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Periodismo de salud: cómo comunicar sobre salud en prensa digital

Desde hace unos años atrás, el espacio dedicado en los medios de comunicación a la información del ámbito de la salud se ha visto reducido de forma considerable, dejando atrás el boom que vivimos en España antes de la crisis, donde se editaban suplementos con más de 20 páginas en prensa y se emitían numerosos programas divulgativos de salud en otros canales. En su lugar, los foros y portales de internet se han hecho eco de estas cuestiones, generando desinformación. Algo que desconcierta a la sociedad, que sigue demandando estos contenidos de forma creciente pero se ha visto relegada, en muchas ocasiones, a estas plataformas en las que circulan muchos bulos.

Y es que la peor enfermedad que existe es la desinformación, según el sector de la comunicación. Hablar sobre temáticas relacionadas con salud es una tarea ardua, que requiere de un vocabulario técnico específico, la jerga especializada en medicina, y no siempre es comprensible para el público general. Es ahí donde interviene el periodista, el encargado, como en otras materias, de traducir esos vocablos incomprensibles y explicar en qué consiste de un modo más sencillo y conciso.

Dicho lo cual, todavía hay periódicos y publicaciones digitales que cometen algunos errores, a la hora de informar sobre este campo, entre los cuales se destaca, la información fuera de contexto y los términos mal utilizados, pues en temas de salud una información incorrecta o fuera de proporción podría cambiar por completo el diagnóstico de un paciente.

Es por ello que los periodistas tienen la misión investigativa de empaparse de todo aquello relacionado con los temas de salud, antes del proceso de la redacción y la ejecución de las entrevistas. Investigar, leer constantemente y tener las fuentes adecuadas ha sido, es y será crucial para la carrera profesional de cualquier periodista.

 Confidencialidad

Otra parámetro a tener en cuenta a la hora de informar sobre salud en la prensa es la confidencialidad de la información médica, comparable al Off the record de la profesión, referido a que no se puede publicar aquella información pactada con anterioridad con las fuentes, que en este caso son los médicos que no pueden ofrecer el diagnóstico del paciente. Los datos orientativos facilitados por los especialistas en medicina han de servir para apoyar la pieza periodística y abrir nuevos horizontes donde ahondar, pero nunca para hacerlo público.

Teniendo en cuenta lo siguiente, en la promoción de la salud es fundamental una buena comunicación. Es importante entender cómo funcionan estos procesos comunicativos, así como analizar el papel cada vez más activo de los pacientes en Internet y las redes sociales, pues en internet circula mucha información falsa y mitos y es trascendental discernir sobre los mismos y corroborar la información con un experto en medicina antes de hacerla pública.

En este sentido, los especialistas recomiendan a los periodistas que cuando hablemos de ciencia lo presentemos de una forma anecdótica o con base científica, pero siempre respetando la información que se da, especialmente cuando se trata de personas que no son figuras públicas.

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La APPV fija un proyecto de expansión para lograr objetivos como dignificar la profesión del periodista

La asamblea general de la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos (APPV) que se celebró ayer jueves en la que se reeligió por unanimidad a Héctor González como presidente. Además, se aprobó una amplia candidatura integrada por 21 socios en el que destaca la creación de dos vicepresidencias específicas, una de organización y otra de tesorería. La APPV, además, suma diez delegaciones a su ejecutiva entre las que se encuentra la del Colegio Profesional, una de las principales reivindicaciones de esta asociación que ya cuenta con 255 asociados.

Por otro lado, también se aprobó la memoria de gestión del año anterior, en el que destacaron las numerosas reuniones con diferentes colectivos y grupos políticos para impulsar los objetivos de APPV o la I Gala Solidaria a beneficio de la ONG Payasospital. Además, a propuesta de la vicepresidenta de impulso social ratificada por los socios, se acordó que la gala solidaria 2017 sería en apoyo de la Fundación Pequeño Deseo.

La Asociación Profesional de Periodistas Valencianos, que fue constituida en 2011 por cinco socios fundadores, fijó también su proyecto de expansión, que le permitirá ampliar la defensa de sus objetivos, entre ellos contribuir a resaltar la importancia social del periodismo, dignificar la profesión y la titulación de periodista o promover plataformas formativas y encuentros entre compañeros para intercambiar ideas e información sobre oportunidades laborales.

