Ya sea por herencia o por capricho vintage, aún nos cuesta enfocar eventos con repercusión potencial alejados de las plataformas online. Pensamos siempre en el evento face 2 face, en las preguntas hechas a mano alzada, en el networking de los encuentros, en las relaciones públicas a golpe de Bic y en la evaluación de la buena o mala repercusión de la cita por el número de sillas ocupadas. Tics multidisciplinares que salpican a todos los sectores, desde los más tradicionales a los más ‘estartaperos’. Quizás los tres meses de confinamiento forzado por la situación sanitaria puedan haber servido para ayudarnos a reflexionar sobre la capacidad tolerable de la comunicación online para ser tan eficaz como la que se plantea en escenarios tradicionales como los descritos.

Más importantes son las ideas, las personas, los argumentos, la oportunidad, la novedad o la especialización llevada a la discusión constructiva que el contenedor que las acoge o la vía de transmisión que utilicemos para darlas a conocer, para divulgar conocimiento. Los requisitos para convertir en obviedad el recurrir al ámbito online tecnológicamente ya están a nuestro alcance desde hace una década, las personas que desarrollan apps para que sea posibile son protagonistas en sí mismas del nuevo escenario y los protagonistas que alimentan una cita, evento o encuentro online con sus razonamientos, argumentos y especialización se erigen en los albaceas de la oportunidad. Expertos que crean, expertos que debaten, expertos que difunden. En la tercera pata es donde la comunicación online crece y adquiere capacidad de repercusión e influencia.

Las plataformas como Skype, Hangouts, Teams, Zoom hacen posible la concreción y la plasmación abierta o cerrada entre protagonistas; las redes sociales su transmisión en directo a tavés de Youtube, Periscope, Instagram o Facebook Live y su posterior dinamización con los protagonistas, el hashtag elegido y el público asistente a las sesiones con sus comunidades online; y los blogs y medios de comunicación, su difusión a audiencias segmentadas por áreas de interés temático consecuencia de la buena labor del PR para entregar los contenidos relacionados con los eventos online que sean potencialmente de interés para los receptores de la información.

Todo online. Sin más inversión que la de apostar por plataformas estables, conexiones adecuadas, realización profesional, producción para formar un atrezzo y elenco de nombres interesante relacionados con la especialización de la organización o empresa, y buenos profesionales de la comunicación, el marketing y el periodismo para conectar con las audiencias que no accedan en directo al evento.

No es ciencia ficción, es poder hacer las cosas bien con las facilidades tecnológicas que contamos. El resto, armarse de profesionales en torno a una excusa creíble con el presupuesto adecuado. Un presupuesto siempre bastante inferior, pero bastante, al que siginifca apostar por los mismos estándares de calidad en citas tradicionales offline. A las crisis, asentamiento y consolidación de nuevas formas de comunicar con base online.