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Vídeo marketing para pymes y autónomos

En el terreno de las redes sociales vinculadas a una decisión de compra reina el vídeo y, en el de la comunicación de productos y servicios de pymes, el contenido audiovisual se ha convertido en ingrediente necesario para la conversión y la captación de clientes. Precisamente, la pasada edición de iRedes, celebrada en Burgos, incluyó un taller explicativo de las nuevas tendencias de vídeo marketing, impartido por Miguel Figuera, que sirvió para extraer algunas de las claves de este recurso informativo y promocional que conecta directamente con las audiencias potencialmente interesadas en los productos y servicios que, desde la empatía, puede ofrecer la pequeña empresa o el autónomo.

¿Qué incluir en estos vídeos? ¿Cómo poder compartir con un presupuesto limitado una actividad audiovisual recurrente del día a día de la pyme? Rescatamos algunos consejos que recogimos en aquella cita sobre el marketing de guerrila para vídeo marketers:

1.- Perder el miedo. El mejor prescriptor del servicio o del producto que comercializa es el propio autónomo, quien puede explicar las funcionalidades de su catálogo en primera persona. Para ello, es imprescindible que se quite el miedo y que comience a ponerse delante de la cámara de su smartphone, haciendo pruebas de las novedades que ofrece a sus clientes Aplicando el mismo estilo a un canal modesto en Youtube, podrá abrir las puertas de su negocio online como si de un local a pie de calle con demostraciones en el escaparate se tratara.

2.- Testimonios de clientes. La credibilidad aumenta si se comparte la experiencia en primera persona del cliente satisfecho con el producto, la compra o el servicio contratado. Un recurso espontáneo, más que medido o cargado de artificialidad. En este sentido, por encima incluso de la calidad de la imagen, prima el contenido experiencial que cuente la persona que quiera aportar su paso por la pyme.

3.- Demostraciones de productos y servicios. El objetivo de este capítulo es que sea el propio vendedor quien desembale un producto, enseñe el kit a su audiencia y explique las ventajas o novedades que incorpora respecto a versiones anteriores. ¿Por qué no emular la fórmula que utilizan grandes youtubers de canales de DIY, booktubers o gamers para los productos y servicios que vende una pyme a través de su canal de Youtube?

4.- Tutoriales y agradecimientos. A la categoría anterior, es recomendable incorporar tutoriales más detallados de uso o funcionamiento del producto o servicio que ofrece la pyme; así como los agradecimientos propios del contexto social en que nos movemos.

Según Figuera, de cada 1.000 reproducciones, la estadística indica que se producen 3 ventas. Si, además, el autónomo hace un trabajo en paralelo al que realice en el resto de sus canales de difusión con la palabras clave que utiliza su consumidor para localizar los productos y servicios que ofrece; si apuesta por una duración breve, en el que primen los criterios de la concisión, la claridad y la presentación al grano de los argumentos de venta; así como la interacción con el cliente potencial, a través de una respuesta ágil a sus preguntas, la pyme proyectará más credibilidad si cabe.

Asimismo, apostar por nuevos cauces audiovisuales basados en la conversación, la transparencia y la inmediatez, como Snapchat o Periscope, “el arma definitiva para el vídeo marketer en 2016”, puede significar saber pegar primero en los canales que van complementando a Facebook o Youtube en el lenguaje audiovisual que tienen las pymes a su disposición para conectar con las necesidades de su audiencia.

Datos a tener en cuenta: el 74% de los denominados millenials (nativos digitales) considera que el vídeo les ayuda a decidir en su día a día, el 78% del contenido total que se consume en internet tiene forma de vídeo; el 65% de las visitas que recibe una web procede del lenguaje audiovisual, desde plataformas como Facebook o Youtube.

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Claves para efectivos y atractivos titulares en redes sociales

“Siempre hay que agarrar al lector por el cuello en el primer párrafo, hundirle los pulgares en la tráquea en el segundo y mantenerlo entre la espada y la pared hasta la última línea”. La cita del escritor Paul O’Neil, recogida por David Randall en esa obra de culto en las facultades de Ciencias de la Información que es “El Periodista Universal” puede sonar algo agresiva en nuestros días, pero sigue recogiendo la esencia de una de las técnicas más difíciles de la redacción de noticias: el titular. Esa suerte periodística a la que los manuales de estilo de referencia y sus autores han dedicado miles de páginas sin que haya unanimidad en la receta más que en una cosa: se trata de una de las técnicas más complicadas sólo dominable a base de mucha práctica.

