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“Los lectores se ganan de uno en uno y se pierden de cien en cien”

El periodista sevillano Antonio Salvador (@ajsalvador70) fue, junto a su compañero Sebastián Torres, uno de los primeros profesionales en revelar algunos de los puntos más relevantes que servirían al juzgado durante la fase de instrucción en el caso ERE y que plasmaría en el libro El saqueo de los ERE (Libros.com, 2015). En la actualidad Salvador trabaja en el diario El Independiente y es profesor de Periodismo en el Centro Universitario EUSA de Sevilla.

¿Cómo definirías la profesión de periodista?

Un oficio apasionante que obliga al profesional a ofrecer cada día lo mejor de sí por el compromiso que tiene con el lector. La dedicación, la presión, las horas robadas…Todo lo justifica la consecución de una buena historia. Como dijo el maestro Raúl del Pozo, al periodismo no se viene a ganar dinero ni a hacer amigos. Quien quiera dedicarse al periodismo debe tener claro esta premisa.

¿Cuál es el panorama del periodismo en las principales cabeceras andaluzas?

Obviamente, los medios andaluces no han sido ajenos a la tormenta perfecta que ha supuesto el cambio de modelo de negocio derivado de la irrupción de internet y la recesión económica, que ha hundido las cuentas de resultados de los principales grupos periodísticos y ha dejado esquilmadas las redacciones por continuos ajustes de plantilla e incesantes despidos de periodistas. También se ha registrado el cierre de cabeceras históricas, caso del periódico El Correo de Andalucía, decano de la prensa sevillana. La coyuntura ha sido la misma para los medios nacionales y andaluces, pero quizá la debilidad empresarial de los grupos hace que se agrave la situación en esta comunidad. La oferta informativa se ha reducido de manera considerable. Me pregunto si el ciudadano es consciente de lo que supone una prensa débil para poder cumplir su cometido de contrapeso del poder. No sólo deberíamos estar preocupados los periodistas por esta situación.

¿Cuáles son las claves para hacer periodismo cercano al lector, veraz y de calidad?

Salir de la redacción, pisar la calle, ir a los sitios a contar historias cotidianas de gran interés que nos pasan desapercibidas, hablar con la gente cara a cara y disponer de ‘tiempo’ para poder armar bien los relatos, documentados y contrastados. Sí, tiempo. Trabajamos bajo la presión del reloj por intentar ser los primeros en lanzar la pieza y conseguir el clic. Claro que el periodismo siempre ha consistido en adelantarse a la competencia, pero cada vez es más frecuente leer informaciones precipitadas en las que prima más ser el primero que la calidad. Y, por supuesto, todo bajo un firme compromiso ético. El fin no puede justificar los medios. Los lectores se ganan de uno en uno y se pierden de cien en cien. Un titular engañoso o la inclusión de datos no suficientemente verificados puede convertirse en una invitación irrechazable para que el consumidor de información nos dé la espalda.

¿Qué supuso en Andalucía y para vosotros, los autores, como periodistas la publicación de El saqueo de los ERE? ¿Qué balance haces del proceso de investigación que llevasteis a cabo?

La cobertura que, junto a mi compañero Sebastián Torres, hicimos en El Mundo de Andalucía ayudó sin duda a esclarecer hechos de esta complejísima causa. Nos consta que algunas de nuestras revelaciones fueron tenidas en cuenta por el juzgado durante la fase de instrucción. A nivel personal, el caso ERE nos ha dado reconocimiento a nivel nacional y un enriquecimiento intelectual y profesional impagable. Sé muchas más cosas de las que sabía antes de que iniciara la cobertura y muchos de esos conocimientos los aplico casi a diario en mis nuevos cometidos. También nos dio la oportunidad de volcar nuestro conocimiento del caso en un libro, El saqueo de los ERE, el primero que vio la luz sobre la causa cuya investigación inició la juez Mercedes Alaya en enero de 2011. Muy posiblemente, el caso ERE marcará mi carrera profesional.

¿Hacia dónde se dirige la profesión desde los últimos años? ¿Es posible la rentabilidad real de los medios digitales, sin depender solo de la publicidad?

