La periodista Elena Berberana ahonda en los datos y apuesta por humanizar las estadísticas a la hora de realizar periodismo económico desde la cabecera de Libertad Digital. También se ha introducido en la pequeña pantalla como reportera y redactora en programas de Canal Sur Televisión, así como en las ondas hertzianas para hablar de nuevas tendencias, tecnología, redes sociales y cultura en esRadio.
¿Cuándo te picó el gusanillo del periodismo?
Nunca supe que quería ser periodista hasta que tuve que elegir carrera después de la Selectividad. Me encantaba leer libros desde que era muy pequeña, era muy curiosa. Ya en la adolescencia seguía teniendo sed de información: quería conocer la historia del ser humano en profundidad, la psicología de las personas y el funcionamiento de las sociedades. Esto unido a mi afán por conversar, escuchar, escribir e indagar en el porqué de las cosas, hizo que el periodismo fuera la profesión idónea para desarrollar mis intereses.
¿Cuáles son las claves para ejercer tu profesión de manera clara, veraz y de calidad?
Estoy en contra de que el periodismo se haga solo desde las redacciones y sin salir nunca a la calle. Para ejercer la profesión de la forma más eficiente para el espectador, oyente o lector primero hay que hacer horas de guardias; correr por una foto; colarte en algún sitio en el que no te dejen pasar; intentar sacar declaraciones a pie de calle, aunque las personas entrevistadas se nieguen a responderte; hablar con todo tipo de personas sin prejuicios, y, ante todo, saber escuchar lo que te están diciendo y comprenderlo. Es muy importante, haber realizado este reporterismo de calle en los primeros años porque esto es lo que te va a diferenciar del resto de periodistas de una redacción, si quieres ser un buen profesional. Aunque no basta con estar al pie de la noticia en exteriores. Para después saber dar forma a todo el contenido, estructurarlo y ahondar en la verdad de la historia que has investigado, debes leer libros, a los grandes autores de la historia pasada y contemporánea. Nunca hay que dejar de hacerlo porque es lo que te va a posibilitar poder escribir con sensatez y cierta claridad y coherencia.
¿Esos libros que siempre te recomendaban en la universidad, por ejemplo?
Abogo por ser autodidacta. Las universidades suelen estar muy ideologizadas y los alumnos del periodismo salen bastante intoxicados tras haberse empapado de lecturas desechables. En las aulas existen argumentos de usar y tirar y lo más adecuado es descubrir por ti mismo el quid de la cuestión, compaginar los libros con Internet y las redes sociales y poner cara a las informaciones y testimonios que te llegan. Además, si algo he aprendido es que nunca se debe dar nada por sentado: habrá personas que te convenzan de que su verdad es la cierta y que casi te lo creas, pero debes cuestionarlo todo. Así se llegará a ofrecer una buena ración de noticias cinco estrellas.
¿Cuál es el panorama del periodismo económico en las cabeceras españolas de prensa y de digital? ¿Continúa teniendo el interés del público este tipo de información?
Cualquier tipo de información suscita interés si sabes cómo darla a conocer. De la información económica puedes crear un auténtico tostón para los lectores o ponerle cara a los datos que te llegan. Yo apuesto por humanizar las estadísticas y describir cuál es el drama de un autónomo, o, por ejemplo, cuánto dinero mueven las asociaciones feministas. Hay que tirar del hilo siempre. En cuanto a las prensa en general, la velocidad en la que se van sucediendo los titulares está restando calidad informativa a favor de la rapidez. Las nuevas tecnologías han hecho mella en los reportajes por la rapidez que imponen a los periodistas. Aunque entre la ingente cantidad de noticias diarias siempre hay informaciones gourmet.
¿De qué manera te enfrentas al papel (o el Word) en blanco a la hora de comunicar acerca de economía u otra temática?
Nunca le he tenido miedo a la hoja en blanco. Cuando ya abro el folio es porque tengo preparado todo lo que necesitaba en mi cabeza y entonces empiezo a escribir.
¿Qué consejos darías a los estudiantes que hoy llenan las aulas de las facultades de Periodismo para su futuro en la profesión?
Que nunca subestimen al lector, el espectador u el oyente. El público es inteligente. Tampoco deben olvidar que el periodismo se practica a todas horas del día. Hay que estar atento a tu alrededor: cualquier frase que oigas en un bar, algún hecho que le haya pasado a un conocido, el drama de un amigo tuyo; cualquier cosa es susceptible de ser noticiable. Considero que hay que integrar esto en la mentalidad de los estudiantes. De lo contrario te conviertes en un redactor de mesa que funciona tirando de agencias o repitiendo lo que cuentan otros. Es cierto que el panorama laboral es duro para cualquier periodista, pero desde ya les diría que empezaran a contar historias en un blog o en una web y a crear sus redes sociales. Es una forma de practicar y de interactuar que antes no teníamos: dependíamos de poder acceder a un estudio de radio o de televisión o a un periódico. Ahora no. Por último, insistiría en la idea de que no se fíen de todo lo que les cuenten sus profesores; no son dioses.