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“El techo de cristal afecta a todas las profesiones por muy feminizadas que estén”

La periodista Cristina de la Hoz (@delahozm) es un claro ejemplo de la importancia y la enorme presencia que la mujer ha tenido en la información política (y, por supuesto, también en el resto de temáticas) desde la llegada de la Democracia a nuestro país, a pesar de que, como ella misma indica, los altos puestos de las grandes cabeceras han estado reservados a los hombres durante 40 años hasta el ascenso directivo de Soledad Gallego en El País. En la actualidad De la Hoz escribe sobre esta área periodística en el diario digital El Independiente.

¿Cómo defines la buena práctica periodística?

Honestidad, curiosidad y espíritu crítico. Y, con esas herramientas, ejercer un oficio de enorme responsabilidad porque el producto de ese trabajo configura en mayor o menor medida el estado de opinión pública en las sociedades democráticas. Sirve para cualquier ámbito de la información, pero de manera muy especial para el área política. ¿Eso significa que no se pueden cometer errores? En absoluto, pero nunca guiados ni por la mala fe ni por intereses inconfesables.

¿Cómo era el periodismo que se ‘respiraba’ en las grandes cabeceras en los 80 en comparación con la actualidad?

Mi experiencia en la década de los ochenta es limitada porque no comencé a formar parte de la plantilla de una redacción hasta muy avanzada esa década. Recuerdo, quizá más por la edad que yo tenía entonces, una enorme efervescencia. Eran las cabeceras de papel las que marcaban la actualidad del día, los grandes referentes y la sensación (cierta) de que sobre ellos se sostenía el pilar de una democracia aún muy joven.

¿Era difícil para una mujer prosperar en una profesión todavía bastante masculina en aquella época?

Curiosamente la información política siempre ha tenido un fuerte componente femenino en democracia. Si se atiende a los que fueron los grandes referentes periodísticos de la Transición, los nombres más importantes son los de Victoria Prego, con la que tengo el honor de trabajar en El Independiente, y Julia Navarro. Actualmente la situación no es muy distinta. Somos mayoritariamente mujeres las que informamos sobre el Gobierno y los distintos partidos políticos. Otra cosa es que esa presencia se traduzca en la asunción de responsabilidades y cargos en el staff periodístico. No deja de ser llamativo que hayan tenido que transcurrir cuarenta años desde la celebración de las primeras elecciones democráticas para que una cabecera de papel de ámbito nacional tenga a una mujer al frente como es el caso de Soledad Gallego en El País. Pero el “techo de cristal” afecta a todas las profesiones por muy feminizadas que estén.

¿Cuáles son las claves para realizar periodismo político de calidad y que capte la atención del lector?

Fundamentalmente ser conscientes de que en política todas las fuentes responden a intereses personales o de partido, salvo que el grado de confianza alcanzado permita una comunicación sincera. De ahí la importancia de discernir la verosimilitud de la información y contrastarla. Asimismo, hay que huir de la práctica cada vez más generalizada del periodismo declarativo que tanto interesa a las formaciones políticas para vender su mensaje. Aunque es difícil sustraerse a una actualidad que nos arrolla, es necesario abandonar el carril informativo. Por otro lado, si bien el actual formato digital necesita captar la atención del lector entre la enorme oferta que hay, el periodismo político de calidad no puede centrarse en la búsqueda de visitas. Es esa calidad la que debe actuar a modo de señuelo del lector.

¿Qué reflexión haces sobre tu libro Pacto de caballeros y su influencia, 16 años después de su publicación?

Se hizo en un contexto de cierta normalidad política, si lo comparamos con lo que ha ocurrido en este país desde el año 2014 (aparición de nuevas formaciones políticas, abdicación real, repetición de elecciones, desafío independentista en Cataluña, etc.). Acontecimientos que nunca hubiéramos imaginado en tan corto periodo de tiempo. Creo que el libro retrata una época y una forma de hacer política que ahora ha saltado por los aires. Me gusta echarle una ojeada y ver lo que ha sido de esos protagonistas 16 años después: Rodrigo Rato, Francisco Álvarez-Cascos, Jaime Mayor Oreja, etc. Personas que lo fueron todo. De aquella etapa quedaron dos supervivientes: Mariano Rajoy y Javier Arenas, hoy también en retirada.

¿Qué futuro le ves a los jóvenes que en la actualidad estudian Periodismo en nuestro país? ¿La clave de su mantenimiento en la profesión se encuentra solo en el mundo digital?

Nuestra profesión ha sufrido una enorme e irreversible transformación. Ya no son sostenibles las grandes redacciones ni, por ejemplo, esas redes de corresponsales en el extranjero que daban prestigio a las cabeceras. El papel languidece y resistirse a ello es un ejercicio de melancolía. Eso afecta tanto cuantitativa como cualitativamente a los profesionales del periodismo, porque si bien han proliferado los medios digitales, es una actividad devaluada en lo económico. Ahora bien, hablar del mundo digital no es en absoluto incompatible con la calidad. Creo que un buen ejemplo es El Independiente, donde no hay una sola información cuyo único objetivo sea intentar inflar el número de visitas. Ni ‘zascas’, ni titulares-cebo, ni vídeos de supuestas celebridades. Nada de eso. Cuando me reúno con jóvenes estudiantes en la escuela de Periodismo Manuel Martín Ferrand sólo les pido dos cosas: esto es, que sean exigentes con la calidad de la información que consumen en la red, sin dejarse distraer por la gran cantidad de basura que circula por ella, y que salgan de las redacciones a buscar la información. El futuro de los nuevos periodistas es complicado, pero tampoco hay que olvidar otros formatos como la radio o la televisión, menos afectados, sobre todo el primero, por la reconversión del sector.