De hecho, se abrió un debate entre los socios asistentes sobre la dignificación del trabajo del periodista, ya que en muchas ocasiones el salario que tienen es irrisorio o, incluso, no llega a pagarse nada. La asociación pretende poner en alza la titulación del periodista, ya que para otras profesiones sí que se pide el título correspondiente y, muchas veces, no sucede así en el periodismo. De ahí la defensa de un colegio profesional.

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Retos de futuro del periodismo

El periodismo está atravesando un momento delicado y se enfrenta a nuevos retos que lo hacen prisionero del fallo estructural del sistema, lo que ha potenciado enormemente la crisis del sector. La falta de recursos y las limitaciones profesionales obligan a los que ejercen la profesión, a las redacciones y a las empresas a vivir un periodismo diferente.

En un momento en el que el periodismo se encuentra en entredicho es necesario hallar caminos diferentes y saber sacar partido a la revolución digital que nos sacude en estos momentos, a internet y a las plataformas 2.0. Los medios de comunicación deben reciclarse y adaptarse a los nuevos tiempos que corren pero, sobre todo, tienen que hacer frente a los desafíos más trascendentales que pasan por dignificar la profesión. En los últimos años, son multitud de profesionales los que han reivindicado el papel del periodismo y los periodistas, fundamental para que una sociedad esté informada de lo que ocurre a su alrededor.

Es por ello que diversas asociaciones de profesionales de la comunicación llevan años uniendo sus voces para manifestar una realidad, que para conseguir lo que se requiere del gremio es completamente necesario que el oficio se ejerza desde la profesionalidad, el rigor y la ética de comunicación, al amparo del código deontológico. Son estos principios los que distinguen el trabajo bien hecho, basados en la actualidad acompañada de datos contrastados, fuentes fiables y parámetros de calidad, los que tiene que tener en cuenta la sociedad, porque la defensa del periodismo es también la de su propia libertad.

Ya en el año 2012 la Asociación de Periodistas de Sevilla inició una campaña para dignificar la profesión y acercarla a los ciudadanos bajo el lema #soyPeriodista, con el obejtivo de recuperar la confianza en el periodismo y en sus valores básicos en una democracia.”Nos debemos a los ciudadanos, a los que tenemos que ofrecer un trabajo de calidad.”

El conocido lema, ya clamado en varias ocasiones por distintas asociaciones de periodistas ‘Sin periodismo no hay democracia’ es mucho más que una simple frase reivindicativa, porque si los medios de comunicación no cuentan con un estándar de calidad acorde al servicio que ofrecen, la información que se transmite es peor, de manera que perjudica a la sociedad que, al final, se ve desinformada.

Es por ese motivo que la asociación de Burgos, de Sevilla y de Valencia, entre otras, consideran que los periodistas deben poner en valor la importancia de su trabajo y luchar por dignificar la profesión. En este sentido, la calidad se convierte en la máxima premisa de los retos futuros del periodismo y será a lo que deberán seguir haciendo frente los profesionales, además de utilizar, como ya están haciendo, nuevos recursos para contar historias de interés. En este sentido, desde La Asociación de Periodistas de Burgos señalan que “aunque la tecnología ha cambiado el día a día del profesional, la esencia del periodismo sigue siendo la misma, el oficio de contar las cosas.”

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La difícil tarea de informar durante una catástrofe natural

Lluvias torrenciales, terremotos, grandes incendios forestales y nevadas que dejan incomunicadas a ciudades enteras son las principales catástrofes naturales que asolan al planeta y a las que los medios de comunicación dedican grandes espacios en sus informativos y gran cantidad de páginas en los periódicos. A ello se ha unido la información y desinformación que se vierte en redes sociales y que ha generado más de un disgusto a un periodista que ha dado un bulo como válido.

Ante la confusión que se genera en redes sociales y la dificultad de informar sobre esta materia: cómo puede comunicar un periodista para que no se desvirtúe y pueda ofrecer información veraz en una situación de estas características.

