Soma Comunicación impartirá un nuevo taller periodístico de Social Media

La Asociación de la Prensa de Oviedo ha vuelto a contactar con Soma Comunicación para impartir un nuevo taller de Social Media y herramientas 2.0 dirigido a periodistas. Tras el éxito del primer curso celebrado en Asturias el pasado mes de enero, en junio se repetirá esta actividad formativa que dirige Óscar Delgado, director de Soma Comunicación, y que también imparte el delegado de la agencia de las lunas en Asturias, Javier Montes.

En concreto, el taller se desarrollará del 19 al 22 de junio en horario de 10 a 12 horas en la sede de la Federación Asturiana de Empresarios situada en Oviedo. Durante esas ocho horas, Soma Comunicación trasladará a profesionales de la comunicación y el periodismo conocimientos básicos acerca de la utilización, gestión y manejo de las principales plataformas de Social Media que hay en la red. Se trata de una aproximación sencilla y práctica a las redes sociales y al mundo de los blogs, sin entrar en complicaciones tecnológicas, que parte con el objetivo de abrir una nueva ventana profesional a los periodistas asturianos.

La Asociación de la Prensa de Oviedo tiene previsto abrir el plazo de inscripción la próxima semana. Para poder asistir al curso es requisito imprescindible ser periodista o licenciado en Comunicación (más información en info@asociacionprensaoviedo.com)

Soma Comunicación ya ha impartido formación a los periodistas de la Unió de Periodistes Valencians y del gabinete de comunicación de la Diputación de Valencia. Asimismo, la agencia es cofundadora del encuentro tuitero Horchata and Twitts.

Entre el periodismo oficialista y el periodismo ciudadano

El debate sobre la idoneidad para el periodista de beneficiarse del periodismo ciudadano que emergió en las redes sociales parece atenuarse en los últimos tiempos, especialmente desde que, más allá de que la sociedad ya está en Twitter, las normas de trabajo periodístico oficial heredadas de prácticas tradicionales se ha apoderado de los TL o de las biografías de otros canales sociales.

Las noticias relacionadas con la agenda-setting invaden las actualizaciones al ritmo de ‘copia y pega’, de RT sin contrastar o de titulares construidos por la ingeniería comunicadora de las instituciones y empresas, la misma que desde siempre han proyectado en las redacciones de los medios de comunicación y de la que ahora son testigos los mismos ciudadanos que hasta hace bien poco desconocían el funcionamiento de la maquinaria informativa oficial.

Una maquinaria que ha entrado en las redes sociales como elefante en cacharrería, sin caer en la cuenta de que el ruido que provoca perjudica seriamente el aprovechamiento de historias menos ruidosas y más humanas que las que encienden los TL con urgencias, alertas y últimas horas heredadas del minuto y resultado de agencias o de notas de prensa dosificadas a golpe de tuit.

Queda despejado, pues, el debate de la idoneidad de que el periodista se beneficie del periodismo ciudadano, atenuado por la oficialidad de informaciones alteradas por los conceptos de actualidad y noticia alejados del paralelismo interpretativo que había caracterizado a las redes sociales en una primera fase. Periodismo ciudadano, por supuesto, pero en la seguna fase actual parece estar en peligro de extinción en dichos canales ante el desembarco del rodillo oficialista que todo lo borra.

Más allá del espectáculo

Decía Cristiano Ronaldo en una entrevista que era un “showman”. Así se refería a sí mismo porque tenía muy claro que lo que ofrecía era entretenimiento. Punto. Son sus palabras, las del futbolista, o las de un hombre que considera que vive del espectáculo; el que ofrecen sus botas acertadas contra la red, pero espectáculo al fin y al cabo.

A finales del mes de marzo, Javier Espinosa, el periodista del rotativo El Mundo, recibía el Premio Internacional de Periodismo Manu Leguineche, cuyo objetivo es promover el periodismo libre, riguroso e independiente, según sus propias bases. Espinosa, que ha estado en la Guerra del Golfo, recientemente se jugó la vida en la ciudad Siria de Homs, donde murieron otros dos corresponsales extranjeros mientras cubrían la masacre. Al recoger el galardón, reivindicó sobre su profesión precisamente todo lo contrario que el afamado deportista: “El reportero no es un showman”.