La capacidad de condensar la esencia de un contenido en sólo una frase es un arte al alcance de los alquimistas de la palabra y para el que hay que superar múltiples barreras. La fundamental es el espacio. El encorsetamiento del molde impuesto en su día por la imprenta, hoy en día todavía vigente en el libro de diseño que tantos quebraderos de cabeza y pronunciamiento de blasfemias ha provocado en las redacciones de medio mundo, por mucho kerning y tracking con el que se pueda jugar. Esa es la verdadera causa de que el encabezamiento de un artículo esté precisamente articulado de una forma y no de otra aparentemente más sencilla y profusa que a los ojos del lector pudiera parecer.

Podría parecer que Internet y su “ancha es Castilla” en lo que a la extensión del espacio se refiere acabarían con la necesidad de dominar su confección. Nada más lejos. En un contexto caracterizado por la abundancia de medios informativos, una instantaneidad nunca vista y marcada por las peculiaridades de los dispositivos de lectura, el titular se ha convertido más que nunca en el principal reclamo para, como decía Paul O’Neil, “agarrar al lector”. Si hay un campo donde se libre esa batalla es en el de las redes sociales y, nuevamente, tampoco aquí es tarea sencilla lograr nuestro cometido.

Estos son algunas claves a tener en cuenta:

  • Claridad, sencillez y concisión para resumir la máxima información posible en el menor espacio posible.
  • Usar estructuras gramaticales simple con la estructura sujeto – verbo – predicado y evitando la subordinación innecesaria.
  • Mencionar a los protagonistas de la noticia (@) para, en redes como Twitter, reducir espacio y de forma general conseguir más repercusión en forma de viralidad.
  • Utilizar #hashtags siempre que sea posible para encuadrar el contenido en su temática, pero sin caer en su uso indiscriminado. Una búsqueda previa puede ser de gran utilidad.
  • Ser extremadamente pulcros en lo que a ortografía y sintaxis se refiere. Evitar abreviaturas (‘xq, xa, k’) y respetar los signos de acentuación y puntuación.
  • Usar preguntas llamando a la acción para fomentar la participación para lograr así más comentarios y, por ende, mejorar los parámetros de ‘engagement’.
  • Acompañar el mensaje de fotografías de calidad. Está demostrado que aumenta considerablemente la atención al mensaje y su difusión.
  • Sugerir que hay información interesante más allá del titular para conseguir clicks en el enlace.

No obstante, se trata de simple consejos que de forma independiente pueden ser inefectivos. Lo mejor es adecuarse a las particularidades de cada red social, el contenido y observar cómo se comporta la audiencia para tomar nota de lo que funciona y lo que no. Leer buen periodismo, rescatar los libros de estilo e intentar imitar a los mejores puede ayudar. Al fin y al cabo, David Randall nunca dijo que esto fuera fácil.

Posted by @ivan_munoz
Photo by @Marga_Ferrer
Pelegrini Marga Ferrer

El amarillismo en el periodismo deportivo

Guardias interminables en la puerta de la finca Cantora o de un piso del barrio de San Blas a la caza y captura de alguna declaración de Isabel Pantoja o Belén Esteban. Como ésta casi nunca solía llegar, se estiraba al máximo el material audiovisual. Piezas de minutos a base de repeticiones, música y mucha postproducción elevando a la categoría de noticia un simple gesto, mirada o expresión. Algunos programas encontraron una mina en este formato. Una adaptación de las páginas de papel couché a la televisión que era tan cuestionable como rentable en términos económicos y de audiencia. Todo un filón del que posteriormente se alimentaban tertulias a base de gritos, histrionismo y mucha opinión.

El sistema sigue vigente y es el modelo de negocio principal para alguna cadena, pero ha evolucionado y conquistado otros ámbitos. Entre ellos, el deportivo. Con idéntico modus operandi, los medios se agolpan en la puerta de los campos de entrenamiento de los grandes equipos. Real Madrid y Barcelona fundamentalmente. Allí graban todo. Desde el pequeño que se acerca a pedir un autógrafo a las palabras captadas al viento entre dos compañeros sobre el terreno de juego. Lo mismo ocurre durante los partidos, con tantas cámaras enfocando la grada o el banquillo como el césped. Luego se edita con rimbombantes efectos sonoros, gráficos y mucha imaginación.

Así se llenan horas y horas de emisión, pero hay más. Comentarios en redes sociales, affaires amorosos, rumores de fichajes, cambios de casa, vestimenta, viajes, etcétera. La anécdota tratada como cuestión de estado para alimentar foros y programas televisivos donde las intervenciones se solapan a gritos de tres en tres ignorando cualquier norma básica de cortesía y educación.

España es el país del mundo donde más información pseudodeportiva hay por minuto de radio, televisión y letra de medio escrito. Pseudo porque en toda ella, es complicado encontrar noticias deportivas en su sentido estricto. Incluso los resúmenes de los partidos han sido relegados a una simple repetición inconexa y sin linealidad temporal de goles.

