Javier Montes es uno de los dos periodistas al frente de 360 Grados Libros, la editorial especializada desde la cual actúa como plataforma de promoción y distribución de las aventuras literarias de sus compañeros de profesión. Desde que esta iniciativa vio la luz hace apenas dos años, ha estado sumergido en las labores de edición de proyectos donde varios periodistas han enfocado su ilusión y esfuerzo. En un sector tan amenazado por el paro como el de los medios de comunicación, y a la vez tan creativo, las oportunidades no abundan y las ideas afloran. Alguien tiene que darles forma.
¿Cree que la profesión de periodista y la vocación de escritor van de la mano?
Sí y no. Hay periodistas que no son escritores y hay escritores que no son periodistas, pero es verdad que el periodista, por vocación, suele tener una buena pluma. Aquellos que se animan a escribir suelen conseguir obras interesantes, probablemente alejadas además de lo que son todas las reglas básicas de escritura. Si entras en internet y te pones a buscar, hay una oferta tremenda de cursos para mejorar las dotes literarias, es un poco como el fenómeno runner que está tan de moda ahora, hay mucha gente que se está animando a escribir.
¿Qué se es antes, escritor o periodista?
Para ser escritor necesitas un hábito de escritura muy grande, escribir prácticamente todos los días. Los periodistas escritores con los que yo trato le dedican unas cuantas horas al día. Entonces, yo creo que primero eres periodista y luego escritor. Te vas labrando un poco tu trayectoria profesional, vas cogiendo mano a la hora de escribir y hay un momento en el que te lanzas a por tu primera novela.
¿Cree que escribir ficción puede ser una vía de escape para los periodistas tan ligados a la actualidad?
Puede ser, pero también es verdad que normalmente la gente que se anima a escribir, ya sea ficción o realidad, suele hacerlo sobre algo que domina. Resulta mucho más fácil a la hora de conseguir una coherencia y que la obra sirva para ser publicada. Un ejemplo de esto son los dos libros que hemos publicado en el sello editorial de 360 Grados Libros.
El primero, Peláez, historias de un periodista de provincias, lo escribió David Barreiro, periodista y escritor de Gijón. La obra recoge unos diálogos entre un director tirano de un medio de comunicación y un periodista muy vocacional pero sometido a la tiranía de su jefe. Yo no creo que Barreiro haya vivido eso con exactitud, pero puede ser que tenga algunos sentimientos parecidos o los haya tenido.
En el caso del otro libro que publicamos, Temporada de cizaña de Marcos García Martí, un periodista y escritor de Valencia, es una novela de ficción muy paralela a la realidad. Está ambientada en Valencia y la trama se desarrolla en parte en Canal 9. Hay algunas historias vinculadas a la corrupción política y demás. García Martí trabajó en Canal 9 y vive en Valencia. No tiene todo que ver con la realidad pero algo sí.
Siempre he oído que uno de los periodistas escritores que mejor se documenta a la hora de escribir sus novelas es Arturo Pérez-Reverte. Por ejemplo, en la Reina del Sur, estuvo no sé cuánto tiempo en Algeciras cogiendo información, viajó a México… Claro, él tiene una gran trayectoria detrás y unas posibilidades económicas importantes, pero el caso es que si no estaba vinculado o había hecho un trabajo previo en relación al tema del narcotráfico y demás, se documentó. Yo creo que cualquiera que se anime a escribir va a jugar un poco en casa porque le va a resultar un poco más fácil.
¿Por qué hace falta editoriales especializadas en libros escritos por periodistas?
No sé si hace falta o no pero no hay ninguna otra editorial especializada en libros escritos por periodistas, 360 Grados es la primera. Nosotros nos embarcamos en este proyecto un poco porque nos apetecía hacer algo para fomentar la cultura, editar un libro no deja de ser una apuesta por la cultura. Las pequeñas editoriales como la nuestra no tienen como objetivo ganar dinero, sería muy iluso. Pensamos en abrir esta plataforma al ver que había muchos compañeros de profesión que se habían quedado en paro. Había gente sin trabajo que tenía mucho talento y que no carecía de la oportunidad de mostrárselo a la gente. Es como un pintor que pinta muy bien pero tiene sus cuadros en casa. Nosotros queríamos que se pudiesen ver.
¿Qué particularidades plantea la edición de estos libros?
¿Particularidades? No sé. Como nosotros solo publicamos libros escritos por periodistas no sé qué particularidad puede tener la obra de un periodista respecto a un libro escrito por otra persona. Para nosotros es un reto y una responsabilidad. No dejan de ser compañeros de profesión y quieres que todo esté a la altura de su talento, que la edición esté muy cuidada y tratar de que su libro esté en una librería aparte de en la página web. Es complicado a la hora de que el producto definitivo salga sin ningún error porque parece que el periodista no pueda tener ni un solo fallo a la hora de escribir, se nos mide muchísimo. La gente por desgracia cada vez escribe peor y todo el mundo en su profesión comete errores. Intentas que el libro sea perfecto pero es complicado. Aunque, probablemente, si publicásemos para autores que no fuesen periodistas nos ocurriría lo mismo.
Usted también es periodista, ¿facilita esto el vínculo editor-autor?
Sí, desde luego que sí. No dejas de estar dentro de un gremio, acotado a tus compañeros. Las propuestas que te llegan son de ellos, conoces a mucha gente. Te llegan borradores muy interesantes, ojalá pudiéramos publicar todo lo que nos llega pero nos es imposible.
¿Qué es lo más gratificante de la edición de libros?
Todo. Desde el momento en que recibes el borrador, te animas a llevarlo adelante, el tema de los plazos con la maquetación, la corrección… El ir a buscarlo a la imprenta probablemente sea uno de los momentos más bonitos. Después de tanto trabajo, coger el libro que tú has visto en el ordenador o en papel fotocopiado para hacer correcciones y tocarlo es muy especial. El momento en el que lo ves físicamente es precioso, dicen que es como tener un hijo. Es también muy gratificante el acudir a las presentaciones y ver a la gente interesándose por la obra de alguien con el que llevas meses trabajando.
El mundo de los libros tiene un poco de magia, son como pequeñas joyas que se conservan siempre. La gente no se deshace de ellos, si acaso los dona pero nunca los tira.