El movimiento Chicas Poderosas por fin ha llegado a España. Cinco años después de su surgimiento en California y tras haberse expandido a trece países, el movimiento arrancó hace una semana en nuestro país con el objetivo de crear una red colaborativa que ayude a compartir talento y conocimiento y, a la postre, empoderar a las mujeres periodistas que se quieran adherir.
Su fundadora, la portuguesa Mariana Santos, explicó a EFE que el periodismo es un ejercicio de adaptación constante para mantenerse actualizado y esta red de Chicas Poderosas lo que consigue, entre otras cosas, es que las periodistas adapten sus currículums a las nuevas tecnologías a través de conferencias, cursos y talleres.
España y Portugal han sido los primeros destinos europeos a los que aterriza este movimiento femenino y, en el caso de nuestro país, lo ha hecho con un primer evento orientado a entender las necesidades europeas y los contenidos más acordes a estas necesidades.
En este evento se contó además con la colaboración de Google News Lab, cuya representante para España y Portugal, Michaela Cancela Kieffer, señaló a la agencia EFE la idea es empoderar a las mujeres y construir de manera positiva para darle la vuelta a la situación, puesto que en España los hombres que copan puestos directivos en medios de comunicación doblan en número a las mujeres.
Así, en el primer panel ha congregado a cinco periodistas –líderes en sus empresas– que han aprovechado el marco para relatar sus respectivas experiencias y, de paso, debatir sobre el llamado “nuevo” periodismo en contraposición al “viejo”.
Noemí Ramírez, del grupo Prisa, ha departido sobre el periodismo de datos, argumentando que no se trata de una tendencia, sino que es mucho más, una herramienta fundamental que ha tardado demasiado en llegar a España.
Por su parte, Virginia P. Alonso, codirectora de Público, ha dicho que en los medios de comunicación “la transformación digital no existe”, sino que en realidad se ha utilizado como “herramienta de marketing”. Además ha aprovechado para denunciar la resistencia a lo nuevo, sobre todo cuando esta novedad se presenta de la mano de una mujer.
En tercer lugar, Magda Bandera, directora de La Marea, opinó que para acabar con las desigualdades en los medios no basta con “poner una mujer directiva”, no se soluciona con medidas cosméticas de mayor o menor calado, sino que “hay que hacer una reflexión profunda en las redacciones”, donde la perspectiva de género “es simplemente hacer buen periodismo” contando las cosas tal cual son.
Ana Tudela (Datadista) dijo no distinguir entre el nuevo y el viejo periodismo, pues más bien, para ella, la distinción pasar por hacer o no llegar una información y, en este sentido, lamentó que las mujeres que hacen trabajo de investigación y lo transmiten bien no estén suficientemente reconocidas.
Por último, Clara Jiménez, fundadora de maldita.es, redundó en esa idea argumentando que el llamado “nuevo periodismo” es en realidad un “error”, puesto que la comprobación que se hace de los bulos y las populares fake news está en la base y el día de cada periodista, nuevo o antiguo, cuando hace el ejercicio de contrastar su información.