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Mastodon: la red social que amortigua el ruido de Twitter

Desde hace unos días estamos probando Mastodon, una red social creada en diciembre de 2016 compuesta por varias instancias o plataformas a partir de las cuales se establece el contacto con usuarios adscritos a las mismas o de éstos con los de otras. En las primeras probaturas comprobamos que reina cierta confusión entre los perfiles que interactúan en la red social, sobre todo para hacerlo de una instancia a otra y, especialmente, con el paso necesario para poder siquiera compartir mensajes: darse de alta como usuario. Lo que más claro queda es que ha nacido una red social para amortiguar el ruido unidireccional de Twitter, aunque lo haya hecho con la modestia de la dispersión y sin unas cifras de usuarios activos que de momento pueda llegar a preocupar al pajarito azul.

Nosotros hemos creado la cuenta de Óscar Delgado con el nick @360gradospress en la instancia Mastodon.at, una de las muchas que se encuentran en modo código abierto dentro de la Red. Y estamos utilizando Amaroq, la app para iOS para gestionar tu perfil desde el smartphone. Conectamos con esta red social de la que ya se empieza a hablar en España, donde ya hay más de 25.000 usuarios activos. Descubrimos que la interfaz es muy parecida a la de Tweetdeck, tanto por el aspecto como por la usabilidad. En la misma, puedes interactuar con usuarios de ‘Historias locales’ o de ‘Historias federadas’, esto es, mensajes compartidos por usuarios adscritos a la misma instancia en la que te has dado de alta como usuario; o con los publicados por internautas en otras instancias similares bajo la plataforma Mastodon.

Los mensajes en Mastodon se denominan toots y abarcan hasta 500 caracteres. La usabilidad, como se ha dicho, es muy similar a la de Twitter, pero reporta una sensación de lejanía respecto a la segunda. Es como regresar al pasado, cuando la red social de los 140 caracteres se componía de un círculo íntimo de profesionales con ganas de conversar de cosas distintas a las marcadas por la oficialidad. De hecho, cuando interactúas en Mastodon se percibe el mismo desconcierto en los usuarios que el que se vivía en Twitter cuando no era una herramienta utilizada como medio de comunicación. Porque se trata de asimilar un nuevo concepto de red social, más libre, dispersa en instancias, de código abierto, sin ataduras y en las que los trolls lo tienen más complicado para arremeter contra los usuarios de forma caprichosa porque se enfrentan a pequeñas familias de conversación en las que es más fácil detectar y bloquear al “intruso”. A ver hasta dónde llega el recorrido de este mastodonte social con ganas de hacer sombra al pajarito más famoso de la red.

Jorge Ramos Sembrando el odio

“Sembrando el odio”, un documental de Jorge Ramos

El periodista mexicano Jorge Ramos (@jorgeramosnews) público en octubre de 2016 el documental Sembrando el odio con el cual pretende visibilizar cómo la campaña Trump ha reproducido las actitudes de odio y racismo entre los ciudadanos estadounidenses. El periodista desarrollo el reportaje antes de la victoria del candidato. Ramos se reúne con miembros del Ku Klux Klan, con figuras representantes de la extrema derecha norteamericana, así como con personas musulmanes, judías o latinas.

Ramos decide abordar este proyecto tras ser expulsado de una rueda de prensa del candidato republicano. Mientras Trump estaba hablando, el periodista se levantó y comenzó a preguntarle sobre el muro que pretendía levantar contra los ciudadanos mexicanos, Trump le negó la respuesta y, finalmente, uno de sus agentes de seguridad expulso al periodista. Sin embargo, de esta escena lo que más afligió al periodista fue que más tarde, el guardia de seguridad le dijo que volviera “a su país”. El mexicano le aclaró que Estados Unidos también era su país.  Desde su perspectiva como inmigrante tratará reflejar la situación que están viviendo estas personas en Estados Unidos.