Por @casas_castro
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“El buen periodismo genera una opinión propia”

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La periodista Cristina Bea ha centrado su carrera profesional en el periodismo deportivo profesional, tanto en radio como en televisión, y sigue el día a día de los equipos valencianos Valencia C.F., Levante U.D. y Pamesa Valencia. Actualmente trabaja a pie de campo y como redactora para beIN SPORTS, GOL TV y LaLiga.

¿Cuándo comenzaste a interesarte por el mundo del periodismo? ¿Eras de las que de pequeña se plantaba con un cepillo a modo de micro delante de un espejo para dar una noticia?

Sinceramente, no tengo conciencia de no estar interesada por el periodismo 😊. Con doce o trece años ya decía que quería dedicarme a ello después de años de haberlo consumido. Siempre he sido muy aficionada al fútbol y a la información que genera, aunque la verdad es que nunca me dio por ponerme frente al espejo a narrar o a comentar. Curioso, pero no.

¿Cómo defines el buen uso del periodismo?

Defino el buen periodismo como aquel que se hace para nutrirse de datos, de cifras, de estadísticas y de realidades. De la mayor objetividad posible para después generar una opinión propia. Para saber, sin tendencias ni colores. Y después pensar y opinar.

¿Cuáles son las claves para hacer periodismo deportivo para televisión sin caer en el ‘salseo’ o el lado más banal de la noticia?

De esa forma precisamente: facilitando los datos y contando la realidad tal y como es. Sin edulcorarla ni alterarla. Siendo lo más informativo posible.

¿Qué es lo que has aprendido en tus años de ejercicio periodístico que te haya hecho cambiar tu pensamiento inicial acerca de la profesión?

La verdad es que no tenía una idea de la profesión. Soñaba con hacer de pie de campo, de inalámbrico, en la radio, pero por suerte no tuve prejuicios ni ideas preconcebidas, pero seguro que se habrían ido al traste pronto 😊. Quizá cuando trabajas, por destacar algo, eres más consciente de las horas que hay detrás de cualquier información, de cualquier retransmisión y de la cantidad de gente que mueve a nivel técnico. Ver para creer.

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“El #MeQueer ha expuesto la necesidad de hablar del acoso que sufre el colectivo LGTBI”

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Hace algunas semanas que el escritor alemán Hartmut Schrewe encendió la mecha de la reivindicación pública del colectivo LGTBI con un tuit que incluía el hashtag #MeQueer como emblema de un movimiento que se ha expandido por todo el mundo. Una puerta abierta y acogedora que ha invitado a muchísimas personas a contar sus propias experiencias en cuanto a acoso verbal y físico y las secuelas que les han supuesto (depresión, baja autoestima, etc.).

En España el encargado de difundir masivamente esta iniciativa de manera casi intuitiva, como él mismo afirma, al contar varias de las anécdotas que más amargamente recuerda, ha sido el periodista Rubén Serrano.

¿Cuál fue la anécdota vital con la que viralizaste el hashtag #MeQueer a través del tuit de Hartmut Schrewe?

De forma intuitiva comencé a compartir experiencias cuando descubrí el tuit de Schrewe, ya que en España no había tenido la repercusión que sí había conseguido en países de Europa como España. Una de las primeras fue cuando hace años iba con mi madre por la calle y un señor pasó por nuestro lado y dijo “qué maricón”. Mi madre no dijo nada y ello me hizo sentir violento, mal, cuando deben ser los otros los que tienen que sentirse así.

¿Crees que había una necesidad por parte del colectivo LGTB de que alguien encendiera la chispa de la reivindicación de una manera tan cruda y directa en nuestro país?

El movimiento ha expuesto la necesidad de hablar del acoso que sufre el colectivo LGTBI, tanto verbal como físico, cada día. Nos hemos unido en un espacio en el que denunciar en voz alta nuestras historias personales. Ha sido una manera de darnos un abrazo entre todos y darnos cuenta de que no estamos solos.

¿Qué acogida está teniendo el hashtag #MeQueer por parte de la sociedad no LGTBI?

Está invitando a todos ellos a la reflexión. He recibido comentarios en los que gente me ha llegado a pedir perdón porque se ha dado cuenta de comentarios negativos que ha llegado a poder hacer y de los que no se había dado cuenta hasta ahora. Hace falta un cambio social y valorar la diversidad. No hay que ver lo ‘diferente’ como algo malo, sino positivo. A nivel social muchas personas siguen enquistadas en el pasado a la hora de utilizar palabras ofensivas hacia nosotros.

¿Cómo percibes la difusión que están haciendo los medios de comunicación? ¿Notas un interés real de denuncia o la acogida informativa a una tendencia como cualquier otra?

Lógicamente forma parte de la agenda de los medios por su actualidad, pero sí que encuentro una preocupación real por cubrirlo, por dar voz a muchos casos. Es la misma estela del #metoo, no algo anecdótico, sino un problema que está ahí.