En primer lugar, debe dirigirse a las fuentes oficiales. Por mucho que se pueda pensar que éstas van a minimizar u omitir datos, lo cierto es que un canal oficial cuenta con los medios idóneos para que le hagan llegar los datos de forma correcta. Hay que tener en cuenta que ante una catástrofe natural no debe existir ideología política alguna, puesto que se trata de actuar para salvar el mayor número de vidas o la naturaleza.

Un ejemplo son los incendios forestales en los que no se suele ofrecer un dato de hectáreas quemadas hasta que el perímetro no está como mínimo acotado, aunque sería más acertado darlo cuando el incendio esté controlado. Un periodista debe conocer el significado de estos términos y saber que, en este caso, aunque esté perimetrado puede que algún rescoldo salte a una zona no quemada y ampliar la zona afectada. De ahí que muchas veces se busquen datos de hectáreas de otras fuentes que luego no corresponden con los que la Administración ofrece a los medios cuando ya están seguros que el fuego no puede avanza, o es raro que lo haga.

Asimismo, las fuentes oficiales no se van a hacer eco de los bulos ni de nada que no provenga de la policía, bomberos u ONGs que se dediquen al salvamento. Otra cosa será luego el cariz político que pueda alcanzar el asunto pero, mientras la emergencia está sucediendo, el periodista debe ser cauto y contrastara bien los datos, un punto crucial a la hora de informar.

Las redes sociales se inundan de fotos de casas en llamas, de riadas que asolan todo aquello que pasa, de puentes derruidos en un terremoto. Pero, ¿estamos seguros que pertenecen al suceso del que se está informando? Nunca se debe dar por válida una imagen que no tenga lugar, fecha y hora, todo ello contrastable. Sigamos con el ejemplo de los incendios forestales: un periodista da por válida unas fotografías subidas a Twitter de viviendas quemadas sin fecha, ni hora ni lugar indicando que son del incendio que está activo en esos momentos. Y las da por válidas. Sin embargo, resultan ser de otro incendio de otro continente y lo único que se ha pretendido con esas imágenes es o hacer daño o desconcertar.

En cuestión de unas pocas horas una situación puede cambiar por lo que, insistimos, es muy importante que las imágenes que se recojan de las redes sociales cuenten con todos los datos. Lo mismo sucede con los testimonios que se quieran obtener u otros datos de dudosa procedencia.

Durante una catástrofe mucha gente sufre. Por ello, el periodista debe ser responsable con aquello que escribe y no debe caer en el amarillismo que estas situaciones ofrecen, sobre todo, si hay fallecidos. Evitar imágenes de las personas que hayan perdido la vida y esperar a que la familia conozca qué ha sucedido es una labor ética que todo periodista debería de realizar.

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Eugenio Viñas: “Lo que verdaderamente genera tráfico es el contenido de calidad”

Eugenio Viñas es uno de los periodistas pioneros en estrategia Social Media. Allá por el 2009 comenzó con un grupo de amigos informáticos desarrollando una red de blogs con contenidos periodísticos basada en el posicionamiento SEO en un momento muy diferente al actual. En cuestión de horas, gracias a su estrategia digital, conseguían posicionarlos mejor que los grandes medios de comunicación, que no atendían esta cuestión. El éxito de esa red de blogs llevó a Valencia Plaza a contactar con él, por Twitter, y ficharlo para su redacción como responsable de Cultura, así como de su posicionamiento online en buscadores (SEO) y Social Media Manager desde 2011. Hablamos con él sobre la profesión, el paradigma actual y los retos a los que se enfrenta el periodismo.

Cada vez proliferan más medios digitales que no dependen de un medio tradicional, ¿por qué crees que se está dando este fenómeno?

Se basa en la estructura económica. Hablando de negocio puramente, es un negocio que siempre ha estado sujeto a leyes de origen industrial y su acceso al mercado ha sido siempre limitado. Esto ha propiciado que Internet haga con el periodismo lo mismo que hace con otros frentes, desmontar todo y romper mercado abriéndolo a operadores infinitos. Por eso, es normal que actualmente haya mucha gente capacitada para hacer este oficio, pues se están haciendo mejores contenidos que nunca, pensados para un eje digital.

¿Qué parámetros crees que condicionarán el futuro de los medios digitales?