“El odio genera odio”, explica Ramos. Con este documental el periodista busca expresar como la actitud xenófoba, homófoba y machista del actual presidente norteamericano ha supuesto un ejemplo a seguir y una justificación para todas aquellas personas que ya tenían estas ideas, pero que la presión social o el decoro les impedía expresar con tanta libertad. “No los veíamos, no los escuchábamos porque no podían comportarse mal. La llegada de Trump está nutriendo a los que tienen esta tendencia”, explica el periodista en Sembrando el odio.

Entre las personas inmigrantes o con familiares inmigrantes son muchos los que expresan que de ganar Trump las elecciones, deberán considerar el marcharse del país o arriesgarse a continuar en un país donde sufrirán por sus orígenes. Por otro lado, los grupos de extrema derecha coinciden en que antes no se “sentían cómodos” expresando sus convicciones pero ahora hay alguien que les “representa”.

El documental muestra una realidad, sin embargo, recurre a acontecimientos extremistas para reflejar claramente su objetivo y concienciar a la población, esto le ha provocado críticas muy duras entre todos los sectores de la población, también entre aquellos a los que busca defender.

Sharon Reguera

Foto: Documental Sembrando el odio

El teatro apuesta por desenmascar el periodismo

Fact Checking o la verificación de datos

Contrastar la información y los datos que ofrece es tarea de todo periodista. Sin embargo, en estos tiempos en los que la declaración, sobre todo de los políticos, prima por encima de todo, parece que se ha olvidado someter a examen las noticias que van apareciendo. Un ejemplo de trabajo bien hecho es el que vemos los domingo por la noche en La Sexta en el programa de El Objetivo, en el que el equipo de verificación de Ana Pastor se encarga de desmentir o no aquellas informaciones que se han ofrecido a la prensa.

Muchos medios, sobre todo los anglosajones, han ido incluyendo paulatinamente herramientas de Fact Checking o verificación de datos. El 47% de los españoles confía en la información que recibe, según el informe de Reuters de 2016, 13 puntos más que en 2015. Pero aún así hay un gran contingente de personas que no se cree lo que lee, ve o escucha. De ahí que el Fact Checking se encuentre en auge y medios como InfoLibre cuenten con una para ello.

Cada partido político, en su caso, manipula u omite los datos a su antojo, y, por desgracia, existen periodistas que no contrastan esta información, muchas veces devorados por las rutinas y la falta de tiempo. Por eso, medios como The Washington Post ya conformaron en 2007 este apartado a través del cual analizan todo con detalle para poner una nota a la información.

A esta necesidad se ha sumado Google recientemente tras la polémica surgida a raíz de las noticias falsas. Según comentó la compañía, lo usuarios pueden ver si una información ha sido verificada y su grado de fiabilidad. De esta manera, quieren combatir las fake news que tanto problemas ha estado dando, disminuyendo así la credibilidad de este motor de búsqueda. Para ello, sitios especializados como PolitiFact o Snopes o los equipos de The Washinton Post se encargan de verificar las noticias.

En este sentido, Facebook se ha querido sumar al carro de la lucha contra las informaciones falsas y también ha anunciado una pequeña guía accesible desde la página de actualidad del usuario para identificarlas.

No obstante, el periodista juega aquí un papel muy importante por su profesionalidad en la contrastación de datos y fuentes. De hecho, grandes medios de comunicación que no poseen un equipo o herramienta de Fact Checking alejan que sus trabajadores ya se encargan de ello con cada noticia que redactan.

La rapidez con la que circulan las noticias en las redes sociales y el querer ser los primeros en dar una noticia han jugado malas pasadas a los periodistas y a los medios por no llegar a verificar lo que se anunciaba. Por eso, es necesario para el futuro del Periodismo que existan estos equipos que se puedan dedicar a saber si es verdad o mentira lo que un político promete a la ciudadanía o si una noticia impactante en la red es de hace años o de ahora.

Foto: Marga Ferrer

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El periodismo en el mundo del cómic

El periodismo se haya en continua reinvención, sin embargo, agrada observar que viejas técnicas y formatos vuelven a resurgir y a encontrar un pequeño hueco en un mercado donde prima más la inmediatez que la calidad. Este es el caso del periodismo en el cómic donde a través de un retrato gráfico se combinan dibujos, fotografías y texto para transmitir al lector una historia donde las palabras no son capaces de transmitir la ferocidad de los hechos, el material gráfico es imprescindible.

