La pregunta es tan sencilla como compleja. Los futuros periodistas acceden hoy a la información de una forma muy diferente a como lo hacíamos antes. Pocos se manchan las manos con tinta, como pocos son también los que esperan de forma pasiva a que comience un programa en la televisión, ya sea de entretenimiento o informativo.
Desde la percepción del día a día, y a través del contacto habitual con estudiantes de Periodismo, se podría afirmar, aún sin carácter científico, que los plumillas del futuro apuestan por el consumo de un tipo de información especializada, a la que acceden a la carta y preferiblemente a través de los medios digitales, las redes sociales y la televisión. Una percepción que podría ser respaldada tanto por la mencionada experiencia en primera persona como por fuentes que apuntan hacia ese perfil; por ejemplo, las conclusiones de expertos de 30 países dentro del informe “Journalism Students Across the Globe: Identity and Challenges ina Changing Enviroment”.
En esa misma línea, Elvira García de Torres, profesora de Periodismo digital del UCH-CEU y directora del Observatorio de Investigación en Medios Digitales (Oimed), apunta que “los estudiantes de Periodismo se informan a través de la televisión, de la web y de aplicaciones mediante notificaciones que luego comparten en las redes sociales. Están más acostumbrados -continúa la docente- a consultar diferentes fuentes y a contrastar la información”.
Con todo, independientemente de las fuentes informativas de las que se nutren los futuros periodistas, el debate en torno a la perdurabilidad de medios tradicionales como el papel prensa sigue encima de la mesa con el interrogante: ¿hasta cuándo saldrán periódicos de la rotativa? Porque, si los jóvenes estudiantes de Periodismo se informan por otras vías, ¿cómo se informan los que no tienen la vocación profesional periodística?
Cada vez, y también desde un punto de vista empírico, es más difícil “divisar” en lo cotidiano a lectores de periódicos menores de 35 años. Como también lo es encontrar personas leyendo el diario en puntos donde antes había que guardar cola: léase bares, bibliotecas y otros espacios de lo público.
Si a ello sumamos que la televisión carece de una oferta temática ad hoc para jóvenes, que sustituyen los rayos catódicos por formatos adaptados a su target como los vídeos de Youtube y otras plataformas audiovisuales de contenidos en streaming como Netflix o HBO; ¿hacia dónde camina, pues, el estudiante de Periodismo en relación a sus fuentes de consumo de información y entretenimiento y a las audiencias que consumirán los contenidos que trabajarán los nuevos periodistas?
¿Dónde quedará ubicada la información periodística especializada en este nuevo contexto? ¿quiénes la consumirán y bajo qué formatos? ¿Terminarán siendo las empresas las únicas informantes sectoriales de sus contextos periodísticos?