Desde hace años vengo leyendo que está cercano el momento en que los medios digitales den con la tecla y alcancen la sostenibilidad económica. Salvo honrosas excepciones, caso de El Confidencial, la gran mayoría de cabeceras no ha logrado todavía hacer rentable sus negocios. El mercado publicitario está dando señales de que no crece como muchos ejecutivos intuían y la supervivencia pasará inexcusablemente por la captación de vías de ingresos alternativos. El lector tiene que pagar por consumir información, igual que paga cuando va a la panadería del barrio a comprar los bollos. ¿Cuánto cuesta conseguir y redactar una información que le cuesta la carrera política a un ministro? ¿Cuánto cuesta formar a un periodista? ¿Las noticias tienen que ser gratuitas? El ciudadano tiene que tomar conciencia de que, para que los medios no tengan la tentación de acercarse en exceso al poder político o económico, estos tienen que ser rabiosamente independientes desde el punto de vista económico. Sin periodismo no hay democracia y, con medios más débiles, las posibilidades de control sobre el poder son menores. Lamentablemente, no veo maduro el mercado para que repunten de forma significativa las suscripciones o que un volumen importante de lectores pague a cambio de información. Ahora bien, eso también exige a las empresas mejorar su oferta informativa con historias diferenciadas y que justifiquen que esa persona pague por recibirla.

¿Hay futuro en la profesión para los estudiantes de Periodismo? ¿Qué deberán tener en cuenta?

Nunca le he ocultado a mis alumnos del Centro Universitario EUSA de Sevilla que no corren los mejores años para entrar en la profesión, pero tampoco he sido cicatero a la hora de animarles y hacerles ver que tienen que formarse adecuadamente para aprovechar la ocasión cuando se les presente. Quiero pensar que, después de estos años de turbulencias, se aclare el horizonte y vivamos una nueva edad de oro del periodismo. Las dificultades no deben servir para bajar los brazos, sino para apretar los dientes y buscar la oportunidad con más ahínco.

Por @casas_castro

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Los medios tradicionales se apoyan en sus muletas digitales

Los medios tradicionales han cedido terreno en favor de formatos digitales que se adaptan mejor a las inquietudes del consumidor contemporáneo. La creciente transversalidad entre dispositivos y el gusto por la narrativa transmedia hacen que los soportes clásicos se vean obligados a explorar variantes modernas con las que adecuarse a las exigencias de un entorno acelerado y cambiante. Las audiencias se han mudado a lo digital y los grandes grupos de comunicación las han seguido tratando de ofrecer soluciones híbridas que taponen la sangría de consumidores.

Así, en los últimos años, la oferta y consumo de medios ‘online’ de televisión, radio y prensa diaria ha contribuido a mantener los niveles de audiencia de los soportes tradicionales, según constata la agencia de medios Ymedia en un informe titulado “Los medios tradicionales en la ola digital”. Según sus datos –apoyados en el EGM o comScore–, los niveles de audiencias medias entre 2013 y 2019 se han mantenido o han descendido ligeramente.

Al detalle: la penetración diaria de la televisión se redujo del 90 al 88% en el periodo, con un descenso del consumo convencional de 3,6 puntos hasta el 85,1%, mientras el visionado “online” de programas, series y películas crecía hasta el 12,9%. Por su parte, la penetración de la radio pasó del 61,5 al 57,1%, mientras que los consumos convencionales y digitales descendían y crecían respectivamente: -3,3 puntos hasta el 56, 7% y +1,4 puntos hasta el 4,1%. En última instancia, la prensa diaria, aun manteniendo los niveles de audiencia entre el 44,0 y el 42,0% entre 2013 y 2019, experimentó un cambio de formatos radical: la lectura en papel cayó 9,9 puntos hasta 22,7%, la lectura digital aumentó en 8,2 puntos hasta el 27,5%.

Es decir, los medios con más solera en nuestro país han sabido adaptarse a los condicionantes del nuevo tablero mediático –mayor oferta de cabeceras, fragmentación de los contenidos, irrupción de las redes sociales como canales de distribución casi hegemónicos, descrédito y precariedad en el sector– hasta el punto de conservar volúmenes de audiencia inverosímiles, casi anacrónicos en tiempos de oferta nicho. Desplazaron parte de su producción al contexto digital y hoy, aupados a lomos de sus marcas consolidadas, mantienen el pulso a los nativos de Internet.