Estos autores emplean las funciones propias del periodismo –la crónica, la entrevista, la investigación de archivo, el uso de fuentes y las vivencias en primera persona- y las combina con material gráfico que recaudan en su investigación. Esta técnica se emplea para comunicar sobre acontecimientos a los cuales no se les dedica la cobertura que merecerían, tales como guerras, catástrofes o dictaduras.

Sin lugar a dudas hay auténticos maestros en este arte, un ejemplo de ello es el canadiense Guy Delislé  quien durante su estancia en Pyongyang, la capital de Corea del Norte, donde fue a trabajar para una productora francesa de dibujos animados, realizo un libro en el que descubre las trabas, limitaciones y la locura personalista que domina a sus habitante. El artista gráfico también ha escrito sobre la transformación capitalista en China o sobre los conflicto en Jerusalén.

Un imprescindible de este género es En la Franja de Gaza, de Joe Sacco. El artista recorrió durante más de un año los territorios israelíes y palestinos para conocer de primera mano el conflicto y la situación que se vivía en ambos bandos. Destaca también Persépolis, de la iraní Marjane Satrapi (@Marji_Satrapi)quien a través de estas características viñetas cuenta su adolescencia en Irán durante la Revolución Islámica, combinando autobiografía y periodismo.

Un caso más reciente es La Grieta, del periodista Guillermo Abril (@GuillermoAbril) y el fotógrafo Carlos Spottorno (@spottorno), quienes con motivos de la guerra siria han recorrido las zonas del conflicto y, a partir de la mezcla fotografías, el cómic, el periodismo y sus ensayos, han publicado un libro sobre las fronteras europeas y la situación de los refugiados.

Así, queda claro que la situación de conflicto y desconcierto actual hace que este periodismo en el cómic adquiera fuerza en una sociedad adulta e interesada por este tipo de conflictos que ven que los medios tradicionales no responden a sus intereses.

Sharon Reguera

Foto: Astiberri Ediciones

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“Contar lo que no sabes contar es pecado mortal en periodismo”

El periodista tinerfeño Juan Cruz (@cosmejuan) vivió el nacimiento de una de las cabeceras más influyentes de las décadas de Democracia que vivimos, El País, como cofundador, y para el que trabajó, primero, como corresponsal en Londres y, después, como jefe de las secciones de Cultura y de Opinión. Actualmente es adjunto en la dirección del periódico, labor que compagina con su otra gran pasión, la que le lleva a crear ficción, en lugar de contar la realidad: las escrituras literaria y poética.

¿Cómo define la buena labor periodística?

Dice Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica de Roma, que periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente. Para llegar a esa propuesta, a mi juicio, hay que saber todos los elementos de una noticia, contarla sin suficiencia, de manera exhaustiva, comprensible y adecuada a la importancia que tenga. La escritura es muy importante, pero los hechos lo son más aún.

¿Qué balance hace de su trayectoria como periodista desde que comenzó a los 13 años?

No sé hacer balance. He escrito muchos libros sobre aspectos de esa experiencia. Y también escribo mucho sobre periodismo. Y escribo crónicas, entrevistas, noticias, artículos, y siempre tengo la sensación de que solo tengo trece años cada vez que empiezo a escribir. No es humildad; es la realidad, así me siento.

¿Se respiraban aire de esperanza y ansias de contar verdades cuando colocaban la primera piedra del diario El País? ¿Cómo valora la evolución que ha tenido el periódico hasta la actualidad?

Hacer periodismo es mucho más sencillo que todo eso: nosotros no nos sentamos a la máquina a contar verdades, sino a contar. Si dices que cuentas verdades y eres periodista estás cayendo en un pleonasmo. El País sigue siendo el periódico El País. Otra cosa es la época: esta es mala para un periódico como este porque se le exige que se parezca a los medios que no necesitan verificar la información para imprimirla. Cuando esa no sea la realidad, El País será también el que fue.

¿Qué debe tener claro un adjunto a la dirección a la hora de enfocar la publicación de una cabecera como la de El País?