Internet no ha hecho más que acrecentar un problema que ya se atisbaba en algunas cabeceras impresas de primera línea. Una de ellas, precisamente el periódico más leído de España con mucha distancia sobre cualquier otro, llegó a despreciar durante la década pasada tanto las crónicas de los partidos que quedaron reducidas a poco más de un tercio de columna. En su lugar, muchas fotos, declaraciones y titulares poco rigurosos. Aunque rectificó, hoy la fórmula se sigue empleando. Aperturas a gran anchura con simples anécdotas que sólo buscan alimentar el enfrentamiento valiéndose de algo tan pasional como el fútbol. Porque además es este deporte el que copa casi la totalidad de la dedicación. Una hazaña muy elevada ha de conseguirse en cualquier otra disciplina para que sea medianamente comparable.

Estos son algunos de los rasgos que identifican a la prensa sensacionalista deportiva:

  • Búsqueda continua de la polémica.
  • Elevación a categoría de noticia el rumor o la polémica.
  • Ignoran o relegan al mínimo espacio el análisis y la descripción del desarrollo del juego.
  • Atención excesiva a la vida privada de los jugadores.
  • Partidismo o clara identificación con un equipo.
  • Publicación de contenidos como hechos consumados cuando son sólo futuribles.
  • Erigirse en voz de la afición para lanzar mensajes al equipo rival.
  • Lenguaje excesivamente llano y rayano en lo soez.
  • Periodismo declarativo.
  • Profusión de imágenes en detrimento de texto o narración.
  • Espacios exclusivamente basados en la opinión de diferentes actores (periodistas, exfutbolistas, exárbitros, representantes, directivos, etc.), usualmente claramente identificados con un equipo.
  • Presentaciones corales con más atención a la puesta en escena que al mensaje.

El éxito de este tipo de periodismo deportivo (entre comillas) es innegable y queda evidenciado por las cifras de audiencia.  ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Lo exige la audiencia o lo consume ante la falta de alternativas? El debate, como siempre en estos casos, podría ser inacabable. Aunque también podríamos destacar ejemplos de información rigurosa, profunda, contrastada y plural practicada por medios o programas minoritarios que, quién sabe, podrían ser también de masas si alguien apostara por darles más protagonismo.

Por Iván J. Muñoz / Foto: Marga Ferrer
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El periodismo como vertebrador del cine de denuncia

El mundo del periodismo ocupa un lugar de honor en la historia del cine y muchos directores han querido hacer uso de él para crear el ambiente y aportar el contexto a sus películas, ya sea para hacer crítica de su funcionamiento en lugares y épocas determinados o bien para ensalzarlo en la lucha contra las injusticias desde la información y la defensa de los más desfavorecidos.

Hacemos un recorrido por cinco de las películas que mejor han reflejado el panorama de la comunicación en contextos de relevancia histórica reciente o en ficticios muy conectados con la realidad de cada momento.

Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976). La película utiliza como columna vertebral el caso ‘Watergate’, la trama de corrupción del Partido Republicano estadounidense que condujo a la dimisión del presidente Nixon y que fue desvelada por los periodistas del Wahington Post Bob Woodward y Carl Bernstein. Robert Redford y Dustin Hoffman interpretan de manera brillante a estos dos profesionales de la comunicación que destaparon el espionaje telefónico que se hacía al Partido Demócrata, luchando contra viento y marea tanto desde la redacción del propio periódico como en las ‘calles’ en las que investigaban y que, en diversas ocasiones, les devolvían amenazas de silencio. Todo un ejemplo de buena praxis periodística, persistencia y uso adecuado de las fuentes de información.

Network, un mundo implacable (Sidney Lumet, 1976). Howard Bale, interpretado por Peter Finch, es un veterano presentador y estrella de un programa de baja audiencia que es despedido y que, en su última emisión, decide revelarse ante los espectadores anunciando que va a suicidarse en directo. Una impactante crítica al poder de la pequeña pantalla en la sociedad, en unos años en los que ésta se mantenía cegada frente a esa realidad; a la manipulación de los medios en pos de un mayor impacto y seguimiento de sus noticias, y a la encarnizada competición de las cadenas por alcanzar récords de audiencia que imponen su dictadura.

Buenas noches, y buena suerte (George Clooney, 2005). La cinta echa mano de un caso real para contar las vicisitudes de una importante televisión estadounidense y cómo la censura y las presiones políticas trataban de cortar las alas del periodismo comprometido y de denuncia que se trataba de hacer. Narra el enfrentamiento entre el periodista y presentador de la CBS Edward R. Murrow (David Strathairn) junto a su productor, Fred Friendly (George Clooney), contra el senador Joseph McCarthy, conocido por su ‘caza de brujas’ anticomunista durante la década de los 50 en el país norteamiercano.

Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014). En un giro hacia el thriller más siniestro y brillante, la película que protagoniza Jake Gyllenhaal cuenta la travesía que recorre Lou Bloom por el oscuro mundo del periodismo criminalista en la ciudad de Los Ángeles para confeccionar una feroz radiografía del sensacionalismo de nuestros días que se une a la falta de ética de algunos medios de comunicación.

Spotlight (Thomas McCarthy, 2015). Un regreso al estilo narrativo de Todos los hombres del presidente para contar cómo un equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets y cuya publicación sacudió a la Iglesia Católica como institución tras el fallido intento de ocultamiento de los hechos que realizó la archidiócesis de Boston. Una magnífica manera de conocer las rutinas de una redacción cuando se descubre la punta del iceberg de una posible gran noticia y cómo, tras la exhaustiva investigación, el contraste de fuentes y la meticulosa escritura no sensacionalista, se consigue hacer denuncia efectiva desde la información.

Fotograma de la película ‘Spotlight’ (Thomas McCarthy, 2015)

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“Un gabinete de prensa ha de procurar que fluya la información”

Detrás de cada contenido de calidad aparecido en medios de comunicación sobre una empresa o entidad organizativa existe un trabajo de comunicación cuidadoso, meticuloso y en el que prima la calidad periodística por encima de la simple información corporativa. Labor de gabinete de prensa que llevan a cabo diversas agencias de comunicación para conectar a ambos entes y que está sirviendo como salida profesional de interés para muchos periodistas.

Juan Tomás Frutos, editor de Informativos en RNE Murcia y profesor asociado en la Universidad de Murcia, ha estudiado el trabajo de estas empresas de servicios periodísticos y valora cuáles son sus puntos fuertes y reseñables.

. También soy , y colaborador de varias universidades iberoamericana

¿Cuáles son las claves principales para el buen funcionamiento del gabinete de prensa de una empresa?

A mi juicio debe haber voluntad de que funcione. Un gabinete de prensa debe estar dotado de contenido, así como de un continente suficiente y adecuado en cuanto a recursos de todo tipo. Asimismo, ha de procurar que fluya la información. Eso supone conocimiento de la entidad que fuere, a la que sirve y emplaza, con sus pros y sus contras, con sus debilidades y fortalezas, y ha de implicar igualmente destreza para que, tras el periódico diagnóstico de la situación comunicativa de la sociedad, se tomen las medidas oportunas, que, por otro lado, serán constantes y en perpetua evolución. La empresa debe creer en el gabinete, y éste demostrar que también se desarrolla por y para ella.

¿Crecen las responsabilidades, las tácticas comunicativas y los ‘vértigos’ a medida que la empresa se hace más grande?

Sí, aumentan las responsabilidades porque la comunicación es un concepto multiplicador y genera más procesos de transmisión de ideas, de conocimientos y de actuaciones ante lo que sucede. No creo tanto en las tácticas como en el trabajo bien intencionado. Transmitir el comportamiento de lealtad es muy útil para ir mejorando, sobre todo porque los errores son inevitables y hay que afrontar cómo subsanarlos raudamente. No olvidemos que, aunque los problemas crecen (es una manera de hablar), también son infinitas las soluciones comunicativas a las que podemos recurrir desde la consideración de las circunstancias de cada empresa y de sus trabajadores. No me gusta la palabra “vértigo” porque éste supone náusea y mareo, y así no es fácil que podamos actuar convenientemente. En definitiva, poco a poco se han de incentivar los flujos comunicativos y la intervención de todos para detectar equívocos o carencias y poder rectificar en tiempo y forma. Además, no olvidemos que nos hemos de preparar para las crisis que, inexorablemente, acontecen.

¿En qué tareas se debe tener más cuidado y aportar más esfuerzo?

En todas las que tengan que ver con la sensibilidad de las personas, tanto de nuestros trabajadores como del público externo objetivo, incluyendo a los profesionales de los medios de comunicación. Hemos de cuidar nuestra imagen corporativa, nuestra visión como marca, y hemos de fomentar y defender valores universales como la bondad, la amistad, el respeto, la solidaridad, el buen hacer, los óptimos objetivos o la cooperación. Hemos de demostrar y demostrarnos que “el fin no justifica los medios”.

¿Qué aporta un periodista al trabajo en un gabinete de prensa?

Su conocimiento de la información, de los procesos de la comunicación y su vocación. Esa “llamada” ha de servir para empatizar, para ser ilusionante, para mejorar las perspectivas y visiones y para razonablemente mostrar resiliencia y asertividad. Ha de constatar que es un experto en comunicación y que le mueve la mejor actitud. Como decía Kapuściński, ha de ejercer como una “buena persona”.