El periodismo intelectual y reflexivo, que no sólo lanza titulares, sino que analiza, jerarquiza y contextualiza la información contrastada, no ha desaparecido ni mucho menos, pero sí es más difícil de encontrar. Quedarse en la superficie de las historias o abandonarlas cuando los editores están convencidos de que en ese punto ya no atraerán a una audiencia como la de un Barça-Madrid, dota a la profesión de cierto cariz de espectáculo… pasando de puntillas por la función social en la que se cimienta. Claro que, para seguir la noticia, para rascar en la herida del poderoso que subyuga a los ciudadanos, para tirar del hilo, es necesaria la confianza en el profesional. Cada vez son menos los jefes que invierten en recursos y en tiempo para que los periodistas persigan la historia y elaboren información propia.

El fotoperiodista Samuel Aranda, uno de los pocos españoles que ha conseguido el prestigioso World Press Photo, lamentaba en Radio Nacional que no se esté cubriendo la transición de la llamada Primavera Árabe con la misma intensidad que se hizo cuando estallaron las revoluciones. Él, sin embargo, también aseguró que su objetivo sigue a punto para captar el desarrollo de los acontecimientos hasta el final. Sin espectáculo. Sin prisas. Con compromiso.

 posted by @Lorena_Padilla
photo by actualidadfutbol.com

El periodista emprendedor (I)

Llegados a este punto de la crisis económica y de la metacrisis por la que atraviesa la profesión en relación al concepto tradicional del vínculo existente entre el periodista y la empresa informativa, en plena transición de soportes y de identidad, es oportuno plantear alternativas a la preexistencia del ejercicio periodístico y a los valores deontológicos que se le presuponen desde una nueva forma de entender la profesión. Se trata de la figura del periodista emprendedor.

Emprender es probar, aventurarse, poner en práctica una idea, dar rienda autónoma a las habilidades profesionales adquiridas, depender de uno mismo, crecer y empaparse de otra perspectiva del mercado laboral, de otras rutinas y de un conocimiento empresarial distinto al que tradicionalmente ha unido al redactor con su superior en el seno de una redacción.

Quien desee probar, puede aprender los conceptos básicos de funcionamiento de una empresa, los requerimientos burocráticos que exige la composición de una mercantil y las características del plan de viabilidad de su idea a través, por ejemplo, de los cursos gratuitos que suelen convocar las instituciones camerales para la creación y consolidación de empresas. Una vez dado este paso, el periodista ya dispondrá de una visión más amplia de lo que significa emprender en relación a su proyecto empresarial y dispondrá de instalaciones donde ejercer su apuesta gracias a la red de viveros de empresas distribuidos por la geografía española.

Después llega el momento más duro: probar, concretar, conseguir los primeros clientes y cobrar. Un proceso que puede abarcar de 3 a 6 meses y que requiere disponer de un colchón inicial al que aferrarse hasta comenzar a percibir ingresos dinerarios. El colchón puede proceder de haber capitalizado la prestación por desempleo en una sola cuota bajo la excusa, precisamente, de emprender un proyecto empresarial o de líneas de financiación (escasas, aunque existentes) para la adquisición de materiales que demuestren una apuesta por las TIC (equipos informáticos, fotográficos digitales…).

Es un primer paso, el siguiente pasa por diversificar las propuestas periodísticas, no depender exclusivamente de un único modelo de cliente ni de servicio y echar tantas horas como sea posible para consolidar la idea inicial.

¿Probamos?

El debate está en la red

La televisión está encendida. Un programa informativo está en pantalla. En otra vivienda, en vez de noticias, el televisor muestra imágenes de un concurso donde el premio es una suculenta suma de dinero. En el piso de al lado, hay quien escucha en la radio una entrevista a un cantante que presenta su nuevo disco.

-“¿Acabará el terror en Homs?”-, se preguntan  los televidentes de la primera casa.

-“Yo creo que debería apostarlo todo a la tercera opción”, – mantiene el que mira el concurso.

– “Este disco es infinitamente mejor que el anterior, pero debería haber más canciones en español”, – lamenta el tercero.

A las personas, por regla general, nos gusta opinar, ser escuchados; tener voz. Los debates que solían iniciarse en la sala de estar ante diferentes informaciones, siguen generándose en torno a la mesa… pero, ahora, también se dan en Internet. Las redes sociales, especialmente Twitter, han revolucionado la participación ciudadana.

Ahora, no sólo se puede discutir (en el mejor de los sentidos) con la persona que comparte sofá con nosotros cuando estamos ante un debate político, por ejemplo. Ese debate se hace extensivo a todos aquellos que están viendo el mismo canal o escuchando la misma emisora y que, además, comparten el mismo hashtag en Twitter. De hecho, los propios programas son  los que difunden la ‘etiqueta’ que van a utilizar para la ocasión, invitando a la audiencia a compartir opiniones con el resto de oyentes o espectadores. No nos engañemos, también es una herramienta muy útil para el propio medio, que pulsa al instante la repercusión y el impacto que está teniendo.