Un adjunto al director tiene poco que ver con lo más ejecutivo de la labor de un director. Yo asesoro, doy mi opinión, ofrezco ayuda en lo que está a mi alcance. Si cada una de esas actividades cuenta con el interés del director entonces habré influido.

¿Cómo valora la calidad del periodismo que se realiza en las Islas Canarias?

Es un periodismo hecho por muy buenos periodistas en medio de enromes dificultades empresariales, como las que se padecen en este país y en la mayor parte del mundo. El periodismo de calidad depende de las condiciones de trabajo que tengan quienes lo hacen. La proliferación de medios digitales, hechos por pocos periodistas, muchos de ellos, pésimamente pagados, ayuda a que decrezca la exigencia profesional de las empresas y de los propios periodistas.

¿Qué sobra y qué no puede faltar en un artículo/reportaje cultural de calidad? ¿Tiene suficiente presencia el periodismo de cultura en las grandes cabeceras españolas?

El periodismo exige lo mismo siempre: buena escritura para contar hechos relevantes comprobados. En Cultura, en Política, en Deportes. Ningún reportaje o artículo es de calidad si no cumple estos requisitos: la comprobación, la verificación y la valoración de relevancia. Contar lo que no sabes contar es pecado mortal en periodismo.

¿Qué hay del periodismo que corre por sus venas en sus novelas? ¿Qué impregna sobre ellas?

La curiosidad es el material que siempre ha estado ahí. Yo pregunto durmiendo. Siempre pregunto. Aunque ya sepa. El lector me exige eso. Además, siempre he querido leer más. Sin lectura no hay preguntas, y sin preguntas no hay crónica, ni entrevista, ni reportaje ni nada.

¿Cuáles son las claves para enfrentarse a la hoja en blanco a la hora de arrancar una novela?

Tener una sensación, una imagen. En mi caso, también, un gesto en falso, una melancolía.

Por David Casas (@casas_castro)
Foto: Libros y Pelotas
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En la cantera de los periodistas digitales

El periodo formativo en prácticas que un becario de periodismo asume dentro de una empresa informativa o agencia de comunicación conecta al alumno con la vertiente más pragmática de su vocación. Pero, ¿qué obligaciones tiene cada parte en el proceso?

Por un lado, el tutor de la empresa recibe la responsabilidad de monitorizar los progresos del alumno y de inculcarle nociones de praxis dentro de unas rutinas laborales aún ajenas para el futuro plumilla. Por otro, el estudiante se introduce en rutinas laborales propias del mercado que se le abrirá cuando finalice sus estudios, además de conectar con una oportunidad profesional para convencer de su valía a quienes pueden contratarlo.

Así es el marco teórico por el que se establecen este tipo de vinculaciones profesionales entre el mundo de la empresa y el universitario.  En la práctica, en ocasiones se deforma ese “contrato” por el cual el tutor se compromete a enseñar al alumno y éste a aportar su conocimiento moldeado a favor de las rutinas informativas. Y es cuando una de las dos partes olvida la misión que juega en esta relación temporal y formativa. Bien porque el tutor exija al alumno el mismo rendimiento que a un recurso contratado por la empresa, olvidándose de su misión formativa; bien porque el estudiante aparque su vocación con el objetivo de cumplir un horario caprichoso sin implicarse en el aprendizaje de las habilidades prácticas que le puede reportar la experiencia.

 La actitud, tanto en un caso como en otro, es la clave de que una prácticas estudiantiles sean fructíferas para ambas partes. Del tutor se espera cariño, dedicación y monitorización de los progresos del estudiante. Del futuro periodista principalmente se espera actitud y vocación por aprender.

Porque en las facultades de Comunicación se enseña hasta donde llega la teoría, pero la práctica se aprende a pie de campo, con el titular en la mano, con el ánimo de conocer cómo es la rutina del profesional con el que compartimos redacción o al que pegamos un telefonazo para proponerle la publicación de un contenido de calidad. La raza de periodista se forja con curiosidad por poner en perspectiva un proceso informativo original, sus objetivos, cómo conectar un contenido con la audiencia, a través de qué canales más allá de los tradicionales… Aspectos que el tutor de la empresa ha de saber proyectar gradualmente al estudiante para que el plumilla entienda el proceso comunicativo como un todo y al que pueda ir incorporando las nociones de marketing digital necesarias para el periodista del siglo XXI.