¿Y cuál es el futuro de la vieja guardia mediática? Según parece, más contenidos en los dos platillos de la balanza. Indagar en lo digital sin descuidar lo tradicional. Llevamos años preparándonos para la inminente muerte del papel, y el papel sigue recorriendo las planchas de impresión con la energía de un formato adolescente. Así pues, el periodismo seguirá excursionando fuera de su zona de confort a la caza de nuevas historias y públicos, pero, en el corto plazo, volverá irremediablemente a los formatos clásicos que históricamente le han dado de comer.

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Twitter pone coto a Donald Trump

Parece que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, va a ser señalado por Twitter cada vez que incumpla las reglas establecidas por esta red de microbloggin. La plataforma ha anunciado que etiquetará los tweets de los personajes políticos que no sigan sus normas de conducta, una iniciativa que resulta cuanto menos curiosa, ya que aparenta haberse hecho por y para Trump.

Twitter también ha querido resaltar con esta iniciativa que estas medidas que se toman sobre un comportamiento abusivo se aplican al tweet en cuestión. De todas formas, si considera que posee un interés general, la publicación se va a mantener visible a todo el mundo; lo que va a hacer es etiquetarlo. Así pues, la medida se aplica a aquellas cuentas verificadas que aglutinen un mínimo de 100.000 seguidores y pertenecen a perfiles relacionados con la actividad política.

En este sentido, según explica la compañía, están prohibidas las amenazas, la glorificación de la violencia, la intimidación, el acoso dirigido y la incitación de otros a hostigar. También puede eliminar lo que llama “conducta odiosa” y que conlleva amenazas o acoso por motivos de raza, religión, género u orientación sexual.

El aviso que Twitter puede realizar se hará inmediatamente visible en el timeline o cuando se busque a esa persona o tweet concreto. Para ello, la red de microbloggin ha creado un equipo especial que se mantendrá alerta y estudiará este tipo de cuentas con el fin de determinar si están cumpliendo sus reglas. Entre otras cosas, la red pediría a la cuenta y, por tanto, a la persona que la gestiona, eliminar esa publicación. Cuando un perfil recibe dicho aviso, el tweet destacará menos tanto en la búsqueda, como en el timeline, así como en otro tipo de notificaciones que trata de resaltar los comentarios de personas influyentes.

A través de esta medida, la compañía quiere poner coto a las conductas abusivas de algunos líderes mundiales que no tienen pelos en la lengua a la hora de referirse a temas sensibles. Solo hace falta echar un vistazo al perfil de Donald Trump y ver que cada vez que “habla” se genera una gran expectación, llegando a influir en miles de personas de todo el mundo. De esta manera, se pretende que la responsabilidad que llevan aparejada estos políticos se puede ejercitar de una manera más prudente. Eso sí, no han faltado quejas, como la del propio hijo del presidente de Estados Unidos, dejando entrever una falta de libertad de expresión en la plataforma.

Foto: LS d’Avalonia

Los futuros periodistas ya no quieren escribir

Un mar de portátiles con la manzana mordisqueada y detrás, como atrincherados, una exposición de caretos con la mirada clavada en la pantalla. O perdida. Mentes absortas en su mundo interior. Es una estampa bastante habitual en las clases de periodismo. En especial en los últimos cursos del grado, cuando la distracción es más pausada y silente que en el inicio de la carrera, momento en el que el salto a la Universidad genera un desasosiego hormonal efervescente.

La desafección hacia el profesor, la rebelión en el aula (sea cual sea su versión) y la jura de bandera pirata por parte de los alumnos es parte de la carga que todo docente lleva en la mochila. Son las circunstancias de la edad. Pero en los últimos tiempos (al menos desde hace un par de lustros) se ha producido un salto cualitativo que podría resumirse en que el alumno ha evolucionado desde el agnosticismo al ateísmo sobre la profesión. Es la percepción generalizada que se tiene del sistema de enseñanza reglada del periodismo, de las posibilidades de encontrar un empleo digno como contador de historias (que no es otra cosa este oficio) y del sentido mismo que tiene el periodismo en las circunstancias actuales de la doble crisis del sector: la derivada de la caída de la inversión publicitaria no recuperada tras la crisis y la del modelo de negocio con la revolución digital.

Los actuales alumnos, nativos digitales todos ellos, han nacido portadores de una genética audiovisual que condiciona y determina su percepción del “oficio más hermoso del mundo”. Un texto de 10 líneas es aceptable, de 20 es largo y cuando no cabe en una página es eterno, enciclopédico… la biblia.