La movilidad tecnológica. Hace 10 años Myspace era una multinacional gigante, la primera red social de calado internacional que generaba unos tráficos económicos impresionantes y, a día de hoy, está absolutamente desaparecida. Digo esto porque hay que entender que vivimos en un estadio de movilidad tecnológica muy distinto al vivido por nuestros compañeros. Pero más importante que esto es saber que si algo genera visitas y tráfico es el contenido de calidad y para generarlo, yo que soy un absoluto enamorado del oficio, considero que se consigue con investigación, recursos y mucho amor propio por la profesión, porque el periodismo está por encima de todo. Y si queremos generar audiencia lo más importante es que hagamos buenas noticias, que estén bien elaboradas, contadas, que sean verdaderamente influyentes, por supuesto que estén contrastadas, y que tengan el mayor número de recursos técnicos y humanos para conseguirlo.

¿Dista mucho la calidad de un medio actual digital de la de uno tradicional?

Los grandes medios cada vez tienen más peso en Internet. Están convencidos moralmente de que su camino pasa por ahí en 2016. Les ha costado unos 15 años aceptarlo pero saben que su posición de marca sirve para ello. Me sorprende que los medios tradicionales cada vez tengan más peso, porque ellos son los primeros que han denigrado sus marcas a través de las redes sociales y sus contenidos. No existe ningún medio tradicional de referencia de los años 90 que no se haya abandonado o abrazado la basura de publicar noticias irrelevantes, sin contrastar o exentas de interés periodístico. Es muy curioso como los medios digitales son mucho más respetuosos con su imagen, por ejemplo, grandes medios a nivel nacional como El Confidencial o Vozpópuli cuidan mucho su marca, pese a que tienen que generar mucho tejido de audiencia para mantener las monumentales redacciones que tienen. No obstante esto, las grandes cabeceras todavía tienen un gran peso en internet y siguen siendo prescriptoras de marca.

Existe la convicción de que Internet es un medio donde sólo tiene cabida la noticia, y no el periodismo de análisis o interpretativo.

Por supuesto que sí tiene cabida y sobre todo aunque no lo parezca, medios como los citados anteriormente o Valencia Plaza, asumen que una parte de su recorrido económico es invertir en convencer a la gente de que se puede hacer periodismo de calidad diariamente en un formato digital y de que el canal no tiene nada que ver con el resultado. Pero, ¿está calando en la sociedad que un periodista digital ofrezca contenido de calidad, siendo gratis o con una cuota de pago, cuando todavía no ha salido en la calle? Yo creo que se está demostrando que sí, porque somos capaces de generar calidad. De hecho, poco a poco se está rompiendo la percepción o la idea que se tenía de que un medio de comunicación online es sinónimo de fusilar la noticia, ser un repositorio de agencias, etc.

Se dice que con el periodismo ciudadano la profesión ha quedado relegada a un segundo plano, ¿qué opinas?

Yo no creo en el periodismo ciudadano, porque considero que si una persona graba un vídeo y lo cuelga, lo que ha hecho es un vídeo. Aunque su valor periodístico será muy alto seguramente, porque nos ayuda a visualizar algo que ha sucedido en una sociedad evidentemente audiovisual, no es periodismo.

¿Qué puede aportar el periodismo en la red que no pueda hacer un medio tradicional?

El periodismo en la red es mucho más enriquecedor o de mayor impacto a la hora de transmitir noticias porque podemos aportar gráficos, interactivos, música, vídeos, podcast, interacción social, ampliación de fuentes a partir de una primera noticia que se va enriqueciendo con testimonios posteriores, hasta videojuegos. Con lo cual es un lugar mucho más interesante y desarrollado, siempre que haya recursos para aprovecharlo, que el medio de comunicación tradicional que obviamente es unidireccional.

Ahondando más en la profesión periodística, ¿cómo explicarías la evolución entre un periodista tradicional y uno digital?