¿Difícil? Sí, pero con tiempo, dedicación, ilusión y voluntad por ambas partes se pueden llegar a forjar grandes profesionales de vocación latente y las empresas informativas pueden ser cómplices de una nueva remesa de informadores adaptados al contexto digital.

Posted by @os_delgado
IREDES. BURGOS. SOMA COMUNICACION. 360GRADOSPRESS. FOTO: MARGA FERRER

La realidad aumentada aplicada al periodismo

Las TIC, como se denominan comúnmente, tecnologías de la información y la comunicación, son conocidas porque están en constante evolución, tal y como ocurre con la realidad aumentada que cada vez ofrece más posibilidades en el campo de la comunicación. Pero, ¿en qué consiste esta tecnología y qué puede aportar al periodismo? Se trata de un método de visualización novedoso cuyo fin primordial es recrear escenarios inmersivos y superponer la realidad física a la virtual. Su carácter versátil ha hecho que trascienda al ámbito de la comunicación social y que su uso comience a proliferar en la prensa, sector que ha sabido ver su potencial y explorarlo.

Lo que ha conseguido que se alce como una de las fórmulas híbridas más innovadoras, entre lo digital y lo impreso. Porque desde hace décadas los elementos más empleados por los medios de comunicación para ensalzar el atractivo de la publicación siempre han sido gráficos analistas, infográficos e imágenes llamativas, con el objetivo de atrapar la atención de los lectores. Pero las nuevas tecnologías han dado una vuelta de tuerca a estos banales recursos y han incorporado los mapas interactivos, los códigos bidi, construyendo así puentes comunicativos bidireccionales donde los usuarios también pueden participan y pasan a formar parte como usuarios activos.

Ejemplo de ello es la revista estadounidense Esquire, pionera en aplicar este recurso a su publicación impresa. ¿Cómo lo hizo? En el año 2009 lanzó al mercado una edición con una pantalla de tinta electrónica, a través de la cual los lectores podían por primera vez aprovechar las infinitas posibilidades que brinda la realidad aumentada. De este modo, observaban fotografías y textos animados en tres dimensiones con una aplicación propia de la edición.

Sin embargo, en el panorama español todavía es complicado hallar estos ítems de manera tan clara en los medios comunicación. Aunque si bien es cierto que las grandes cabeceras han apostado y apuestan por contar la actualidad con 360 grados, como hizo El País con ‘Fukushima, vidas contaminadas’, el primer gran reportaje en realidad virtual grabado de esta forma, con una duración de 10 minutos, infografías tridimensionales y sonido inmersivo.

Otra prueba más de que la realidad aumentada está proliferando cada vez más en el periodismo, con el fin de acercar al lector a grandes historias utilizando para ello nuevas herramientas narrativas que le permitan lo que sucede en el mundo.

Periodismo inmersivo

En España existe el primer laboratorio de periodismo inmersivo en español, ‘Inmersive Journalism Lab’, tutelado por las organizaciones Designit, The App Date y Virtual Natives que pretende incentivar un nuevo género de narrativa periodística vinculada a la realidad aumentada. La misión de este proyecto no es otra que la de impulsar una manera nueva de contar la actualidad, en la que el espectador se sitúe en el centro del hecho noticioso, con ayuda de estos 360 grados.

Para conseguirlo, se dedican a enseñar a periodistas a contar historias pensando de forma nativa, desde el primero momento que plantean el guión hasta su grabación y consumo posterior.

Posted by: @ingabarda

Iniciativa de Integridad de Noticias

Iniciativa de integridad en las noticias de Facebook

La Iniciativa de Integridad en las Noticias o News Integrity Initiative nace con el fin de avanzar en el periodismo digital y enseñar, tanto al periodista como al lector, a ser  crítico con la información online que se le ofrece a través de las páginas web. Es, sin duda, un proyecto más que necesario en un campo cuyo posicionamiento en las plataformas digitales, así como su propagación por las redes sociales y su dependencia de estas, crece día a día.