¿Cuántas veces los padres y las madres han influido negativamente en la educación y en la visión que los niños y adolescentes LGTBI tienen sobre sí mismos y con la que crecen y se forman como adultos?

No es culpa de nuestros padres, madres, tíos, tías…sino que es un problema estructural, que se repite generación tras generación. Es algo cultural que se ha arrastrado a lo largo de los años. Antes no existía la denuncia. Al sacarlo a la luz, ha servido como aviso de cambio, porque es un problema cotidiano.

¿Tenemos en la actualidad en nuestro país o fuera figuras LGTBI que sirvan de ejemplo positivo para los niños y los adolescentes en los medios de comunicación o el cine?

En la cultura pop mainstream actual encontramos muchas como Years & Years o Troye Sivan. Famosos que han afirmado sin reparos que son gais o bisexuales públicamente. En España tenemos a los Javis (Javi Calvo y Javi Ambrossi) o a Jesús Vázquez, que dicen a los jóvenes LGTBI que ellos también pueden llegar a tener ese éxito y que no son menos que los demás.

Algunos de ellos tienen ‘pluma’. ¿Por qué sigue siendo algo rechazado?

Porque vivimos en una sociedad en la que se censura todo lo que no sea heteronormativo. Por ejemplo, que siendo un hombre no te ‘comportes’ como un hombre. Se les toma como un chiste, sobre todo, cuando son personajes públicos. Antes era un problema, pero ahora ya no sucede tanto. La sociedad es muy diversa y podemos tener cabida todos y respetar todos los modelos existentes.

¿Está suficientemente concienciada la sociedad no LGTBI sobre el peso que tienen palabras como ‘maricón’ o ‘bollera’?

Hay cada vez más concienciación en las grandes áreas, pero no tanto en las pequeñas. Esas palabras son insultos dañinos cuando se utilizan como tal. Si las utilizamos nosotros nos empoderan y ayudan a reivindicarnos. La gente no está suficientemente concienciada porque las palizas y el acoso verbal se siguen sucediendo detrás del falso espejismo de la sociedad moderna. Pero eso es una superficie. Sigue habiendo cultura del odio y homofobia. Pero estoy contento con que el movimiento #MeQueer llegue a hacer reflexionar al menos a la gente. Es un éxito.

Por @casas_castro

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libros

4 libros de periodismo que no te puedes perder

Si eres de los que devora los libros y estás exento de ideas sobre qué leer, desde Soma Comunicación te recomendamos cuatro libros de periodismo que, una vez los termines, probablemente te hagan ver la vida diferente, te harán reflexionar sobre la actualidad y durante su lectura desearás que no llegue la última página que marque el punto y final. Humor, intriga, misterio, nervios a flor de piel… ¿Estás preparado para vivir intensas experiencias viajando a través de los libros? ¡Allá vamos!

El crimen de la calle Fuencarral – Benito Pérez Galdós

Benito Pérez Galdós, autor de El crimen de la calle de Fuencarral. El crimen del cura Galeote, cuenta el desarrollo de dos crímenes que sucedieron a finales de 1880 en la capital española. No sólo explica lo que transcurría en el juicio y la investigación de los hechos en sí, sino que también valora el papel de la prensa, el poder que tiene en ocasiones para tomarse la justicia por su mano y juzgar sin apenas saber del caso solo para satisfacer a su público. El libro fue publicado en el 2002 pero, desgraciadamente, todo lo que nos cuenta de la opinión pública en la justicia sigue hoy en día vigente. Así como la forma de actuar de los asesinos que llevan a la sociedad, a la justicia y a la opinión pública por donde quieren.

Galdós finaliza un capitulo del asesinato en la calle de Fuencarral con la siguiente reflexión: “La prensa, obligada a sostener y aparentar la curiosidad del público, no puede ejercer de fiscal ni menos de juez en asuntos criminales sin exponerse a cometer grandes e irreparables injusticias”. Dicho juicio se puede observar en la actualidad puesto que en muchas ocasiones la prensa se mete demasiado en temas ajenos a su profesión, llegando a crear un ambiente aun más negativo en las calles, inculpando en ocasiones a gente inocente. También es cierto que en otros casos ha tenido razón la opinión pública, pero se tiene que dejar la justicia en manos de los tribunales e informar una vez se sepa si los acusados son inocentes o culpables, y no manchar así la imagen de alguien que luego resulte absuelto por no cometer el delito, crimen, o la razón por la que se le acuse.

La llave de Sarah – Tatiana de Rosnay

La periodista y escritora Tatiana de Rosnay nos traslada al 16 de julio de 1942 en Francia. Ese día, más de 13.000 judíos fueron arrestados y encerrados en el “Velódromo de la Vergüenza”, cerca de la Torre Eiffel. Rosnay narra con todo detalle cómo fue la semana que pasaron allí muertos de hambre y humillados hasta que, los que no decidieron suicidarse lanzándose al vacío, fueron trasladados a Auschwitz. Ante la llegada de los nazis, Michel, un niño pequeño, se esconde en un armario y Sarah, su hermana mayor, de diez años, le encierra para protegerle y se guarda la llave, pensando que regresará en unas horas. Sin embargo es brutalmente arrestada con su familia por la policía francesa. En la novela vemos dos historias dentro de la misma alternándose los capítulos. Por una parte, una periodista investiga el caso de Sarah seis décadas después para hacer un reportaje sobre el 60 aniversario de lo ocurrido aquel 16 de julio del 42 en el velódromo. Por la otra, vamos conociendo qué ocurrió con aquellos hermanos, regresando para ello al pasado y viviéndolo todo desde el punto de visa de la pequeña Sarah.