La profesión periodística en España sigue siendo muy romántica por la gente que de verdad tiene vocación por su oficio. Aunque tenemos pocos referentes de la cultura popular como puede ser el caso del año pasado de la película Spotlight, donde alguien cuenta de manera fácil a la gente, más o menos, lo que sería un trabajo de investigación, la dedicación y el esfuerzo que supone sacar una historia adelante. En este sentido, creo que el periodista de antes y el de ahora tiene los mismos valores: mucha inquietud, supeditar su vida personal a la profesional porque sabe que no va a tener suficientes historias sin llevarse por delante una parte muy considerable de su vida, porque este oficio supone mucha dedicación y esfuerzo. Pero para mí ha sido muy emocionante ver cómo profesionales del ámbito tradicional se han ido adaptando a las nuevas formas. Han aceptado que reciclarse no es un mantra, sino una obligación, porque tienen que estar constantemente activos en el cambio de ritmos y en la lectura de otro tipo de contenidos, al igual que en el uso de otros canales. A partir de ahí, en esencia, creo que lo que seguimos haciendo es muy parecido al oficio que se podía hacer en España desde los años 20 porque se necesita la misma pasión y entrega, tener colmillo para pelear una noticia, habilidad con las fuentes y para escribir, que hace 30 años. Los canales cambian y es cierto que la movilidad tecnológica e inseguridad laboral influyen muy fuertemente en el periodista de hoy pero por lo demás, los valores son iguales.

¿Qué opinas del periodismo móvil y de que los periodistas estén utilizando herramientas como esta para contar historias y enriquecer los hechos?

Las herramientas nunca trascienden el tiempo del periodista, éste lo trasciende los contenidos de calidad y su buen oficio, pero que lo haga en Snapchat, Instagram Stories, con un palo selfie o cualquier otra herramienta para mí tiene un valor transitorio. Lo que hace es estimular a una audiencia, y lo que hacemos es lo que se ha hecho siempre en el oficio, meter las narices allá donde se puede contar historias. Yo puntualmente he utilizado diversos canales para contar algún hecho pero son estaciones de paso, porque lo importante es que la historia esté siempre bien desarrollada periodísticamente.

Según tu dilatada experiencia, ¿cuáles son las claves para generar contenido exitoso en la red?

Contenidos de calidad, inéditos, contrastados y contrastables, enriquecedores, cortos, sintéticos, eficaces y con capacidad de generar crítica y un interés mayor por el tema que se está abordando.

¿Qué ventajas saca un periodista del uso de Twitter?

Es un lugar donde yo me inspiro mucho y me asomo a muchas conversaciones interesantes, a las que no tengo acceso. Por tanto, me enriquece mucho, casi como un escaparate, porque yo veo pasar cosas y después las interpreto. Digamos que Twitter puede desencadenar o lanzar alguna conversación o tema interesante pero no puede ser la única fuente para desarrollar un tema, desde luego no lo es.

¿La rapidez con la que transmitimos la información está haciendo que no se contrasten bien la fuentes?

La pelea por la rapidez, desde mi punto de vista, sólo le pertenece a la persona que está justo donde está sucediendo el hecho en cualquier ámbito y puede contarlo en un tweet o un periscope, y a quien tiene muchísimos recursos para tener a un equipo humano en las últimas horas, es decir, los grandes medios. Pero en el caso de los medios regionales me parece un completo absurdo pelear por la última hora, porque es una competición donde hay muchos periodistas esperando y supone una pérdida de recursos. Por tanto, este apartado informativo considero que le pertenece a los grandes medios.

Por último, ¿cómo ves en un futuro el periodismo y a qué retos nos enfrentamos?

Los grandes grupos editoriales están atenazados porque han ido pasando a manos de empresas financieras y éstas buscan rentabilidad. Este binomio en 2016 es algo complejo, porque para que un periódico sea rentable hay que invertir en innovación y recursos humanos. Entonces, los grandes medios tienen que aprender a ser rentables sin dejar de hacer el producto de calidad que hacen pero en el mundo de la explosión digital. Para ello, los medios tienen la tarea de consolidarse como estructuras económicas viables, que permitan el desarrollo del trabajo periodístico y contenidos sin ningún problema.

Written by @InGabarda
Photo by Eva Máñez / @valenciaplaza
periodismo móvil

Qué papel ocupa el periodismo móvil en la actualidad

El periodismo ha consistido desde siempre en contar historias dentro y fuera de la redacción, no obstante el escenario actual dibuja un nuevo modelo debido a los avances en tecnología y a la inmediatez de la información. Lo que antes tardaba días en llegar, ahora llega en un segundo por la red.  Y un segundo es justo lo que necesita un periodista para informar sobre un hecho acontecido, a través de su móvil.