Lejos de soñar con un profesor que no ponga límites a la libertad creativa, hoy los alumnos hijos de las redes sociales improvisan manifestaciones de desaprobación cuando se les incita a elaborar un reportaje en profundidad o un análisis de 2.500 caracteres. Alargar un texto es una forma de perder el tiempo. Para unas generaciones que tienen prisa. Para quienes han mamado el tiempo en formato píldora, al socaire de las redes sociales, de tal forma que las horas son años y los minutos, meses.

Como antes y como toda la vida, los planes de estudio, dice el alumnado, no responden a las necesidades del mercado, no interesan lo más mínimo y en los cuatro años nunca se ha estudiado nada. Y donde se dice nada, póngase la exigencia del día en el ejercicio de turno que se mande realizar. Como hace unos años y como siempre, son una inmensa minoría los alumnos que leen la prensa diariamiente, o una vez al mes, o a la semana, o al año.

En la época dorada de los periódicos de papel eran contados los estudiantes que acudían al quiosco. Hoy pueden contarse con los dedos de una mano los que están abonados a algún diario digital o aquellos que alguna vez se pasan por un quiosco. La cultura de lo gratuito, uno de los grandes logros de Internet, lo ha invadido todo. No interesa y menos aún pagando. Lo mismo que antes pero en una proporción de alumnos abrumadoramente más escandalosa.

Entonces, ¿Por qué estudias Periodismo? Pues para aprovechar la nota de corte, que es de las más altas. ¿Y para escribir? ¿Ya nadie estudia periodismo para matar su frustrada vocación de escritor? Los hay, pero menos. Son pocos los que tienen el hábito de leer y, por tanto, la inquietud de escribir. Exactamente del mismo modo que hay niños que siguen soñando con ser policías o bomberos, pero son escasos en comparación con aquellos que sueñan con ser youtuber.

En la clase sigue estando representado el grupo, cada vez más equilibrado en cuanto a género, de los que estudian para dedicarse al periodismo deportivo. Para ver gratis a su equipo del alma. En esencia.

Y en las antípodas de este panorama mayoritario militan unos cuantos jóvenes estudiantes de periodismo que siguen incubando sus ilusiones y sus sueños en la hemeroteca construida por Gay Talese, Norman Mailer, Enric González, Manu Leguineche, Rosa María Calaf, Raúl del Pozo, Truman Capote, Ben Bradlee, Tom Wolfe, José Martí Gómez, Iñaki Gabilondo, Carl Bernstein o Bob Woodward.

Por Abril Antara

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“Los gais estamos acostumbrados a los palos y no nos vamos a dejar pisotear”

El periodista Javier Cid (@javierrcid) desarrolla en las páginas virtuales de El Mundo una fervorosa defensa y visibilidad de los derechos y las libertades del colectivo LGTBI+. Y lo hace desde el prisma de la información veraz, cercana y de calidad y la empatía más real por el sentido de pertenencia que le une a esta parte de nuestra sociedad tan denostada durante tanto tiempo, pero que sigue llevando la palabra ‘lucha’ grabada con orgullo en su piel.

Cid acaba de publicar su novela Llamarás un domingo por la tarde, que desarrolla una emocionante y divertida historia que profundiza en los anhelos y preocupaciones de una generación que se resiste a afrontar el paso del tiempo.

¿Cómo definirías la profesión de periodista?

Una profesión difícil, con salidas profesionales cada vez más difusas; un ejercicio de nostalgia de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero también es un oficio emocionante, a merced de lo que ocurra en la calle. Y la calle, siempre, es imprevisible.

¿Hacia dónde se dirige la profesión desde los últimos años?

Nadie conoce esa pócima mágica, pero en ello estamos.

¿Es posible la rentabilidad real de los medios digitales, sin depender solo de la publicidad?

Hay que cambiar el paradigma del ‘todo gratis’. Si pagamos por plataformas como Netflix o Spotify, ¿por qué no íbamos a hacer lo mismo con la prensa digital? La convivencia entre los contenidos gratuitos y los muros de pago se hace imprescindible, pero para eso hemos de ponernos las pilas. Para poder cobrar por algunos de nuestros contenidos, los medios debemos esforzarnos en ofrecer información premium, de calidad, diferencial, de gran valor para el lector. Y ese es nuestro reto para garantizar nuestra supervivencia.

Has recibido recientemente el premio Alan Turing en la categoría Media del ARN Pride de Arona. ¿Qué supone este galardón a nivel personal y profesional en tu labor de visibilidad de los derechos LGTBI+?