La  fundación del proyecto se ha dado por parte de 25 organizaciones entre las que se encuentran Facebook, la Fundación Ford, la Democracy Fund, la John S. AppNexus, Mozilla o Betaworks. Entre los objetivos que persiguen se da el avance en la alfabetización mediática, el aumento en la confianza en el periodismo en todo el mundo y mejorar la información en el discurso público. Para lograr este objetivo, el proyecto cuenta con una financiación de 14 millones de dólares gracias aL consorcio de estas organizaciones.

La iniciativa significa el inicio de una nueva visualización del periodismo donde el profesional ya no debe estar sujeto solo al incremento de visitas o a las inversiones en publicidad, sino que ha de preocuparse por la calidad y la veracidad de aquello sobre lo que está escribiendo. En esta línea, el profesor Dan Gillmor, de la Universidad Estatal de Arizona, explicó que este proyecto “envía un fuerte mensaje de que la alfabetización mediática importa. No podemos mejorar solo la producción de noticias. Necesitamos mejorarnos a nosotros mismos, ser mejores”.

Hechos como la campaña del Donald Trump, cuando se constató una saturación de información en todo el mundo y se desarrollaron muchas informaciones falsas, es solo un ejemplo de toda la información que los usuarios reciben día a día a través de sus dispositivos móviles y cuya fidelidad no está del todo clara.

Sharon Reguera
Foto: Marga Ferrer
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“Los meteorólogos llevamos la conversación de ascensor a la televisión”

Tomàs Molina (@TomasMolinaB) es una de las caras más conocidas de la cadena de televisión autonómica catalana TV3 como jefe de meteorología y presentador del espacio El Temps y Espai Terra. Además, es el presidente de la Asociación Internacional de Profesionales de la Meteorología en España, miembro del Consejo de Administración del Servei Meteorològic de Catalunya y presidente del Consell Català de la Comunicació Científica, puestos a través de los que pone el acento, entre otras temáticas, en la importancia y la gravedad del cambio climático y en trasladar esa preocupación a la sociedad.

Su pasión por la comunicación y la divulgación de la meteorología le ha llevado a dirigirse también a los más pequeños a través de la lectura con libros como Contes del temps, Contes de l’univers y Contes de la Terra (Barcelona, La Galera. 2003, 2004 y 2006, respectivamente).

¿Qué lleva el profesional de la meteorología de formación y de vocación? ¿Desde joven te habías sentido atraído por el medio ambiente, su investigación y su comunicación?

Cuando era un niño me imaginaba de maestro de matemáticas. Estudié Física para poder ser profesor y en la carrera me interesó especialmente la astronomía. Nunca pensé en mi como hombre del tiempo o meteorólogo, pero la especialidad en mi época era Física de la Tierra y el Cosmos, y las asignaturas eran Astronomía, Meteorología, Física del Aire y Geofísica. Mientras cursaba cuarto de carrera hicieron las pruebas en TV3 y las gané yo. Así empecé a conocer la meteorología operativa y de pronóstico y comenzó a gustarme. Lo cierto es que enseguida me entusiasmó por lo que supone de reto intelectual y científico pronosticar el tiempo. En TV3 se ha invertido siempre en tecnología y en personas que desarrollen esta especialidad a primer nivel y es una gozada tener capacidad para poder implementar nuevas técnicas de pronóstico e incluso de presentación de la información meteorológica.

¿Cuáles son las claves para comunicar en televisión acerca de meteorología de manera clara y comprensible para el público general?

La comunicación del pronóstico ha evolucionado mucho los últimos años, especialmente, porque ahora todo el mundo lo tiene disponible en la pantalla de su móvil. Ahora los presentadores de televisión tenemos que aportar algo más al pronóstico que no sea tan solo acertar el tiempo que hará. Tenemos que ser capaces de explicar el porqué de ese tiempo futuro, explicando una historia que lo haga comprensible y que ayude a recordarlo. Tenemos que conectar con los espectadores y hablar del tiempo del que ellos hablan. Es como si lleváramos la conversación de ascensor a la televisión, pero para todos los ascensores de todas las ciudades y pueblos.