Sin duda es un libro que no deja indiferente a nadie. Rosnay consigue que nos traslademos a la II Guerra Mundial, al Holocausto judío, que vivamos en nuestras pieles lo ocurrido como si estuviésemos allí presentes. El jugar alternando los capítulos enriquece la novela al ver como una periodista investiga un caso en el que todo el mundo le pone obstáculos al no querer hablar sobre ello, y por otra, al leer el relato en primera persona de una niña de 10 años que sufrió el holocausto sola, separada de su familia.

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Ninguna guerra se parece a otra – Jon Sistiaga

El periodista Jon Sistiaga consigue que el lector no vuelva a ver con los mismos ojos a los corresponsales de guerra después de saber cómo viven durante los conflictos bélicos, como él cuando cubrió la guerra de Irak. No solo corren un riesgo extremadamente alto al acercarse lo máximo posible para poder retransmitir con detalle la realidad de los hechos, sino que en ocasiones se convierten en víctimas y caen en el frente, como el caso de Jose Couso. Sistiaga en Ninguna guerra se parece a otra narra lo que le sucedió a su compañero de profesión, los momentos previos al bombardeo hasta el traslado a un hospital y el triste desenlace de la vida de Couso, desde la reacción de las autoridades españolas hasta el compañerismo de los periodistas y las multitudinarias manifestaciones en toda España.

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Peláez. Historias de un periodista de provincias – David Barreiro

En la redacción de un diario de provincias que vivió su época de esplendor muchos años atrás, Peláez, un periodista de la vieja escuela, trabaja de sol a sol mientras su jefe, el director, duerme la siesta, bebe whisky barato o se toca su prominente barriga en el despacho. Afuera, el país se desmorona sumido en una profunda crisis económica y moral en la que aumenta el paro, los recortes del gobierno y la corrupción política mientras disminuyen los derechos y las ilusiones de los ciudadanos. Las conversaciones entre estos dos personajes son un reflejo de la realidad española en los últimos años y en ellas se dan cita el estallido de la burbuja inmobiliaria, la reforma laboral, el caso Gürtel, los éxitos del deporte español o la difícil situación de la cultura. Se trata de diálogos cargados de humor negro, sarcasmo y acidez, además de un homenaje a un oficio hoy más que nunca en entredicho: el periodismo.

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Las mejores portadas de The New Yorker

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Ante tantos intereses para que no salgan a la luz determinados hechos llegando incluso a amenazar a periodistas o intentar comprar su silencio, es fundamental que sigan existiendo medios de comunicación que no estén contaminados, que sean independientes, prensa libre que pueda ser crítica con los gobiernos y que ofrezca una visión analítica pura sin caer en lo demagógico y en el morbo, el cual está más presente cada vez con titulares a veces engañosos con tal de conseguir repercusión. Un ejemplo de periodismo de calidad es la popular revista semanal estadounidense The New Yorker. Entre sus hojas podemos leer desde grandes reportajes y artículos hasta historias de ficción. A sangre fría, de Truman Capote, fue publicado por primera vez en fragmentos en la revista.

The New Yorker es mítica no solo por la calidad de sus artículos, sino también por el arte de sus portadas. Siempre son dibujadas y a menudo están llenas de humor e ironía. Algunos consideran a la revista estadounidense como El Jueves de España. Las ilustraciones no solo se quedan en la portada, sino que también acompañan a los contenidos del interior.

Por más que pase el tiempo, sus portadas no acaban en el olvido. Sin ir mas lejos, hace unas semanas, una de ellas, más concretamente la de junio de 2008, una tuitera la recuperó y la convirtió en viral una década después de su publicación.

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A lo largo de su historia nos encontramos con portadas de todo tipo: conmovedoras, políticas, absurdas… Sea como fuere, siempre consiguen llamar la atención del lector. Hagamos un repaso a las mejores portadas de The New Yorker desde su creación en 1925 hasta la fecha.

16 de febrero de 1998: Escándalo Bill Clinton y Monica Lewinsky

En 1998, el presidente Bill Clinton admitió haber tenido varios encuentros íntimos en la Casa Blanca con Lewinsky, una becaria de 22 años. The New Yorker no dudó en hacerse eco y publicó está portada con el humor que le caracteriza.

14 de febrero de 2000: San Valentín

Desde la revista estadounidense defienden el derecho a enamorarse de quien uno quiere, sin importar sexo, religión o procedencia, incluso entre animales. Así lo hizo patente en el número del 14 de febrero del año 2000.

11 de septiembre de 2001 – Atentados 11-S

Sin duda, una de las portadas que la gran mayoría de las personas tiene en la retina y grabada en el recuerdo es la ilustración de los atentados del 11-S. Triste, lúgubre, oscura.

31 de octubre de 2005: Halloween

Probablemente si tuviésemos que ilustrar Halloween la mayoría de nosotros lo haríamos con niños disfrazados diciendo “truco o trato” al pedir caramelos. The New Yorker sacó otro punto de vista, el de la parca que llama a la puerta.
28 de marzo de 2011

El 11 de marzo de 2011 tuvo lugar en Fukushima el peor accidente nuclear desde Chernóbil en Ucrania en 1986. El de Japón está considerado uno de los mayores desastres medioambientales de la historia reciente. Así lo representaba The New Yorker en su portada del 28 de marzo de 2011.