¿Cómo debe ser el trato o el contacto con los medios de comunicación?

Muy afable, lleno de respeto y buscando la credibilidad de todas las partes. El valor más relevante de la información es que sea creíble (es una obviedad). Estamos en una sociedad en crisis que no siempre trabaja esta esfera. La verdad, desde una interpretación plural y democrática, es el sustento de la relación entre los periodistas de los gabinetes y sus colegas de los “mass-media”.

¿Algo más que desee añadir?

Debemos intentar superar las increencias desde la actuación coherente y cohesionada, procurando, en paralelo, la cesión de todas las partes y la contextualización de cuanto efectuamos. Desarrollar, por otro lado, la interacción desde la fe y la confianza. Además, fomentar la voluntad de entendimiento, que siempre ayuda (siempre) a incrementar las relaciones y los contactos comunicativos.

Foto: Marga Ferrer (@marga_ferrrer)

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Presentadoras en televisión: entre la profesionalidad y la imagen

Muchas mujeres periodistas nos acompañan como presentadoras de informativos y de programas de entretenimiento en la televisión española mientras desayunamos, comemos o cenamos para proporcionarnos información de actualidad que requerimos como espectadores.

Pero esta presencia ha cambiado (y mucho) desde que la pionera Blanca Álvarez apareciera por primera vez en TVE en 1957 (pocas lo hicieron hasta 1974 y la llegada de Rosa María Mateo) hasta hoy, cuando el sector femenino de la profesión que trabaja en este medio representa el 64%, sobre el total, un crecimiento de 6 puntos (58%) desde 2010, según el informe anual del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), y un 16% por encima de la media europea.

En concreto, las periodistas que trabajan delante de la cámara en informativos representan un 55% (presentadoras) y un 70% (reporteras). Un panorama muy equitativo e, incluso, favorable para las comunicadoras que parece resquebrajarse ligeramente cuando entramos en detalles. Uno de ellos, las temáticas en las que tienen más incidencia laboralmente: el 73% de ellas cubre sociedad y legalidad (existe una minoría pronunciada en deportes), mientras que los hombres bajan al 58%, lo que significa que ellos se reparten bastante más las secciones, desde las más ‘blandas’ (cultura, entretenimiento, etc.) hasta las más ‘duras’ (política, economía, etc.), y todo ello sin tocar otros medios tradicionales o digitales.

Otro, también significativo, es el relacionado con la edad de los periodistas que presentan noticias en televisión. El 100% de las mujeres analizadas por el GMMP se encuentra en la franja de 35 a 49 años, mientras que el 97% de ellos tiene entre 50 y 64 años, por lo que a los hombres ‘se les permite’ envejecer hasta la jubilación delante la pequeña pantalla y a ellas ‘se les retira’ sin ni siquiera llegar al medio siglo.

¿Reflejan estos datos que las periodistas de televisión siguen combatiendo laboralmente entre demostrar su profesionalidad y la necesidad de ser caras bonitas el mayor tiempo posible? “A las mujeres se les exige un aspecto relacionado con la juventud y la belleza, que incluye la importancia del peinado y del maquillaje como factores de atracción; de hecho, no he encontrado profesionales obesas o poco agraciadas en la parrilla televisiva”, valora Dolors Comas D’Argemir, antropóloga social y catedrática de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona.

A pesar de ello, Comas D’Argemir cree que ha habido un cambio importante hacia la profesionalización, pero en puestos secundarios y con la imagen como carta de presentación necesaria (la mayoría de presentadoras son blancas y atractivas, según el GMMP), situación que “se debe denunciar”. Eso sí, también asegura que, frente a las de otros países, las televisiones españolas ofrecen platós menos sexuados desde sus inicios, en los que el género del periodista no determina la temática a tratar (por ejemplo, mujeres solo para espacios sobre cocina).

La antropóloga también considera que, gracias a la figura de mujeres comprometidas y vocacionales como Pepa Bueno o María Escario, en las últimas décadas se ha hecho hueco (y cada vez más) a periodistas que demuestran cada día lo que valen como profesionales por encima de su aspecto y que no necesitan hacerse ver más que sus compañeros para reafirmar su validez.

Foto: Universidad Europea de Madrid

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“Para hacer fotoperiodismo hay que tener mucha curiosidad”

El húngaro Robert Capa, referente del fotoperiodismo más vocacional, dijo una vez que “las fotos están ahí esperando que las hagas” y su colega de profesión Sergi Reboredo (@SergiReboredo) recorre medio mundo con el objetivo de hacer de esta frase su bandera y cazar cada imagen de la realidad que se vive. Por su lente han desfilado mundos, culturas, ciudades y rostros de todo tipo procedentes de países como Brasil, Tibet, Vietnam o Nueva York.

