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Claves de una comunicación responsable y sostenible

¿Es posible practicar una comunicación responsable y sostenible? En contextos informativos como el que actualmente impera en las empresas, cuya aspiración a atender los ODS y a cuidar el planeta les “obliga” a trabajar para que sus productos y servicios sean respetuosos con el medio ambiente, la comunicación que proyectan ha de ser también, necesariamente, “limpia”. Al menos, ha de aspirar a serlo en los intangibles, con algunas herramientas clave como las que recogemos ahora en este post.

Responsabilidad en esencia. La esencia de la comunicación responsable ha de tener en cuenta los valores propios de la praxis medioambiental de las compañías. Esto es, si una empresa quiere proyectar a la sociedad la capacidad, sacrificio, esfuerzo y decisión de respetar las reglas del juego del planeta y de la legislación o certificaciones que así lo garantizan, la comunicación que practiquen ha de se responsable con ese trabajo que implica a toda una plantilla y acompañar, en suma, dicho esfuerzo para que la imagen, las versiones y los titulares que fluyan de la organización reflejen su apuesta real.

Contenedores y soportes. Si una empresa quiere comunicar valores sostenibles, éstos han de incorporarse a la trazabilidad de hechos que proyecte. Es decir, la estrategia de comunicación ha de saber incorporar las pautas que contemple cada departamento en ese afán, desde la comunicación interna a la externa, pasando por los soportes, contenedores y contenidos que fluyan de la compañía, tanto online como offline. Una política de marca asociada a dichos valores, y una hoja de estilo sostenible que puedan practicar los departamentos en su día a día, tanto comercial como ejecutivo, serán claves para que de lo dicho al hecho haya poco trecho.

Transversalidad y oportunidades informativas. Precisamente, de cada departamento, de cada lanzamiento, producto o servicio, la estrategia de comunicación responsable habrá de entrelazar las virtudes, defectos, oportunidades y propiedades, al objeto de pautar planes de comunicación transversales que optimicen al máximo los esfuerzos de difusión y de divulgación de los valores sostenibles e intangibles de la empresas. Porque si se busca la eficiencia en materia de comunicación, exprimiendo las posibilidades reales para alcanzar la eficacia, la praxis misma de ponerla en práctica restará recursos, tiempo, espacios y acción que refleje realmente una apuesta responsable por lo que se hace, se dice y se divulga de lo que se practica, se dedica y se comercializa.

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La radio, antónimo de soledad

¿Dónde escuchamos la radio? ¿Cómo vemos la tele? ¿Quién lee periódicos en papel? ¿Cuántos se informan a través del dispositivo móvil? ¿Nos quedamos con la primera pregunta?

Nos quedamos con la primera pregunta por respeto. Porque el 13 de febrero es desde 2012 el Día Mundial de la Radio, como así lo declaró la Unesco. Pero también elegimos esa cuestión porque su respuesta es dinámica, sencilla y directa. La radio es el medio que históricamente mejor se ha sabido adaptar a los cambios sociales, a las modas, al consumo, al uso y abuso de plataformas diferentes a las tradicionales, a la vida y a sus aristas tecnológicas.

La radio se escucha en el coche (todavía), la radio se lleva encima (en un app, en el móvil o en un transistor –¿aún?-); la radio llega al supermercado, a la peluquería, al estadio, al barco, al tren, a la ducha (¿también?); la radio es tan inmediata como un tuit (¿o no?); la radio es una voz misteriosa a la que no hemos desenmascarado aún (¿o sí?); la radio se ve también en Youtube o en la versión web de cada estación; la radio salta a la tele (en los telediarios) o se retroalimenta con su fonoteca para sonrojar a más de uno que olvidó lo que dijo… La radio, sí, la radio es así.

La radio es el medio tradicional que mejor ha sabido leer la vida y que acompaña tanto como las redes sociales en esa nueva forma de consumir información en modo múltiplex o, lo que es lo mismo, ver mientras sientes lo que otros opinan sobre lo que estás viendo; escuchar una tertulia como lees una colección de tuits mientras se celebra la gala de los Goya o el festival de Eurovisión; mientras recuentas votos y lees encuestas; la radio es el tintineo informativo y entretenido que mantiene la llama al otro lado las 24 horas del día. La radio es el antónimo de soledad.

La radio es para siempre.

Feliz #DíaMundialdelaRadio

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Lo que el tiempo dejó en las redes sociales

Pasan los años y los usuarios de las redes sociales envejecen al mismo ritmo que los jóvenes implementan los nuevos lenguajes en su cotidianeidad. Los primeros han dejado de ser tan intensos y románticos en sus incursiones por el social media; los segundos han elegido los gif, los memes, las historias efímeras y los emojis para conectar con comunidades cada vez más complejas.

Complejas por la hiperespecialización, por un lado, del espectro temático que se abre ante los ojos de los nuevos lenguajes. Y, por otro, la sencillez generalista que todo lo impregna en grandes contenedores que aglutinan toda esa hiperespecialización. Esto es, canales abiertos a una gran masa de comunidades que marcan la capacidad de influencia de marcas, empresas y hábitos.

Hábitos cada vez aparentemente más saludables pero, a la vez, más engañosos. Porque del 100 por 100 de aceite de oliva virgen extra que lleva una bolsa de patatas fritas con un 99% de aceite vegetal y cuyo 1% restante sí se ha hecho con ese aceite de oliva virgen extra 100% aceite de oliva virgen extra; al sin azúcares añadidos a los ya de por sí continentes en la magdalena sin gluten y sin procesar con harina que no es 100% integral porque el 50% de la harina restante que no es 100% integral ha sido procesada… nos dejamos liar o llevar ante una realidad ruidosa pero poco especializada en realidad.

O sí, quizás más especializada de lo que pensamos. Porque si usamos a la vieja usanza la información que circula por las redes sociales, por las más generalistas como por las menos, podemos seguir conectando con perfiles interesantes. De los de antaño y de los de ahora. Desde el médico que puede trazar una prospectiva de hacia dónde discurrirá la evolución del coronavirus y su posible antídoto con base científica al gamer que podrá vaticinar quién será la nueva estrella de la temporada siguiente de la liga de esports de turno.

Del auge de los youtubers a su veteranía diez años después, del auge de los snaps a su confluencia con el idioma de TikTok, de la información tuiteada a la conversión tuiteable de las imágenes y del silencio de las fuentes más cualificadas, de lo de antes a lo de ahora, de las formas de consumir información a las formas de seguir consumiéndola, pero de otra forma.

De lo viejo desde lo nuevo. De las redes sociales y de su constante evolución. De la necesidad de seguir analizando los hábitos sociales para comprender mejor nuestro comportamiento en las plataformas en que proyectamos estilos, formas de ser, lo políticamente correcto, las mentiras de un producto, las verdades de una marca y hasta la manera en que nos gustaría vivir por como pensamos que nos perciben a quien se lo contamos.

Filosofía del social media en reflexiones abiertas a la aportación desde el prisma o formato que cada cual desee, veteranos o noveles.