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análisis de grandes cabeceras francesas

Análisis de las grandes cabeceras francesas

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La prensa francesa sufre del profundo cambio que ha provocado la aparición de la versión digital en su funcionamiento. Así, en pocos años, muchos periódicos han desaparecido o han perdido millones de lectores. Sin embargo, quedan todavía grandes cabeceras francesas que siguen compartiendo noticias cada día, tanto en la tirada en papel como en la versión 2.0. Veamos algunas de ellas.

  • Le Monde: se trata del periódico pagado nacional francés más famoso, tanto en su propio país como fuera de sus fronteras. Su primer número fue publicado en diciembre de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. El diario trata temas de actualidad en Francia y en todo el mundo, desde la política, los asuntos de sociedad o de economía, hasta noticias sobre el medio ambiente, el deporte o los progresos científicos. Pese a que Le Monde reivindica un tratamiento de la información imparcial y neutral, su línea editorial a menudo tiende hacia la centroizquierda. Con cerca de 2 700 000 lectores, Le Monde se establece cómo el periódico imprescindible en Francia.
  • Le Progrès: periódico regional con sede en Lyon que se distribuye en varios departamentos franceses como el Rhône, l’Ain, el Nord-Isère, la Loire, la Haute Loire y el Jura. Le Progrès se trata de la publicación más antigua de Francia todavía en activo. En 2013, la redacción estaba compuesta por 260 periodistas y se contó con la colaboración de 1 700 corresponsales.
  • 20 minutes: diario de información general distribuido gratuitamente en Francia, España y Suiza. La versión francesa nació el 15 de marzo 2002 en Paris con el objetivo de convertirse en un nuevo medio complementario a la prensa clásica pensado para la nueva generación de lectores, la cual está acostumbrada a noticias sintéticas, a la televisión y a la radio. Así, propone una información bruta, con cifras, hechos y visuales para que sea el lector quien se forme su propia opinión de la actualidad. Hoy, el periódico está presente en 11 ciudades francesas y sigue siendo el más leído del país, con 3,75 millones de lectores diarios.
  • L’Equipe: periódico especializado en el ámbito del deporte que cuenta con 2 500 000 lectores que buscan noticias sobre sus equipos y famosos preferidos, o sobre los resultados de los últimos partidos o carreras. El diario también posee su propio canal de información en la televisión.

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“El periodismo es una linterna para el mundo, que tiende a vivir en la opacidad”

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Periodista de izquierdas, escritora, feminista y activista de los derechos humanos, pero, ante todo, persona. Todo esto y mucho más es la mexicana Lydia Cacho, reportera con miles de piezas publicadas y doce libros de temática política, cultural y social que, como ella misma afirma, “no son hijos de un despacho o de un escritorio” sino que son “palabras tejidas en las calles del mundo, voces de miles de personas que precisan ser escuchadas”. También es la creadora del proyecto educativo multimedia ‘Somos Valientes’, centrado en el modelo de educación para la paz.

¿Cómo defines la profesión de periodista?

El periodismo es la tarea de comprender el mundo y lo humano, la búsqueda de la verdad a través de herramientas y metodologías formales apuntaladas en la ética. Es una profesión que requiere cultivar el conocimiento, la cultura, el estudio constante de las realidades locales y globales. Es una herramienta fundamental que debe transparentar lo político y lo público, siempre desde la perspectiva ética del contrapoder. Los medios deben ser un puente que una a quien informa con quien necesita de esa información para vivir de forma más segura, para hacer efectiva su proactividad ciudadana. Es una linterna para iluminar el mundo, que tiende a vivir en la opacidad.

¿Cómo es ser periodista en un país con libertad de prensa limitada como México?

Es complejo, por decir lo menos. La corrupción dentro de los medios de comunicación ha creado una gran opacidad en países como México. Los propietarios de medios se han coludido durante décadas con el sistema político por medio de la compra de publicidad oficial. Eso ha creado la exclusión de reporteras especializadas en investigación que, como yo, nos rehusamos a publicar filtraciones que tienen fines políticos o a recibir pagos relacionados con dinero sucio que entra en las redacciones. Por otro lado, cada vez se investiga y se paga menos. Ahora han inventado una patraña que los directivos llaman “curaduría de noticias”, que no es otra cosa que plagio de información en línea y reescritura. La mayoría de los periodistas de investigación como yo somos freelance porque los grandes medios se niegan a pagar el valor real de nuestro trabajo y a protegernos del riesgo que corremos al investigar a la delincuencia organizada que se ha infiltrado tanto en la política como en varios periódicos de diferentes provincias. Por otro lado, estamos en riesgo constante, porque el integrar esas miradas y lenguajes a la investigación e, incluso, al periodismo de opinión o a la crónica periodística ha permitido evidenciar cómo la corrupción, el machismo, la guerra contra las drogas y la impunidad institucional construyen un corpus ideológico que permea a los partidos gobernantes y a las élites económicas. Y algunos líderes intelectuales, que se protegen entre sí e intentan destruir nuestra credibilidad o incluso arrebatarnos la vida y la libertad de expresión por vías ilícitas a través del aparato de justicia institucional. El reto es enorme y tenemos una gran responsabilidad de asumirlo con inteligencia estratégica para proteger nuestras vidas, las de nuestras fuentes y, al mismo tiempo, cumplir con la tarea que la sociedad nos ha confiado.