Crítico y comprometido, ha hablado a través de su cámara del hambre, la guerra, las enfermedades, la felicidad o la tristeza más absoluta. Y lo ha hecho para publicaciones como National Geographic, La Vanguardia o El Mundo, que le han reportado numerosos premios del sector como los concedidos por Tourism Flanders o Ecologistas en Acción.

¿Es necesaria la vocación para que una persona decida enfrascarse en un terreno laboral tan complicado como es el del fotoperiodismo?

Por supuesto que es necesaria, sin ella sería imposible dedicarse. Nos damos cuenta cuando valoramos el riesgo que corremos y lo mal pagado que está este mundo. Aunque no es la única característica que debemos tener para poder dedicarnos al fotoperiodismo. También hace falta una formación adecuada, en la cual todo suma como, por ejemplo,  conocimientos de idiomas y otras habilidades. Ser un buen observador y tener ganas de explicar todo lo que sucede alrededor, es decir, tener mucha curiosidad. Tener muchísimas ganas, no solo de hacer fotos sino también ganas de luchar y de crecer y de aguantar la maratón de obstáculos que encontrarás en el camino. También ser muy autocrítico y tener un nivel elevado de auto-exigencia. Eso ayuda mucho a mejorar día a día.

¿Alguna vez te has visto ante el ‘escenario’ de la fotografía de tu vida? ¿Cómo te preparas técnicamente para realizar una fotografía cuando crees tenerla delante? 

Tal y como decía Imogen Cunningham, “mi fotografía perfecta es la que haré mañana”. Todavía no me he encontrado ante ese escenario perfecto o esa fotografía de mi vida. Cada encargo intento fotografiarlo lo mejor posible e intento mejorar día a día. Mi equipo varía mucho en función de las necesidades. Por poner un ejemplo, el trípode en muchas ocasiones se queda en casa, igual que el teleobjetivo. El equipo básico y que siempre viaja en un cuerpo de cámara Nikon d-800 y ópticas de focal fija como el 28mm, 35mm, el 50mm y el 85mm. Mi favorito es el 28mm.

¿Cuáles son los momentos más duros y apasionantes que has vivido como fotoperiodista y cuáles te gustaría vivir o te hubiera gustado vivir?

Quizás el mayor impacto fue cubrir la guerra de Irak durante unas pocas semanas. Es duro ver cómo muere la gente. Me hubiera gustado cubrir guerras o conflictos pasados, como la Guerra de Vietnam, cuando el fotógrafo todavía no formaba parte del enemigo a abatir.

¿Cuáles son los países, culturas y paisajes que más te han sorprendido a lo largo de tu carrera?

No tengo un país especial, ni una cultura favorita. Todos los encargos en diferentes países me aportan nuevos aprendizajes, nuevas sorpresas, nuevas amistades y muchas ganas de fotografiar. Cuando viajo simplemente por placer casi siempre busco Asia.

¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes del trabajo como freelance?

La principal ventaja es que no tienes jefes ni horarios y tú eres el que aceptas o no un encargo. El principal inconveniente es que no sabes lo que vas a cobrar al mes siguiente.

¿Existe interés por el fotoperiodismo en formato libro?

Es un campo limitado porque estamos hablando de un público reducido y, además, hay que tener en cuenta que los libros de fotoperiodismo suelen tener un coste elevado, ya que se cuida mucho el papel y las tintas. Ediciones limitadas y tiraje de calidad implica casi siempre precio desorbitado, por lo que es muy complicado sacarlos adelante. En la actualidad la mayoría de ellos salen adelante gracias al crowdfunding.

¿El último libro sobre fotoperiodismo al que le has echado el guante?

Mi última adquisición ha sido The Americans, expanded edition, de Robert Frank. La mejor aproximación a la cultura y a los habitantes de Estados Unidos de los años 50-60. Sin duda un libro imprescindible.

Foto: Sergi Reboredo

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El Eye Tracking en el análisis de la fotografía de prensa

Que una noticia pueda combinar en el mismo medio de comunicación escrito el texto y la imagen ha producido interés en diversos grupos de investigación que han tratado de averiguar el impacto de la fotografía de prensa y de otros elementos gráficos en la forma de percibir la información por parte de los lectores.

La tecnología ha proporcionado una herramienta muy útil para este objetivo analítico, el Eye Tracking, que permite hacer un seguimiento de la mirada de una persona a través de la detección de la posición de las pupilas para conocer cómo percibe y recoge la información que nos rodea, es decir, cómo reconoce, procesa, interpreta y utiliza los inputs de información visual que recibe.

La técnica ha ido evolucionando desde los primeros dispositivos de los años 50, altamente intrusivos por instalarse directamente en la cabeza del usuario, hasta los modernos aparatos remotos que se comercializan en la actualidad y que han desencadenado un mayor interés, sobre todo, por su aplicación a la prensa online y a las redes sociales.