El fenómeno es tal, que si el programa en cuestión no es en directo, el periodista que lo presenta suele ‘tuitear’ al mismo tiempo que los espectadores para compartir opiniones y para, por qué no decirlo, dejar ‘ganchos’. “Atentos que ahora el entrevistado va a soltar la bomba”…. sería un buen ejemplo.

Las redes participativas, bien empleadas, pueden ser una herramienta muy útil que, eso sí, han llegado al panorama comunicativo para quedarse.

Posted by @Lorena_Padilla

Soma Comunicación en el Mobile World Congress (MWC)

La agencia de servicios periodísticos, Soma Comunicación, asistirá al Mobile World Congress que se celebra en Barcelona del lunes 27 de febrero al jueves 1 de marzo con el objetivo de dar cobertura a la cita de referencia mundial para las tecnologías y aplicaciones móviles que acaparará la asistencia de más de 60.000 congresistas y la presencia de las principales firmas del sector.

Soma Comunicación realizará coberturas periodísticas solapadas al evento y cerrará el ejemplar semanal (nº 153) de 360 Grados Press, la publicación digital que edita la agencia de las lunas, desde Fira Barcelona.

El objetivo ulterior de la presencia de Soma Comunicación en la Cuidad Condal pasa por seguir la estela de los acontecimientos que marcan el pulso del desarrollo tecnológico y del intercambio de información entre particulares y empresas a través de la Red.

Contacta con Soma Comunicación.

La radio, eterna superviviente

La Unesco ha declarado el 13 de febrero como el Día Mundial de la Radio y se celebra este año  por primera vez como aplauso a un medio de comunicación que ha sabido sobreponerse siempre a las amenazas que se le han ido asignando a lo largo de su historia.

El tiempo ha demostrado que ningún medio ni soporte periodístico han sido capaces de amenazar la hegemonía de la magia que fluye de las ondas, la misma que conecta de forma privada con la imaginación de cada cual a partir del institucionalizado imaginario colectivo.

La radio saca músculo en la era de la movilidad compartida, de las imágenes exprés, de los sonidos enlatados en dispositivos sociales. Y lo hace celebrando de forma pionera su día. Como única duda a despejar, ¿por qué se ha tardado tanto en encontrar un hueco en el calendario que dedicar a este medio de comunicación inmortal?

Enhorabuena a todos los profesionales que la hacen posible a diario, desde su versión más popular hasta la más anónima, en rincones municipales, comunitarios o virtuales.

 

Especializarse o morir

El periodismo atraviesa una transición dura hacia los nuevos modelos que marcan su desempeño en la segunda década del siglo XXI bajo las circunstancias de una crisis sin precedentes para la profesión. El contexto informativo que rodea el quehacer de los periodistas acapara cada día noticias caníbales, las que dan cuenta de cierres, despidos, ERE y concursos de acreedores que ponen un interrogante mayúsculo para intuir hacia dónde ha de mirar el profesional que, a pesar de las dolorosas circunstancias, aún cree y defiende la necesidad de su papel en las sociedades actuales.

En apenas dos semanas hemos conocido que el futuro de Público cuelga del alambre, el adiós del gratuito ADN, el Expediente de Regulación de Empleo en RTVV, el cierre de iniciativas digitales como la del regional Extremadura al Día… Pero también los permanentes rumores que envuelven a los redactores de numerosos medios de comunicación, sufridores en silencio de la amenaza de ser o no ser los siguientes de una lista que parece no tener fin. Una especie de acoso que marca las circunstancias laborales de los profesionales, empeñados en sobrevivir y en demostrar que es posible hacerlo si se aferran a nuevas formas de cumplir la misión social de informar desde su cualificación y desde la especialización abierta por los nuevos cauces globales de información, aunque desde una perspectiva que ha de superar los latifundios periodísticos tradicionales y los conceptos empresariales que de ellos se desprenden en beneficio de minifundios periodísticos construidos a partir del carácter más especializado y emprendedor del periodista.

Son tiempos difíciles para los periodistas, así lo han advertido en numerosas ocasiones las asociaciones profesionales que los agrupan. Están siendo testigos de privilegio de una crisis económica y de otra, la menos divulgada, la suya propia, la de quienes informan, divulgan, comparten, escriben, leen, contrastan, ordenan, rastrean, documentan, contextualizan… La de quienes, pese al panorama que les toca vivir, conservan (y conservarán) un guión necesario en las sociedades actuales porque en papel o en digital, la vida se escribe en negro sobre blanco.