¿Y, además, siendo mujer y feminista?

El feminismo estaba mal visto hace treinta años, cuando comencé a trabajar en redacciones eminentemente masculinas en las que el acoso sexual y la descalificación eran pan cotidiano. Ahora el panorama ha cambiado gracias a la incursión de las mujeres en la profesión. Somos nosotras quienes integramos la perspectiva de género, de derechos humanos y de derechos de la niñez en la narrativa periodística y muchos hombres se han sumado a las nuevas corrientes. Este es el logro más grande en el periodismo de este siglo.

¿Cómo está siendo la oleada feminista que se está viviendo en los últimos años allí?

El movimiento feminista mexicano está muy vinculado a redes de organizaciones no gubernamentales de toda Latinoamérica. Eso le fortalece de una forma extraordinaria. Desde Chile y Argentina hasta Guatemala y México las redes de feministas han tenido grandes logros que han permitido transversalizar la libertad y la voz de las mujeres, niñas y niños en toda la gama de derechos. Estos movimientos se ven reflejados en la cobertura periodística del movimiento desde una perspectiva más global, como en los más recientes casos de la legalización de la terminación del embarazo en Argentina, las tomas universitarias de Chile, el caso de ‘La Manada’ en España o la expulsión del PRI en las elecciones más recientes de México. Todos están vinculados a la fuerza y a la unión de los diversos movimientos de mujeres a los cuales se han sumado cada vez más hombres. Las nuevas generaciones de feministas de entre 20 y 35 años han logrado integrar la narrativa del feminismo postmoderno a las redes sociales de una manera novedosa y profundamente útil. Gran cantidad de niñas y niños que he entrevistado en los últimos dos años tienen integrada la igualdad de género en su visión del mundo. Ese es un logro enorme del feminismo: que la sociedad conozca los efectos tóxicos del machismo en todas sus formas y comience a rechazarlo con una crítica basada en el conocimiento más que en la rabia o el miedo. Por otro lado, al igual que en España, hay un efecto boomerang del machismo recalcitrante que quiere amedrentar a las mujeres y a los hombres proigualdad por medio de las violencias tanto físicas como cibernéticas. En este momento el movimiento civilizatorio más importante se relaciona con la erradicación del machismo como valor cultural, por eso justamente acabo de publicar un libro, que pronto saldrá en España, denominado #EllosHablan: testimonios de hombres, la relación con sus padres, el machismo y la violencia.

¿Y en el caso del colectivo LGTBI? ¿Cómo se vive en las calles de las grandes ciudades?

Como en el resto del continente, aún hay discriminación y fobias que surgen de los movimientos conservadores y eclesiásticos, dependiendo de la región en que se viva. En México hay una gran cantidad de activistas por la diversidad que han creado una cultura de integración social importante. El arte ha sido una gran herramienta para acercar a la gente a estos movimientos. En la Ciudad de México, por ser la capital del país, hay mucha mayor aceptación. Eso crea una falsa ilusión de progreso respecto a los derechos de personas que no viven en la heteronormatividad. La transfobia es probablemente la más difícil de erradicar en mi país. Los avances son importantes y no deben escatimarse, pues son producto de décadas de movilización social y de cobertura periodística, que ha dado cuenta de los liderazgos en diferentes grupos proequidad.

¿Cuáles son las claves para realizar periodismo de paz de calidad, con recorrido social?

El periodismo de paz es una mirada integradora que va más allá de la investigación de hechos y del periodismo de datos, porque nos permite mostrar todos los daños colaterales, mirar el origen y las posibles salidas a los conflictos creados por la desigualdad, el crimen, la corrupción, el modelo económico o el abuso. No se trata de aleccionar sobre la paz: es un método para identificar cómo se construyen las violencias sistémicas, individuales y colectivas y cuáles son sus instrumentos normalizadores en la cultura. Por eso es en sí mismo un periodismo de largo aliento que permite dialogar desde la ética todas las realidades. Creo que el mayor aporte que hacemos quienes lo practicamos es justamente alejar al periodismo de los lugares comunes, la normalización del prejuicio y la transformación del lenguaje y, por tanto, de la narrativa noticiosa. Las y los periodistas y la política interna de un medio puede fomentar violencia y justificarla, demonizar o culpabilizar a las víctimas. En esa medida todo periodismo responsable debe asumir el rol que juega como portador de elementos culturales y políticos.

¿En qué consiste el proyecto ‘Somos Valientes’?

Nació a partir de años de investigar los crímenes más terribles. Descubrí la capacidad de resiliencia de niños, niñas, jóvenes y mujeres que, al convertirse en sobrevivientes, eligieron el camino de la empatía y la ayuda a las y los demás en lugar del camino de la venganza y la reproducción de la violencia. Por otro lado, me interesa demostrar que a quienes nos llaman heroínas o heroes por nuestra valentía e integridad, el sistema nos pone en pedestales para hacer creer que somos excepcionales. Yo estoy segura de que soy una mujer común con convicciones y solidez intelectual y que hay millones de personas cuyas aportaciones son benéficas a la sociedad. En ese sentido quise explorar la valentía desde la niñez creando una miniserie documental en la que entrevisté a niñas y a niños de diferentes provincias y ciudades que explican su mirada a la realidad y sus actos de valentía en un mundo que les mantiene en riesgo constante. Queremos hablar de la valentía como un valor social de seres sentipensantes, retar al machismo que destruye la fibra e integridad de niñas y niños.