La profesora e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra Mª Carmen Marcos (@mcmarcos), que ha analizado los estudios que se han hecho, con grupos reducidos de usuarios, en los últimos años sobre esta herramienta y su aplicación periodística, ha podido extraer, por ejemplo, que los elementos textuales, el tamaño y el emplazamiento son una guía relevante tanto para los lectores de prensa online como escrita (Leckner, 2012). Y que las imágenes no obtienen una mayor atención visual si proceden de un medio digital o no.

Son también interesantes las investigaciones de Cantoni, Porta, Ricotti y Zanin (2013), que determinaron que los banners (‘odiados’ muchas veces por los usuarios por ser en su mayoría de ocasiones invasivos en la Red) situados justo encima de la barra de navegación eran vistos antes y más veces que los laterales, aunque durante menos tiempo.

El ojo analizador sobre Facebook

Además, Marcos ha podido comprobar que Facebook es la red social que, de forma directa o indirecta, más se ha investigado con Eye Tracking. El estudio de Cárcamo, Marcos, Cladellas y Castelló (2015), sobre el comportamiento de las personas en la lectura de los post de prensa online que los medios de comunicación digitales cuelgan en su muro de Facebook, desveló que la mitad de los usuarios participantes clicó en el muro que contenía la imagen más grande que, además, era la que más fácilmente y durante más tiempo les había atraído.

Por otro lado, los elementos gráficos propios de los periódicos que comparten en esta red social, según Marcos, acostumbraron a ser en color y, sobre todo, fotografías. Mayoritariamente fueron famosas o conocidas (56%) y tenían presencia de personas, con primeros planos (53%), carga emotiva (47%) y polaridad positiva. Eso sí: las imágenes que más atrajeron fueron las infografías, durante más tiempo, ya que cuesta más entenderlas, pero que clican más en las emotivas, que también son las más recordadas.

La popularización de las redes sociales ha provocado que los medios de comunicación se hayan visto abocados a promocionar sus imágenes y sus contenidos de calidad en este tipo de plataformas con la intención de atraer lectores”, resume Marcos, que valora que las investigaciones realizadas ayudan a empezar a estudiar este fenómeno a través del Eye Tracking. Pero todavía queda mucho por analizar al respecto.

Foto: Marga Ferrer (@marga_ferrer)

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Del periodismo a la trivialidad informativa

Los medios de comunicación, ya sean tradicionales o digitales, cuentan hoy con un peligro al frente que puede cuestionar la calidad de sus contenidos: caer en la banalización del periodismo, es decir, convertir la agenda de un soporte informativo en un abanico de hechos superficiales o de poca importancia real para el lector/espectador.

Bernardo Díaz Nosty, catedrático de la Universidad de Málaga, va más allá y asocia esta idea a la colocación, en un periódico, por ejemplo, de secciones más ‘blandas’ como sociedad, sucesos o deportes por delante de otras más serias o duras como política o economía.

Se banaliza en un medio también cuando se reduce casi todo a titulares llamativos, a píldoras descontextualizadas y a aspectos relacionados con el espectáculo de la realidad, y no a entender esta y a reducir la incertidumbre”, añade.

Es en el momento en el que las decisiones editoriales fijan unos criterios de jerarquización “más propios del márquetin” cuando los medios “se olvidan de hacer periodismo”, como indica José Luis Rojas (@rojastorrijos), profesor de Periodismo de la Universidad de Sevilla, al priorizar en el entretenimiento y desplazar las verdaderas noticias a lugares secundarios o a reducir su extensión, su número y la calidad de su tratamiento.

Se impone lo rápido a lo correcto, no se investiga lo suficiente y se sacan menos temas propios, se recibe más de lo que se busca y existe un trabajo insuficiente de fuentes, lo que hace que la información sea cada vez más plana y previsible, valora Rojas.

Errores periodísticos que se cometen muy a menudo en televisión donde, como diría el filósofo Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje” y se produce un baile de contenidos de calidad (o no) entre los sucesos, la información y el espectáculo.

No se puede confundir ‘medios’ con ‘periodismo’, ya que los primeros son un gran contenedor y el segundo es una construcción simbólica de la realidad, una narración del acontecer y se corresponde con el derecho democrático a conocer, a estar informado, no a recibir basura”, denuncia Díaz Nosty.

Cuadernos de Periodistas

En el último número de Cuadernos de Periodistas, la principal revista española de pensamiento sobre periodismo, publicada por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), los estudiosos y periodistas Díaz Nosty y Rojas han participado en un completo informe sobre la tendencia de los medios de comunicación de nuestro país hacia la banalización de los contenidos periodísticos.