A nivel personal ha sido una de las experiencias más increíbles y divertidas que recuerdo. Y profesionalmente es un orgullo. 10 años después del blog ‘Blogback Mountain’ en elmundo.es y decenas de crónicas sobre el colectivo después, que alguien haya pensado en mí significa que algo he calado, que algo he hecho bien. Así que gracias.

¿Cuál es el panorama actual de la comunicación sobre temática LGTBI+ en los medios generalistas? ¿Cuál es la clave para que se traten estos temas de manera natural en los medios y no como excepción?

Yo jamás he tenido ningún problema, ninguna censura, ninguna cortapisa para publicar lo que he querido y cuando he querido. Evidentemente, al no tratarse de un medio especializado, ni de nicho, la información que se publica ha de ir muy ligada a la actualidad. Y la actualidad gay, la primera página, no siempre es la más positiva. Desde mi posición yo siempre he pretendido tratar los asuntos del colectivo con la mayor normalidad posible. Que nuestras noticias se trabajen de manera natural, sin excesos ni exotismos.

¿Supone la entrada de la ultraderecha al gobierno un retroceso real en el avance de derechos LGTBI+? ¿Puede afectar la lenta, pero creciente adhesión a ese tipo de partidos en la seguridad y en la garantía de las libertades del colectivo?

Supone un retroceso absoluto. Pero los gais estamos acostumbrados a los palos y no nos vamos a dejar pisotear. Muchas de las declaraciones de la ultraderecha caerán en papel mojado. No se va a prohibir el matrimonio igualitario ni se trasladará el desfile del Orgullo a la Casa de Campo. Pero tenemos que estar vigilantes. A mí, desde luego, me van a tener enfrente para defender lo que muchos valientes han tardado siglos en conseguir.

¿Son las redes sociales un importante altavoz para visibilizar?

Las redes sociales han sido uno de mis mayores altavoces. Es sorprendente como un post en Facebook, a veces, es más efectivo y llega a más gente que una nota de prensa.

¿Qué nos puedes acercar sobre tu libro Llamarás un domingo por la tarde? ¿Cómo fue el proceso de creación?

Es un espejo de lo que soy. Un ejercicio de humor, de nostalgia, de dolor, de viajes, de aventuras, de amistad, de esperanza. Y el proceso de creación ha sido… pues largo. Tedioso. Muy solitario. Pero bonito.

Por @casas_castro

Fotos de Carlos García

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Thread Reader, transforma hilos de Twitter en artículos

Thread Reader convierte en artículos los hilos de Twitter, con el fin de tener recopilados una historia que se encuentra a través de esta red. De esta manera, se puede visualizar de un solo golpe todos los tweets que conforman auténticas micro novelas en algunos casos. Todo el mundo recuerda la “novela 4.0” de Manual Bartual que acumuló miles de seguidores en la red de microbloggin. De hecho, fue tal el éxito que creo la cuenta La Hiloteca, con las mejores historias que aparecen en esta plataforma en español. Así pues, con Thread Reader estos fragmentos se pueden seguirse desde un mismo lugar para no perderse entre comentarios e imágenes.

Thread Reader funciona gracias a un bot. Según explican en su web, hay que seguir la aplicación en Twitter para mencionarlos. El usuario debe seleccionar un hilo y mencionar la palabra clave “desenrollar” (“unroll” en inglés). Hasta el momento en que se ha escrito este artículo, Thread Reader cuenta con 352.692 hilos “desenrollados”, lo que refleja el éxito, no solo de la plataforma, sino también de este tipo de tweets.

Los hilos se han convertido en uno de los formatos más populares de Twitter. Se cuentan desde historias reales, inventadas, se emiten opiniones, se informa de la actualidad, etc. Obviamente, no todos tienen la calidad suficiente o, directamente, no son interesantes. De todas formas, los que son interesantes, reúnen miles de fans, como cuando un blog atrae miles de lectores.

Cuando Twitter amplió a 280 caracteres, aun se quedaba corto para mucha gente que quería desarrollar sus ideas. Por esto, los hilos se han convertido en una herramienta fantástica a través de la cual un usuario se va respondiendo a sí mismo, tejiendo una historia. Además de un texto, se pueden añadir imágenes, vídeos o gifs, por lo que los hacen aún más entretenidos, y el resto de perfiles puede dar ‘feedback’ a uno de los tweets que se lanzan. De ahí que sea una de las máximas expresiones de lo que supone la filosofía de la web 2.0: compartir e interactuar.