¿Qué supone para ti haber recibido el Premio Reporteros del Mundo del periódico El Mundo? ¿Es la de los reporteros de calle una labor suficientemente valorada?

Siempre me sorprende ser premiada por hacer algo que me fascina, así que este premio me hace sentir honrada de que mi trabajo se conozca tanto en España y a la vez me permite recordarles a los mafiosos y políticos corruptos que nunca me detendré en mi labor periodística. También recordar a mis colegas que los medios deben ser autocríticos para tener el respeto de su audiencia. Las y los reporteros recibimos las peores pagas y nos la jugamos para hacer eso que sabemos hacer, pero al final siempre lo vale. La verdad nunca debe perder su valía e importancia, en especial en la era de las falsas noticias y el plagio indiscriminado y manipulador de nuestro trabajo. Hace falta devolverle la dignidad al periodismo, ahora más que nunca, puesto que somos capaces de incidir en políticas públicas, de incitar al diálogo, de, como dice Vicenç Fisas, romper distancias y estimular exigencias sociales.

¿Cómo te enfrentas a la página en blanco cuando comienzas a escribir un libro?

Soy una escritora disciplinada y escribo a diario: esté donde esté llevo mis libretas, documentos pequeños o grandes hechos, tomo fotos, hago apuntes, escribo ideas, citas de libros que estoy leyendo o epifanías que suceden cuando escucho a la gente en las calles o miro el mar en silencio. Necesito de espacios de paz y de soledad constantemente. Desde pequeña tengo la habilidad para hacer mapas mentales. Mi abuelo portugués decía que tengo espíritu de navegante y de brújula integrada para descubrir la verdad. Hago siempre un índice tentativo, un presupuesto de cuánto costará y cuánto tiempo tardaré en investigar, en contrastar y en escribir. También hago análisis de riesgo y planes de seguridad. Generalmente discuto algunos temas con amistades cercanas que me ayudan a reflexionar y profundizar en algunos puntos, al igual que con mi agente literaria y mi editor o editora. Me encierro y escribo como si no hubiese mañana, rodeada de la naturaleza, con mis cuatro perritas. Puedo amanecerme escribiendo. Una vez que he comprendido hacia dónde va la crónica puedo trabajar veinte horas seguidas, me cocino comida deliciosa y reflexiono, pongo música clásica o jazz. A veces con un vino para animar la inspiración cuando estoy en las revisiones finales o las conclusiones. Siempre escribo a mano (será que tengo 55 años), entonces lo paso a la computadora y eso se convierte en mi primera edición que voy limpiando. Mi más reciente libro lo comencé a investigar en octubre 2017 y lo entregué a la editorial en marzo 2018.

¿Cuáles son las señas de identidad que identifican tus libros publicados?

Creo que después de tantos años ya es muy claro mi estilo. La gente identifica mi voz narrativa, que abreva siempre de la prosa, huye del melodrama y logra ayudar a la o el lector a distinguir las diferencias conceptuales entre el conflicto y la violencia, entre el problema y su origen. Me gusta la crónica (una forma Latinoamericana poco usada en Europa), para aportar ritmo a las historias de vida que documento. Mis lectoras y mis lectores suelen decirme que libros como Esclavas del poder o Memorias de una infamia son muy duros, pero a la vez no pueden dejar de leerlos, porque les conmueven y les provocan empatía por las historias. Para mi ese es el logro más importante.

Por @casas_castro
Foto de @lydiacachosi

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Los influencers de Francia

Los influencers de Francia, famosos especialistas de las redes sociales

Los influencers se han convertido en los últimos años en verdaderos especialistas de la era digital. Crean contenidos exclusivos y colaboran con grandes marcas publicitando sus productos o servicios. En Francia el fenómeno influencer está tomando cada vez más importancia. Los bloggers, instagramers o youtubers pasan a ser personalidades famosas con millones de seguidores en las redes sociales en la mayoría de los perfiles.

Cyprien, Norman y Squeezie son las tres personas más influyentes de Francia, con 12, 10 y 11 millones de seguidores en Youtube respectivamente. Cada uno tiene su propio canal y propone a su audiencia vídeos muy originales en formato podcast en tono de humor o a modo de cortometrajes. Además son apasionados de videojuegos y hacen colaboraciones con otros youtubers, recreando escenas famosas cono las carreras de Mario Kart en la vida real. Las chicas también se hacen un hueco en el ámbito del entretenimiento. Natoo o Andy, quienes proponen a sus comunidades vídeos con muchísimo humor, espontaneidad y sin tomarse algo en serio, son un ejemplo de ello.

El campo del lifestyle de la moda y de la belleza también tiene sus famosos. EnjoyPhoenix, Horia o Sananas, con cada una más de 1 millón de seguidores en Instagram, llevan el control de las tendencias del sector. Están presentes en todas las redes sociales, incluyendo YouTube, dónde hacen vídeos elaborados como tutoriales de maquillaje, vlogs de sus viajes de ensueño o retos de todo tipo. Algunas de estas influencers de lifestyle vienen de la telerrealidad (como Caroline Receveur), la cual representa un verdadero trampolín para convertirse en un personaje público, ya que todos los jóvenes miran y siguen este tipo de programas.