Una profesión a precio de café

En las últimas semanas empiezan a proliferar en la red noticias y posts que se hacen eco de la decadencia alcanzada con la crisis por una profesión que, desde que tengo uso de razón y me empecé a interesar por ella, parece vivir en una continua crisis existencial. Recuerdo que en mi primera clase en la Facultad, Josep Lluís Gómez Mompart, catedrático de la Universitat de València, ya nos dijo en tono premonitorio: “Quien quiera ganar dinero o vivir bien, se ha equivocado de carrera”. No parecían irle mal las cosas a él, siempre bien vestido y con apariencia de no sufrir excesivo estrés, pero todos los allí presentes empezamos a buscarnos con miradas cómplices, esperando a ver quién era el primero en dar el paso y salir de aquel salón de grados en busca de un futuro mejor.

Lo cierto es que curso a curso, la carrera se iba cobrando sus víctimas. Gente que entonces nos sorprendía al cambiar de estudios con tres años de titulación a sus espaldas, pero que unos años después nos causaría bastante envidia al verlos bien colocados tras acabar sus estudios de empresariales, económicas o vete a saber qué. Nosotros, los que aguantamos pese a aquel discurso siniestro, fieles a nuestra vocación, veíamos como la premonición de nuestro profesor se iba haciendo poco a poco realidad. Éramos conscientes de que no seríamos ricos. Interiorizamos que no viviríamos ni tendríamos un horario como el común de los mortales. Incluso aceptamos que nos tendríamos que ganar la vida trabajando en otras cosas que nada tenían que ver con nuestros estudios.

Cinco años después de terminar la carrera, hay quienes tenemos la suerte de poder ejercer y vivir de lo que nos gusta. Los hay también que son profesores, comerciales, dependientes, funcionarios… Todos ellos han aprendido a vivir lejos de la profesión para la que se formaron, aunque en su interior, pese a que siguen retumbando con fuerza las palabras de Josep Lluís Gómez Mompart, morirían por poder algún día ganarse la vida, aunque sea de forma discreta y humilde, con aquello que realmente les apasiona.

El futuro, sin embargo, es poco halagüeño. Corren malos tiempos para los soñadores, que diría Amélie. Las empresas empiezan a buscar mano de obra gratis. Pagan miserias a los profesionales freelance, como si los artículos se escribiesen solos  o las fotos las pudiese hacer cualquiera. Las reducciones de sueldo están a la orden del día. Incluso hay quien hace su trabajo  por ¡70 céntimos la unidad! Como si todo fuese un mercado de frutas y verduras en que las cosas se pagan al peso. La culpa, al fin y al cabo, no deja de ser nuestra, que aceptamos esas ofertas por miedo a que las pueda coger cualquier otro si tardamos en dar el ‘sí’. Como resultado, la profesión pierde credibilidad a la par que calidad. Y todo ello a pasos agigantados.

Sí, estábais en lo cierto. El periodismo es esa profesión.

posted by @acordellat

Enlaces relacionados:

La información y la opinión en Twitter

La tragedia griega

Sobre la importancia relativa de los ‘trending topics’

¿No creéis que se le está dando una importancia excesiva a los Tendring Topics en Twitter?, ¿cómo es que consentimos aceptar como noticia un hecho que puede haber sido inflado conscientemente como ruido por un grupo determinado de usuarios que sincronizan una estrategia oportuna para convertirse en tendencia?, ¿pecan los periodistas, los medios de comunicación, los blogueros o los usuarios de los canales sociales de crédulos respecto hacia un indicador que puede ser un envoltorio de un caramelo sin sabor?, ¿dónde está el contenido atractivo o el valor informativo que justifica convertir una tendencia de esas características en noticiable por defecto?, ¿no es aquí donde el periodista tendría que ejercer su papel y atajar/ordenar las emociones puntuales de una etiqueta para saber si es susceptible de ser noticia?, ¿no habría que analizar los tweets compartidos bajo un denominador común para medir si realmente responden a una tendencia informativa más que a una pauta organizada por un grupo de usuarios interesados en obtener publicidad o de condicionar la versión objetiva de una realidad noticiable?

Estas son preguntas que bien pueden configurar un debate abierto en este foro, al objeto de intentar delimitar el peso de los Trending Topics, hasta dónde llega el papel del periodista 2.0 al interpretarlos y los valores informativos que deben contener para ser considerados noticias.