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Innovación y gran consumo en València

El Institut Cerdà, en colaboración con la Fundación de la Ciudad Politécnica de la Innovación de la Universitat Politècnica de València, presenta en la capital del Turia el informe del Observatorio de Innovación en Gran Consumo de España 2019. El evento tendrá lugar el próximo miércoles, 19 de junio, a las 9.30 horas, y en él se presentarán los resultados en materia de innovación de las empresas de ámbito valenciano Mercadona, Farmidable y San Benedetto.

El director de la Fundación, Salvador Coll, dará la bienvenida al acto, en el que se expondrá el informe anual del Observatorio, que dará a conocer los avances más significativos por todos los agentes implicados en la cadena de gran consumo y los retos que afrontan.

Un grupo de 15 expertos independientes del OIGC 2019 ha seleccionado este año un total de 20 innovaciones entre más de 300 proyectos e iniciativas analizadas, entre las que destacan tres con presencia en València: Mercadona, cadena de supermercados que cuenta con más de 1.600 establecimientos en toda España y en Portugal, que ha creado su Centro de Coinnovación del Jarro; Farmidable, empresa que conecta a los agricultores, los ganaderos y/o los pequeños productores con los consumidores, sin intermediarios, para potenciar el consumo responsable y sostenible y los artículos de calidad, y San Benedetto, marca de agua mineral, refrescos, tés y bebidas deportivas, responsable con el medioambiente y que ha cocreado la aplicación Smart Water 4.0, que permite realizar una gestión inteligente de los recursos hídricos de la empresa.

Asimismo, el evento contará con la charla entre Carlos Cabrera, director general del Institut Cerdà, y Juan Francisco Julià, catedrático de Economía Agraria de la Universitat Politècnica de València, sobre los retos en la cadena de gran consumo, como adaptarla a los nuevos hábitos de dieta de los ciudadanos, que se centran en una alimentación sana, nutritiva, equilibrada y consciente.

El acto tendrá lugar en la Fundación Ciudad Politécnica de la Innovación de la UPV (Salón de actos del cubo rojo – Edificio 8E, acceso J – 3º planta).

Para asistir a las jornadas, pincha aquí: formulario de inscripción.

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Un evento para emprendedores digitales

Esta semana, del 5 al 7 de junio, Vigo acoge el evento Somos Emprendedores Digitales (SED) que, tal y como indican, tiene por objetivo “aprender y conectar con las novedades y tendencias del marketing y los negocios por Internet”. Cada vez más personas se lanzan a tener su propio negocio a través de la Red y saber moverse en este entorno para dar a conocer un producto o servicio es fundamental.

Más de 24 ponentes internacionales se darán cita en el SED, entre los que destacan Miguel Florido, Rocío Baselga o Luis Villanueva. Además de conocer las tendencias para este año, habrá networking, se mostrarán casos de éxito y se darán a conocer negocios.

Algunos de los temas que se van a abordar están relacionados con campañas de Facebook Ads, estrategias ninja de posicionamiento de Google, WhatsApp marketing 5.0, neuromarketing influyente de granes marcas, estrategia de contenidos o cómo escribir un libro en cuatro días y lanzarlo. Es decir, se van a tratar todas aquellas cuestiones relacionadas con el marketing de una forma profesional y con las últimas tendencias.

Los emprendedores digitales utilizan tecnologías que se mueven en torno a la web 2.0, como redes sociales, smartphones, big data, cloud computing, etc. Por ello deben estar a la última no solo en lo que a innovación se refiere, sino también en marketing, ya que es la principal vía para dar a conocer el producto o servicio que se ofrece. De hecho, muchos negocios son tan de nicho que Internet se ha convertido en el canal apropiado para llegar a ese público objetivo.

Así pues, no solo se necesita saber utilizar Facebook o subir un post al blog de la empresa. El marketing digital cuenta con multitud de opciones que hay que conocer y saber manejar, sobre todo en lo que a SEO se refiere. De ahí que se eventos como el SED se empiecen a consolidar y estén orientados a los emprendedores digitales.

El año pasado el SED se celebró por primera vez el año pasado en Vigo en el mes de enero y está organizado por el Club de Marketing Global, una iniciativa fundada por los profesionales del sector Benlly Hidalgo y Álvaro Mendoza.