Los deportistas Tibo Inshape o Sissy Mua también dan consejos y motivación a sus fans compartiendo sus ejercicios preferidos, sesiones de deporte o su estilo de alimentación.

Asimismo, llega una nueva generación de jóvenes influencers en Francia, como Sulivan Gwed, Clara Marz o Juste Zoé, que comparten su día a día en las redes sociales y proponen contenidos más espontáneos. Sin embargo, la tendencia actual está en los vlogs y las Stories, pequeños vídeos donde los influencers comparten sus jornadas, viajes o eventos. Las personas que les siguen quieren identificarse con ellos y tener siempre más proximidad.

acoso-periodistas

El 95% de los periodistas que sufre acoso cibernético son mujeres

La labor del periodista es informar y buscar la verdad de los casos relevantes que afecten a la sociedad. Sin embargo, no es tarea fácil. Desgraciadamente, en algunas ocasiones el profesional ha acabado bajo protección o en el peor de los casos, en un ataúd. Hoy en día todo se mueve por intereses y, a veces, la verdad no interesa que salga a la luz. Es en este momento cuando ciertas entidades o individuos atacan al periodista, llegando incluso a amenazarle de muerte. Además, ahora con las redes sociales parece que el acoso cibernético sea más fácil de llevar a cabo al estar refugiados tras las pantallas con un solo objetivo: silenciar a los periodistas cuyos reportajes molestan, utilizando a menudo métodos excepcionalmente abusivos.

Reporteros Sin Fronteras ha publicado un informe sobre el acoso que sufren los periodistas en Internet. RSF para elaborar el Estudio, ha investigado y documentado casos de acoso online de profesionales de la comunicación en 32 países. Veamos los métodos más utilizados por algunos regímenes a lo largo del mundo:

  • Desinformación: se utilizan las redes sociales para lanzar una avalancha de noticias falsas que hagan pasar a un segundo nivel el hecho periodístico que se ha denunciado y del que no interesa un gran impacto. Amplio contenido en Internet como cortina de humo.
  • Amplificación: para conseguir que pasen desapercibidos los contenidos periodísticos, el Gobierno, persona afectada o entidad involucrada, paga a comentaristas para que el impacto de noticias progubernamentales se incremente a través de redes sociales o programas informáticos que generen mensajes automáticos.
  • Intimidación: los periodistas son atacados, insultados y amenazados personalmente, con el fin de desacreditarlos y lograr silenciarlos.

Dentro del sector, los hombres y las mujeres no sufren el mismo acoso cibernético. Dos tercios de las mujeres periodistas han sido víctimas de acoso y, en el 25% de los casos, el abuso se produjo en línea, según datos de la Federación Internacional de Periodistas. Dos tercios (66,15%) de las profesionales encuestadas por la Federación, aseguran no haber presentado una denuncia formal y las que lo han hecho, el 84,8% piensa que no se tomaron las medidas adecuadas, frente al 12,3% que quedaron satisfechas con la sentencia.

Llama especialmente la atención el porcentaje de víctimas femeninas dentro del periodismo. El 95% de los profesionales de la información y comunicación que padece este tipo de acoso son mujeres, no tanto por su profesión sino por su sexo. El 44% de las mujeres periodistas ha sufrido algún tipo de acoso cibernético, según informa la Federación Internacional de Periodistas.

Rosa María Mateo

Rosa María Mateo, nueva administradora de RTVE

El lunes 30 de julio, la periodista Rosa María Mateo tomó posesión en el Congreso de los Diputados como la nueva administradora única temporal de RTVE. Estará a cargo de la cadena hasta que se celebre el concurso público para conformar la nueva cúpula profesional de RTVE, previsto para los meses de septiembre/octubre de este año. Hasta el momento ya se han presentado 14 candidatos para presidirla.

Según el decreto ley aprobado hace dos meses por el Consejo de Ministros, Mateo se encargará de las funciones tanto del consejo como del presidente de la corporación y llevará a cabo su administración y representación de forma temporal.

Su primera reunión ha sido con el Consejo de Informativos. De este modo cumple con la petición de los trabajadores de renovar en un corto plazo de tiempo los cargos de responsabilidad de los informativos. Tras la junta, Begoña Alegría será la nueva Directora de los Servicios Informativos de TVE, en sustitución a José Antonio Álvarez Gundín. Rosa María Mateo tiene como objetivo en su nuevo puesto devolver el adjetivo “magnífica” a la labor de RTVE, el cual, según la veterana periodista, se consiguió en momentos puntuales y espera que una vez se logre dure para siempre.

A lo largo de su trayectoria profesional ha obtenido diversos premios y nominaciones, entre los que cabe destacar el TP de Oro en 1972 a la mejor presentadora, el premio honorífico Toda una Vida de la Academia de Televisión en 2007 o la Medalla al Mérito en el Trabajo en 2010, otorgada por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, entre otros galardones. Su gran boom televisivo le llegó en 1974, cuando comenzó a presentar Informe semanal hasta 1980. También trabajó en Antena 3, presentando el programa Al filo de la ley y más tarde el telediario, donde estuvo diez años hasta su jubilación forzosa. Ahora, a los 76 años, será la responsable durante unos meses de la administración de RTVE.

Fuente de la imagen: RTVE