También han participado otros profesionales de la información como Samuel Negredo, Agustín García Matilla, Ángel Antonio Herrera y Myriam Redondo.

Imagen: Asociación de la Prensa de Madrid (APM)

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Crowdfunding para periodistas

El crowdfunding o micromecenazgo, es decir, la obtención de financiación a través de un colectivo de personas que contribuyen con pequeñas sumas de dinero para apoyar un proyecto vía Internet, ha llegado también al mundo del periodismo con unos resultados muy satisfactorios.

En estos tiempos de crisis (también de la profesión), en los que hay que sacar cada céntimo hasta de debajo de las piedras para arrancar cualquier iniciativa, este sistema se está convirtiendo en una alternativa para poder sufragar el lanzamiento de artículos en particular, publicaciones, medios de comunicación o, incluso, para fundar una nueva organización.

Hoy existen infinidad de mediadoras, páginas dedicadas a servir como soporte para que las ideas periodísticas lleguen a materializarse y que han recaudado billones de dólares para todo tipo de proyectos. En concreto, tres campañas europeas lograron hace pocos años más de un millón de euros cada una para iniciar su funcionamiento: De Correspondent (Holanda), Krautreporter (Alemania) y El Español (España).

Campañas para quienes tienen “algo de community manager en las venas”

Pero no solo iniciativas a mediana o gran escala han tenido éxito. También a pequeña. La periodista Mercè Molist (@mercemolist), especializada en Internet, comunidades virtuales y seguridad informática, por ejemplo, ha financiado un reportaje (consiguió dinero para un viaje a un congreso de seguridad informática) y una investigación más amplia que ha cristalizado en el libro Hackstory.es (obtuvo 6.000 euros y se pagó seis meses de trabajo a media jornada para indagar acerca de la historia de los hackers españoles).

La clave en ambos proyectos ha sido cerrar el coto a un público concreto, ya que le fue fácil hacer publicidad de su idea en sus sitios de reunión y crear un feedback muy efectivo. “Ellos me conocían de antes, sabían que cumplo lo que prometo y que trabajo bien, así que saldría algo bien hecho; había un elemento de confianza que considero de vital importancia para el éxito del ‘crowdfunding’”, comenta Molist.

La periodista añade que “estas campañas no son difíciles si sabes moverte por la red y tienes algo de community manager en las venas”, aunque también confiesa que pueden llegar a agotarte. “Te piden estar a tope el tiempo que dura el proceso de recaudación, pero solo con ese alto grado de implicación se consigue una cantidad importante de dinero”. También cree que el futuro del periodismo está en estas iniciativas puntuales, porque considera que la mayoría de periódicos que han querido lanzarse al mercado gracias al crowdfunding han seguido dos caminos: hacia el fracaso debido a que sus lectores “no les pagan eternamente” o hacia otros tipos de financiación “de los que huían”.

Pinceladas de crowdfunding para periodistas

Con todo, es importante tener claros los puntos a seguir antes de empezar una campaña que pueda ser de interés. Como consejos cabe destacar:

Cuál es el sitio ideal, tanto para el proyecto como para la audiencia objetivo. Investigar las páginas, leer su letra pequeña y pedir consejo de personas que hayan pasado por la misma experiencia puede ser un buen recurso.

Cómo se cuenta. El ‘discurso de venta’ debe ser claro, convincente, conciso y creativo para lograr conectar con los posibles donantes. Se recomienda incluir un video como parte de la descripción del proyecto, que sea corto, de calidad y en el que se describan con transparencia los objetivos.

Cómo conectar con la audiencia potencial. Para crear comunidad, se pueden pedir contribuciones ‘en especies’ para quienes no desean donar dinero: alojamiento gratuito mientras se viaja para producir el artículo, voluntarios para colaborar con temas logísticos o ayuda con contactos y recursos.

Cómo promocionar la idea. Las redes sociales son ideales para conseguir que la iniciativa llegue al mayor público posible. También es interesante hablar con otros periodistas, blogueros y organizadores que puedan potenciar la difusión.

Cómo organizar la campaña. Planear cada paso previo, desde los tuits que se van a lanzar hasta el presupuesto, los ‘premios’ para los contribuyentes y el nivel de trabajo necesario, puede ser una buena forma de no dejar nada al azar.

Tener los pies en el suelo. Es importante estimar cuánto tiempo y trabajo supondrá mantener la iniciativa en movimiento y, una vez sabido, duplicarlo, ya que el esfuerzo continúa una vez arrancado, por ejemplo, el artículo: contacto con los donantes para que sepan cómo se gasta el dinero y cuál es su impacto, trabajo con diseñadores para presentar el proyecto de manera cautivadora, etc.

Imagen: Rocío Lara