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“Cada vez se valora más la viralidad o la rentabilidad a corto plazo”

El periodista Javier Zurro (@Zurro_85) es un apasionado del cine y lo demuestra cada semana en la sección de Cultura del diario El Español, donde defiende un periodismo cultural y cinematográfico que vaya más allá de contenidos rentables y que lleguen rápidamente a mucha gente en pos de reflexiones más profundas y con amplitud de miras, que aporten un plus de calidad para el lector.

¿Llegó antes a tu vida la pasión por el periodismo o por el cine?

En mi caso llegó antes la pasión por el cine. Recuerdo los 13 o 14 años como el momento de eclosión de mi fanatismo. Compraba revistas y descubría directores que a esa edad eran desconocidos para un niño. Me acuerdo del momento en el que vi en casa Todo sobre mi madre y descubrí el universo Almodóvar como algo único. Desde entonces supe que quería de alguna forma dedicarme al ‘cine’. En Valladolid no había Comunicación Audiovisual, así que terminé en Periodismo, porque tenía los tres primeros años en común, y terminé enamorado de los dos mundos y uniéndolos.

¿Cuáles son las claves para realizar periodismo cultural veraz, útil para el lector y de calidad?

Cada vez es más complicado. Vivimos en un mundo en el que cada vez se valoran más términos como la viralidad o la rentabilidad a corto plazo que realizar enfoques propios y artículos de calidad. Creo que es clave no dejarse arrastrar por esa tendencia. Hay que tener en cuenta qué quiere leer la gente, pero también ofrecer un contenido de calidad. Por ello creo que es fundamental no hacer solo un servicio de ‘agencia de comunicación’ e informar de estrenos, sino mirar un poco más allá. Informar de la industria, de las ayudas al cine, denunciar el poco interés de las instituciones, la falta de mujeres, etc.

¿Cuál es el panorama del periodismo cinematográfico en nuestro país? ¿Sigue sirviendo para informar al espectador antes de tomar la decisión de ver una película o conocer a un director de cine como sucedía años atrás?

Hay dos elementos diferentes. Está la crítica de cine, que tiene una función prescriptora, de recomendación, y que sigue siendo una herramienta, pero que también es cierto que ha perdido influencia al mismo tiempo que la ha ganado una recomendación en Twitter o un usuario en Youtube, que quizás con menos preparación consigue conectar con un público diferente, que hasta ahora no se sentía interpelado por la crítica. Luego están los informadores de cine, que también tienen una función de informar lo que llega a las salas, pero creo que deben dar un paso más e informar de otros directores, de otras visiones, de industria, dar enfoques políticos, etc.

¿Cómo está funcionando internet y las redes sociales a la hora de convertir una película o una serie en éxito y que sean seguidas por millones de personas como sucede con Juego de Tronos o, en nuestro país, con La que se avecina?

Es complicado. Twitter realmente no es más que un reflejo de lo que nosotros queremos ver. Elegimos la gente a la que seguimos y muchas veces parece que algo va a ser un fenómeno y solo interesa a tu timeline. Pero es cierto que hay una nueva forma de informar y llegar a un público que va a las salas. Las noticias segmentadas de Facebook llegan a su público objetivo y una buena campaña viral puede ayudar mucho, pero no creo que la clave del éxito de Juego de Tronos sean las redes sociales. Simplemente ha cambiado la forma en la que lo consumimos, ahora lo comentamos en directo en redes.

¿Qué películas y series de ayer no debemos perdernos y qué próximos estrenos se esperan muy interesantes?

Esta lista puede estar llena de ausencias y lagunas, así que me limitaré y rescataré la figura de Agnès Varda, recientemente fallecida. De lo que viene ahora solo pienso en el gran nivel del Cannes de este año, donde se está viendo lo último de Malick, Tarantino o los Dardenne y me parece una selección maravillosa.

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“El periodismo es un oficio para gente lista y espabilada”

El periodismo no es una profesión sencilla. Sobre todo, para vivir de ella. Y eso lo sabe muy bien José Manuel Atienza (@jmatencia), director de contenidos de SER Málaga. Como él mismo dice, “se trabaja mucho, casi nadie se hace rico y cuesta bastante hacerse un hueco medianamente confortable”. A pesar de ello, Atienza lo considera uno de los mejores oficios del mundo.

¿Con qué frase definirías la profesión periodística?