¿Cómo consigues ‘enganchar’ a tu público en ‘Espai Terra’ desde hace ocho años?

¡Es realmente complicado! Competimos a la misma hora con programas de la televisión más amarilla o concursos que reparten enormes cantidades de dinero mostrando reportajes sobre mariposas u olivos, y ganamos en muchas ocasiones. Creo que nuestro secreto consiste en que realmente nos interesa lo que mostramos y en que enfocamos los reportajes con la misma curiosidad que tendríamos si lo visitáramos con nuestra familia. Hacemos un programa muy segmentado, porque a esa hora en casa hay mucho trabajo y no es momento de sentarse tranquilamente a vernos.

¿Crees que el periodismo medioambiental tiene suficiente peso en los medios de comunicación tradicionales?

Los medios de comunicación actualmente van muy deprisa. Es prácticamente imposible poner nada que necesite de un tiempo de exposición o de comprensión prolongado. Eso se lo pone difícil a los temas científicos o de medioambiente. Nosotros lo intentamos y creo que lo conseguimos para una hora de prime time a base de simplificar al máximo los mensajes e intercalarlos con momentos de puro entretenimiento, pero es un ejercicio complicado.

¿Crees que en los medios de comunicación del país se está dedicando suficiente cuota de pantalla a la gravedad del cambio climático y a la necesidad de acciones para ayudar a frenarlo?

El cambio climático ha llegado para quedarse. Las noticias recurrentes y de exposición compleja son muy poco televisivas, incluso poco atractivas, para los medios dirigidos a grandes volúmenes de personas que están acostumbradas a titulares cortos y a textos sin grandes explicaciones. Nuestra sociedad penaliza mucho las informaciones trascendentes, con un descenso de su consumo. Es una realidad que va a más muy rápidamente y que está banalizando e, incluso, convirtiendo en falsos los titulares que llegan a la sociedad, que se hacen más para atraer a los lectores que para informarlos. Las informaciones como el cambio climático, los análisis políticos o económicos serios e, incluso, los sociales son muy difíciles de “vender”, y todavía más que el grueso de la sociedad los “compre”. El periodismo medioambiental tiene poco peso en los medios de comunicación porque la sociedad demanda realmente muy poco esa información. Esa es la realidad. Para conseguir introducirla hace falta ser muy imaginativo y esquemático y acompañarla de elementos de puro entretenimiento.

Desde tu punto de vista, ¿qué tipo de acciones se deberían desarrollar en España por parte de la política y de la sociedad para ayudar a frenarlo? ¿Se está trabajando en este sentido suficientemente en Cataluña?

Es muy difícil encontrar puntos comunes en la comunicación sobre qué hacer para frenar el cambio climático. Se ha conseguido ya que las sociedades española y catalana, como también la de la mayor parte del resto del mundo, sean conscientes de que hay un cambio climático; otra cosa es la percepción sobre su “bondad”. Muchas personas lo ven como algo con impacto “positivo” para su vida diaria, especialmente los que viven en latitudes más frías. Incluso en España, la percepción de inviernos suaves y las primaveras y otoños prolongados es positiva por una parte muy importante de la población. Se hace difícil luchar contra algo que la sociedad ve con agrado.  A pesar de todo, es imprescindible trabajar para limitar el cambio e intentar reducirlo, y se están empezando a hacer políticas para conseguirlo como el acuerdo de París al que se ha sumado España. Es necesario un cambio de modelo económico, que pasa por cambiar cómo se mide globalmente el buen estado de la economía. Hay que incorporar a los índices elementos de sentido común económico como empezar a pagar ahora lo que seguro que nos van a costar pagar en el futuro, desmantelar las centrales nucleares, descontaminar el aire de las ciudades y los campos de cultivo o potabilizar el agua. También incorporar el concepto de felicidad económica, que consiste en el coste económico de las desigualdades sociales que terminan provocando grandes movimientos migratorios como los que se están viendo en la actualidad.