Los medios de comunicación han adaptado sus rutinas de trabajo a este vertiginoso cambio. Los titulares de prensa han pasado a 140 caracteres en Twitter y los medios alimentan sus canales con información de última hora, lo más reciente y viva posible para hacerla llegar a la sociedad. Lo que ha llevado a los profesionales de este oficio a exprimir al máximo las posibilidades de los servicios periodísticos.

En este sentido, las nuevas tecnologías son un valor añadido para el periodismo ya que permiten expresar una información en diferentes plataformas, con un mayor atractivo para la audiencia. El despliegue de medios ha proporcionado, por tanto, una mayor calidad técnica al material informativo, que siempre ha estado supeditado a la importancia del hecho noticioso. Tanto es así que los periodistas han adaptado sus contenidos a las herramientas disponibles en el mercado para enriquecer la información. De esa forma, son cada vez más visibles en los medios vídeos cortos explicativos, gráficos interactivos, incluso aplicaciones sociales que recogen de forma fragmentada una historia, como es el caso de storify.

Renovarse o morir

Un dicho manido pero completamente cierto. Los profesionales de la comunicación tienen que reciclarse y actualizar sus conocimientos en este constante cambio, donde la velocidad la marcan las nuevas tecnologías. Y es que los datos son devastadores, en internet se generan cada 60 segundos 433.000 tuits. Una cantidad ingente de información que deja al periodista la labor más importante,  la de seleccionar, reproducir y producir nuevos contenidos interesantes para la sociedad. Una tarea que ya se realizaba en los medios tradicionales pero que ahora con la saturación de información ha cobrado más peso, si cabe.

Nicolas Becquet, experto i-reporter instauró hace algunos años lo que denominó el Kit de reportero total. Entre sus recomendaciones incluía el móvil, la tablet, smartphones y múltiples accesorios, que tienen ahora un lugar importante ya que disponen de resoluciones y ópticas de gran rendimiento. Asimismo, algunas apps como storymaker o bambuser también tienen un papel importante en este nuevo rumbo del periodismo.

StoryMaker: Es una nueva aplicación de código abierto que tiene el objetivo de crear fácilmente historias en vídeo para después compartirlas con seguridad.

-Bambuser: se popularizó en Egipto y Siria con las protestas de la Primavera Árabe. A través de esta aplicación se hicieron llegar imágenes del bombardeo de la ciudad de Homs y por ello fue bloqueado por el gobierno. Una herramienta intuitiva, fácil de usar que permite sincronizar tu cuenta de twitter.

-Snapchat: Aunque todavía prematuro para los medios españoles, ya alcanza mejores cifras que Twitter o Facebook. De hecho, medios consolidados como la CNN, The New York Times, Cosmopolitan o National Geographic ya la utilizan para llegar a los más de 100 millones de usuarios activos diarios que tiene Snapchat actualmente.

Written by @ingabarda
Photo by @Marga_Ferrer

 

 
redacción 2.0

Cómo debe ser una redacción 2.0

Y no nos referimos a que se debe tener Internet. El periodista que se dedique a la redacción 2.0 debe estar, ante todo, preparado para los retos que día a día surgen en el entorno digital. Así pues, se tiene que formar continuamente sobre las herramientas que vayan surgiendo para estar totalmente a la última. La evolución 2.0 es incesante, y si la formación no es constante, se entrará en una espiral de rutinas tradicionales, poco innovadoras y obsoletas.

El mundo del periodismo se ha transformado sustancialmente en los últimos años, como ya sabemos. E, incluso, casi a diario surgen novedades en la comunicación 2.0. Por eso, el periodista debe ser ágil y rápido, investigando todo aquello que vayan surgiendo, desde redes sociales más innovadoras como Snapchat, hasta conocer los entresijos de la redacción 2.0.

Asimismo, los periodistas deben saber conversar y dialogar en las redes sociales. La web pasó del 1.0, prácticamente unidireccional, a la 2.0, bidireccional gracias al auge y consolidación de las redes sociales. Los medios de comunicación también han debido adaptarse a esta coyuntura, puesto que su comunicación también era unidireccional e Internet ha dado paso a lectores que opinan y critican.

