Externalizar o diseñar desde la propia organización un plan de comunicación puede llegar a ser una faena utópica si no se vincula a un enfoque práctico, realista y analizable. ¿Qué debo tener en cuenta como empresa para respaldar adecuadamente dicha estrategia de cara a la celebración de un evento, un lanzamiento de producto o de mi propia marca?
1.- Sincronía entre departamentos. Hacer equipo es fundamental desde el primer momento. Cada perfil profesional dentro de una empresa cobija poder de información que, despojado de la cualificación o de la especialización tecnicista, puede llegar a ser traducible al público general o al cliente empresarial al que se dirija la estrategia.
2.- Evaluación de recursos humanos y de recursos materiales necesarios para poner en práctica la estrategia de comunicación. Ser realistas, tanto desde el punto de vista del esfuerzo inversor que se puede realizar en relación a los objetivos que se pretende conseguir con determinada acción, como desde el punto de vista de los recursos profesionales de los que se dispone. Desequilibrar la balanza en este capítulo hacia modelos domésticos para salir del paso con soluciones poco profesionales redundará en una mala praxis de la acción y en unos resultados poco optimizados
Ejemplos encontramos muchos: desde la persona que asume funciones dentro de la empresa para las cuales no está cualificada porque el responsable dentro de su jerarquía la resta importancia al peso que tienen dichas funciones; a aspectos materiales que comunican la excelencia o las virtudes reputacionales de la empresa, tales como las fotografías corporativas con las que se ilustra una web o las que se distribuyen a los medios de comunicación sin que hayan sido tomadas por un fotógrafo profesional que conoce el idioma de los colegas receptores de la información gráfica, la medición de la luz, el encuadre… Algo que el hijo de, el smartphone del jefe, o la tableta del administrativo no conocen, por muy buena predisposición que pongan en su labor colaboracionista hacia su superior.
3.- Presupuestar al detalle las necesidades del plan de acción antes de lanzarse a convocar una presentación, evento o lanzamiento. Además del ruido o expectación que la organización sea capaz de menear, no se pueden escatimar ni tiempo ni recursos en la mejor preparación de la improvisación. Si es con manos profesionales, mejor. La reputación, los años, la experiencia, la cualifiación del convocante, saldrán mucho mejor reforzadas si la empresa o la organización apuesta por invertir en la reputación, los años, la experiencia, la cualificación de profesionales del ramo de la comunicación que les orienten a llegar a buen puerto: el de la repercusión bien hecha, con calidad, implicación y resultados positivos, medibles, con retorno de inversión.