El periodismo vive inmerso en un permanente proceso de renovación, lo cual no deja de ser un hecho radicalmente lógico: el periodismo es cambio porque se dedica, precisamente, a dar buena cuenta de los cambios que nos rodean. Se nutre de la mutabilidad y necesita renovarse de manera permanente para llegar siempre a tiempo a retratar esa condición.
Ocurre que el momento presente, cambiante, volátil –líquido, que decía Zygmunt Bauman– está muy atravesado por lo audiovisual, y el periodismo tiene gran parte de culpa al contarlo y al fomentarlo. Un ejemplo: en este escenario ha surgido el Vox Video Lab, un nuevo programa de membresía en Youtube en el que se agita la bandera de la innovación desde una compañía acostumbrada a refrescar los cimientos del cuarto poder.
The Lab ofrece a la audiencia de este medio referente la posibilidad de involucrarse más en sus contenidos para Youtube. Lo hará mediante comentarios de los directores, imágenes de detrás de las cámaras, recomendaciones de contenido por afinidad, acceso a chats con los creadores de este material e incluso participación en el consejo asesor del formato.
Por una cuota mensual mes, cada consumidor-miembro del proyecto podrá, a través del consejo citado, enviar comentarios y profundizar en el proceso editorial, comenzando incluso por las reuniones mensuales de la junta. No es periodismo inmersivo a nivel técnico. No es 360º ni VR; es mucho más: se trata de dirigir el contenido para obtener la información que realmente nos interesa, y no la que un medio decide que nos interesa.
Vox Video Lab ha visto la luz gracias al apoyo de la Iniciativa de Noticias de Google (GNI), una iniciativa que ayuda las salas de redacción y asociaciones a fortalecer sus capacidades de vídeo online y experimentar con nuevos formatos para el vídeo periodismo.
En este caso concreto, Vox es uno de los 87 destinatarios seleccionados de cientos de organizaciones en todo el mundo.