Una redacción 2.0 implica saber informar en directo. Para ello, además de conocer las fuentes y las herramientas necesarias, hay que ser rápido para contar lo que sucede en tiempo real. Los hashtags son fundamentales, pues permiten que los seguidores puedan seguir la temática de la que se informa. El valor añadido del periodista, en este sentido, es el saber contrastar la información para ofrecer una noticia fiable a la par que inmediata.

Por otro lado, a la hora de redactar un texto en formato digital, hay que tener en cuenta algunas pautas. Una de las más importante nos la brinda el hipertexto, ya que si se crean hipervínculos el lector puede conocer los antecedentes, ampliar la noticia y conseguir información adicional a la que se proporciona en el mismo texto.

El hipertexto no tiene porqué conducir a otros formatos escritos puesto que las posibilidades audiovisuales de Internet hacen que la información sea, a su vez, vista y escuchada. Se puede enlazar a podcast, a videos, a infografías o a un pdf descargable. Incluso todos estos elementos pueden incrustarse en el cuerpo de la noticia o post, de manera que las posibilidades de lenguaje que se abren son múltiples, abarcando así todos los medios posibles.

Finalmente, hay que tener en cuenta que el lector de medios digitales pasa menos rato leyendo, por lo que el texto debe ser ágil y más corto que en un medio en papel. Además, debe incluir negrita y, cuando lo ocasión lo requiera, apartados. Y, sobre todo, contenido de calidad.

Insolvencia medios

¿Asistimos a un cambio en la gestión de los medios tradicionales?

Que el periodismo ya no es lo que era lo saben tanto los profesionales como las audiencias. La crisis ha pasado como un rodillo por un sector que no sólo se ha visto reducido a cenizas, sino que además y a diferencia de otros no muestra indicios de recuperarse. Todo lo contrario. La mayoría de los expertos señalan que cualquier cosa que venga después será bastante distinta a lo que se conocía hace unos años.

A la caída acumulada de los ingresos por publicidad cercana al 70% en menos de una década y los costes del papel, impresión y distribución disparados ha habido que sumar la irrupción de internet y las nuevas tecnologías. Las fronteras de la inmediatez y valores como la autoría, la primicia o la exclusividad se han diluido hasta dibujar el panorama que actualmente encontramos. 12.200 puestos de trabajo menos y 350 medios desaparecidos después, lo que queda es en su mayor parte precariedad, sobreatribución de competencias disfrazada de multidisciplinaridad (eufemismo para definir la explotación) y la consecuente pérdida de calidad.

Internet ha permitido maquillar las cuentas de algunas publicaciones o hacer contenidamente rentables a otros de reciente creación, pero desde luego no para revertir la situación de los grandes buques insignia de la prensa española, asolados por expedientes de regulación de empleo que se repiten cíclicamente, reducción de contenidos y ajustes impensables hace sólo unos años.

Así, el cambio en la gestión ha sido obligado y más que lo será en un futuro inmediato. Tanto en la parte financiera como en la productiva. Se acabaron los tiempos de vino y rosas en los que directivos, jefes de sección y de rebote algún que otro redactor disponían de recursos prácticamente ilimitados para conseguir a cualquier precio la noticia. Dietas de desplazamiento para coberturas ‘in situ’, kilometrajes o tarjetas de saldo profundo para relaciones públicas. Y eso que algunos todavía se resisten y son capaces de gastar en una botella de vino lo que le niegan a una sección para un redactor a tiempo completo. Hoy impera la austeridad obligada y ni siquiera con ella se prevé que las cosas cambien. De hecho ya hay quien alerta sobre la “autonomización” de la profesión. De la compaginación con otras actividades, con lo que ello supone.

Incluso el repunte anteriormente señalado en el ámbito ‘on line’ tiene sus amenazas. La alimentación de las redes sociales por parte de los mismos medios como fuente de entrada de tráfico han contribuido a hacerlas crecer tanto que los está fagocitando. Hasta tal punto que los inversores en publicidad se están saltando al intermediario que la prensa era para pasar a difundir directamente sus contenidos.

Todo apunta a que una apuesta seria por la reconversión al nuevo contexto, la utilización de los nuevos formatos y la diferenciación del contenido a través de la calidad podrán arrojar algo de luz sobre los viejos medios. Algo que ni siquiera así está garantizado.

