicar la información, interactividad con las audiencias y océanos de datos a golpe de click. Muchas son las cosas que han cambiado en el ejercicio del periodismo con respecto a la época previa a la revolución tecnológica iniciada con la democratización de Internet. Algo que, a primera vista, ha modificado totalmente la forma de ejercer la profesión.

Sería ingenuo negar que en gran medida lo ha hecho. Especialmente en lo que se refiere a la reducción de los tiempos y al aumento de las tareas asumibles por el periodista, que se ve abocado a la hiperactividad. Si bien la brecha comunicativa se ha reducido, permitiendo una mayor conexión de las audiencias a lo que está ocurriendo casi en el momento exacto por lejos que sea, el exceso de celo por la puntualidad provoca en muchas ocasiones la pérdida de reflexión y rigor adecuados. Pilares estos últimos en los que se fundamenta la práctica informativa y que siempre debe conservar sólidamente el periodista, aunque su ejercicio se circunscriba exclusivamente al escenario digital.

Por este motivo, y debido a la confusión que puede provocar el ruido de un escenario donde se mezclan multitud de plataformas, se hace más necesario que nunca establecer una serie de preceptos que contribuyan a mantener los rasgos diferenciales de la profesión con respecto a otras prácticas.

  • Consultar la fuente original. Redes sociales, blogs y webs. La información circula a una velocidad que se acelera exponencialmente a golpe de comentario y retuit, de tal forma que a menudo es difícil perder la pista a su origen. Si “el alguien dijo algo que” ya provocaba fracturas importantes en el mensaje, con Internet ha terminado por complicarse del todo. El periodista digital intenta tener a mano siempre fuentes originales, compartiendo o difundiendo la información de sus canales oficiales, evitando dar pábulo a noticias llegadas por canales de dudosas intenciones o, simplemente, también contaminados por las mismas causas.
  • Reposar antes de publicar. La cadena de supervisión a la que antes se sometía una información se ha visto reducida prácticamente a la nada. Las nuevas tecnologías ponen a golpe de click la difusión de una noticia sin que haya nadie entre emisor y receptor. Algo que se ha agravado todavía más con la reducción de medios humanos disponibles en las redacciones. Nunca hubo nadie infalible y hasta el más experto de los escribanos siempre ha echado un borrón. La diferencia es que antes era más probable detectarlo en algún momento del proceso: redactor, redactor jefe, director e incluso talleres como último filtro. Dar un tiempo al contenido antes de su publicación para que lo vean otros ojos o dejar que los propios descansen para un posterior repaso está entre las buenas prácticas del periodista digital.
  • Mantener el contacto con la realidad. Cierto es que el trabajo de despacho y la hiperactividad absorben tiempo y recursos. Datos, declaraciones y comentarios en redes sociales han originado un género periodístico en sí mismo, en el que se puede dar valor de noticia a unos simples caracteres. Sin embargo, la contextualización y trasfondo siguen siendo un rasgo diferencial que distinguen en calidad e interés a las buenas informaciones. En un mar de tuits, fan pages y posts, una buena conversación telefónica o a la mesa siguen marcando la pauta.
  • Respetar la autoría. Nadie mejor que un periodista sabe lo que cuesta crear buen contenido original. Horas de reflexión, planteamiento, producción e inversión de recursos económicos y materiales. Que algo se distribuya por Internet no ha de significar que esté a libre disposición de todo el mundo, por lo que el buen profesional nunca roba material ajeno o lo usa sin citar o mencionar. Así él recibe su cuota de notoriedad y repercusión.
  • Interactuar. El nuevo panorama rompe con el muro que existía antes entre periodista y receptor. La unidireccionalidad del mensaje es algo que pasó a la historia y que contribuye al enriquecimiento del mensaje. Sin caer en las provocaciones o en debates eternos, el periodista digital atiende a los comentarios que recibe de sus audiencias
Posted by @ivan_munoz
Foto: @Marga_Ferrer