Por David Casas (@casas_castro)
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Redes sociales: unidireccionalidad y bidireccionalidad

El concepto tradicional de medios de comunicación se basaba en una relación unidireccional con los receptores de los contenidos que difundían. Con la irrupción de las redes sociales, especialmente con la universalización de su uso a partir de la paralela accesibilidad a los dispositivos móviles conectados a redes de datos, el modelo se matizó hacia una bidireccionalidad en la que el receptor abandonaba la rigidez de un espacio físico, como el salón de su casa, por el que le abría la movilidad. La misma, cuando coincidía con la de siempre –dicho salón- creaba un mundo paralelo, el de la interpretación, la participación y la creación de unos contenidos propios, con capacidad, incluso, de hacerse notables o influyentes en el canal primigenio o tradicional. Pero las cosas cambian.

De hecho, canales como Twitter han heredado de sus padres tradicionales un deje unidireccional consecuencia del exceso de éxito o, mejor dicho, del desembarco masivo de actores principales llegados desde la vertiente tradicional y su forma de concebir la relación entre el emisor y audiencia. Así, la red social de los 140 caracteres ha ido apagando –o echando- poco a poco, a los usuarios con nombre y apellido. Y, con ellos,  al flujo de interacciones, comentarios, participación en relación al acontecer desde un prisma real, enriquecedor, sincero, directo. Y, ante tal “fuga de cerebros” el terreno de juego acapara un exceso de mensajes de ida sin vuelta, de mensajes políticamente correctos, de sujeto + verbo + predicado + hashtag + imagen (o GIF) sin afán de bidireccionalidad.

Porque aunque la gente haga RT, comente o le guste un tuit determinado, el emisor rara vez se enreda en una conversación de largo recorrido a la que se sumen, como antaño, de modo constructivo más perfiles. El tablero está ocupado por actores tradicionales que han alejado la posibilidad de recuperar la esencia tuitera: la conversación y el gerundio. Y los que algún día descubrieron Twitter con afán constructivo, aparcando incluso su vitola de famosos en el lado tradicional y offline de sus vidas, como Arturo Pérez-Reverte, han terminado por irse o por acomodarse en la unidireccionalidad de su popularidad porque sus tuits han sido desvirtuados en titular, en insulto o en descontextualizaciones incómodas de rebatir sin la magia de la educación, el respeto y la libertad de expresión.

Las virtudes de la bidireccionalidad, pues, se aprecian ahora en otros canales. Como en Facebook, que puede considerarse ya como una simbólica radio, por lo que esta red social está demostrando de instinto de supervivencia y de superación ante la irrupción de nuevas redes, aplicaciones o canales online. Facebook –como la radio ante la tele o las propias redes sociales- siempre sale vivo y, si no, su poder le permite adquirir a la empresa que más difícil se lo esté poniendo, como ya hizo con WhatsApp o Instagram, por poner dos ejemplos.

Precisamente, la hermana pequeña, Instagram –con más de 500 millones de usuarios activos en todo el mundo- ésa que nació con una app de fotografía y que hoy es una red social con capacidad de influencia, diálogo, interacción, segmentación y dinamismo tan notable como los lucidos en los tiempos mozos de Twitter, es un canal perfecto para ser, estar y parecer. Una red social “copulativa” en esencia, donde la bideraccionalidad descrita campa a sus anchas. También en Snapchat ocurre algo similar, y cada vez en un espectro poblacional más amplio en lo que a edades se refiere. Porque eso de que es la red social de los jóvenes sólo lo dicen quienes no la usan o los que están más cómodos bajo el concepto unidireccional de comunicación.

En todo caso, ¿a quién no le gusta tener acceso a comentarios, ser escuchado, participar en conversaciones, contrastar opiniones? En el capítulo de las redes sociales, el camino es más eléctrico, más fugaz, más caprichoso. Tanto como las modas, tanto como la ventaja que marca el early adopter y el rastro que su experiencia deja para los que vienen detrás, desde ámbitos tradicionales de participación, sea en el canal que sea. Tan complejo, como sencillo; tan unidireccional, como bidireccional.

Posted by @os_delgado o @360gradospress