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Albufera

El periodismo ambiental resiste

Una de las consecuencias de la crisis económica ha sido, sin duda, el descenso de profesionales en la redacción de los medios de comunicación. Este hecho ha influido directamente en que los periodistas especializados tengan que cubrir más temáticas y puedan dedicar menos tiempo a profundizar en las fuentes y en las investigaciones.

El periodismo ambiental ha sido víctima de esta situación. Los periodistas ambientales han trabajado mucho durante muchos años para que esta información fuera reconocida como cualquier otra sin caer en el ecologismo, ideología con la que muchos compañeros han confundido esta especialidad. Y las circunstancias han borrado del mapa los suplementos ambientales de las grandes cabeceras del país, como El Mundo, El País o ABC.

Las Asociación de Periodistas Ambientales (APIA) trabaja por fortalecer la profesión celebrando un congreso cada dos años en el que se destacan iniciativas y se dialoga sobre la importancia de mantener el medio ambiente en la agenda de los medios. El Premio Nacional de Medio Ambiente ha sabido reconocer esta labor. Gustavo Catalán (El Mundo), Silvia García (Antena 3), Javier Grégori (Cadena Ser), Antonio Cerrillo (La Vanguardia), José María Montero Sandoval (Canal Sur) o Arturo Larena (Efe) son algunos de los periodistas que han recibido esta mención.

Son personas que durante años han dedicado todo su esfuerzo a formarse para luego informar con precisión. La información medioambiental no desaparece porque no genere anunciantes en los medios de comunicación. Las negociaciones climáticas internacionales, los desencuentros geopolíticos originados por recursos naturales o las normativas que afrontan la presión de las multinacionales continuarán día a día y la sociedad necesita periodistas que conozcan el contexto para informar rápida y adecuadamente.

Photo by @Marga Ferrer
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La obsolescencia de las facultades de comunicación de cara a las nuevas tecnologías

Suele ocurrir cada cierto tiempo que la realidad obliga a modificar los programas universitarios. Algunos se empeñan en dar la razón a los que afirman que el periodismo se aprende ejerciéndolo aplazando el cambio más de la cuenta. Que nada tiene que ver lo que se estudia en las facultades de comunicación con el día a día de una disciplina que tiene más de oficio que de profesión. Sea así o no, lo cierto es que en la actualidad nos encontramos inmersos de pleno en uno de esos ciclos de cambio necesario.

De la misma forma que las promociones de las dos últimas décadas del pasado siglo vivimos la revolución de los ordenadores personales, los programas de maquetación, los editores de texto, los sistemas en red o los albores de Internet, los estudiantes de hoy en día difícilmente encuentran en sus libros aquello con lo que luego se topan en redacciones, emisoras, estudios y salas de producción de la información en cualquiera de sus vertientes.

Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que tener acceso a un Mac, una cámara, una mesa de montaje o un simple micrófono era todo un privilegio y más bien una odisea para la mayoría de aprendices. Muchas universidades supieron verlo y enfocaron rápidamente sus programas hacia la práctica, creando sus propios medios por los que los futuros licenciados tenían que pasar obligatoriamente durante un número de horas para aprobar las asignaturas.

Hoy, todo estudiante tiene todos esos adelantos técnicos en su ordenador portátil o incluso en su smartphone, con la posibilidad de emitir en directo desde cualquier lugar en el que se encuentre. Se trata de una de las claves del profundo cambio del ejercicio del periodismo. Una modificación súbita y completa del paradigma que ha dejado atrás a muchos profesionales con décadas de trayectoria que no han sabido adaptarse. Lo mismo ocurre en las facultades.

Por eso se hace más necesario que nunca que las universidades sigan siendo ese templo del saber donde los futuros informadores puedan adquirir una profunda formación cultural y humanística, pero también técnica. Es ahí donde las actuales herramientas juegan un papel fundamental. Redes sociales, instrumentos de analítica, de observación, Big Data y, lo que es más importante, la comprensión de las nuevas reglas del juego, con sus tiempos y peculiaridades tras una crisis que ha arrasado a gran parte del sector pero que ha generado múltiples oportunidades para nuevas fórmulas, deben ser puestas a disposición del estudiante.

Foto: Marga Ferrer