Hay muchas, pero me gusta especialmente una clásica, que se atribuye a George Orwel, por lo que significa de referente ético: “periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. También me gusta una reflexión de Eugenio Scalfari, que fue director y fundador del diario La Repubblica de Italia. Es una sencilla y dice así: “periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente”.

¿Cuál es la salud actual del periodismo en nuestro país?

Más de 12.000 periodistas han perdido su empleo desde la crisis. Si nos atenemos a este dato, el estado de salud de este oficio es comatoso. Se han perdido empleos y los que se han creado son muchísimo más precarios. El periodismo ha tenido tres crisis conjuntas: la crisis económica, la crisis de los propios medios por el mayor cambio tecnológico que se ha producido nunca y la crisis de las propias empresas periodísticas que, desde la llegada de Internet, no terminan de encontrar un modelo económico rentable. Dicho esto, que muestra un panorama muy complicado, posiblemente asistimos a la vez a la época de la historia del mundo donde más información recibimos al día y donde más accesible es la información para todo el mundo. Conjugar ambas cosas es el santo grial de este oficio: hacer buena información y que haya gente dispuesta a pagar por la calidad de los contenidos. Cuando eso ocurre, mejorará mucho el estado de salud del periodismo. Mientras llega, seguimos buscando la fórmula con muchas dificultades y bastantes errores.

¿Qué caracteriza al periodismo de cercanía que realizas en Málaga a través de las ondas hertzianas? ¿Tiene el periodismo local un público más fiel que el nacional?

He trabajado en medios provinciales, pero también en medios nacionales. Y llevo defendiendo toda mi vida que no hay un periodismo de provincias y un periodismo nacional. Hay exclusivamente buen periodismo. Y una historia bien contada es buena si es realmente interesante y está bien relatada, con independencia de que su protagonista viva en Málaga, Madrid o Berlín. A la gente le gusta que le cuenten buenas historias y esas están en todos sitios. Luego hay un periodismo de proximidad: la gente quiere saber quién le gobierna, pero también le gusta saber, cuando se levanta por la mañana, cómo está la circulación en la carretera que le lleva a su trabajo. No se trata de fidelidad, sino de complementariedad. En un mundo donde la información está cada día más globalizada y donde en segundos sabemos lo que pasa en cualquier parte del mundo, un ciudadano también quiere saber lo que ocurre en su ciudad, su barrio. Soy un enorme defensor de la información local. Para algunos grandes medios puede ser la gran baza con la que apoyarse frente a otros grandes medios. La posibilidad de ofrecer una buena información de cada sitio donde tiene implantación.

¿Qué tiene la radio que no tengan otros formatos periodísticos a la hora de comunicar?

Tiene la inmediatez. Y alguien me podría decir que ahora están las redes e internet para competir. Y es verdad, pero no todo lo que se hace en las redes es periodismo. Los periodistas saben priorizar las informaciones, ofrecer contenidos de calidad y desbrozar la verdad entre tantas mentiras. La radio además es un medio muy innovador. Se hacen cosas distintas y originales. Informa y, además, entretiene. Y, sobre todo, no lo digo yo, lo dicen los estudios, sigue siendo un medio muy creíble para los ciudadanos. La gente cree mucho lo que se dice por la radio.

¿Qué suponen las redes sociales para el trabajo de periodista en la actualidad? ¿Más ayuda que vía de desinformación?

Ahora mismo es imposible sustraerse de este fenómeno que ha cambiado la forma que tenemos de comunicarnos. Para cualquier periodista es esencial, aunque posiblemente menos de lo que a veces creemos. Sirve para testar el estado de opinión, aunque muchas veces configura un estado de opinión que no tiene que ver mucho con la realidad. El gran problema de las redes sociales, como en el gran problema de la sociedad actual, es que la mentira y las noticias falsas lo ha inundado todo y no existen mecanismos de control suficientes para pararlas. Con el tiempo he aprendido a ser enormemente cuidadoso con los retuits que hago y con la información que enlazo, con las personas que sigo y a los que no les hago caso alguno: busco primero tener la certeza de que lo que voy a poner o a retuitear es verdad. Y admito que muchas veces no me resulta fácil este cometido.

¿Qué mensaje les darías a los estudiantes que llenan hoy las aulas de Periodismo en las facultades de nuestro país? ¿Hay futuro para ellos?

Hay un futuro que no es fácil. Pero es que el futuro no es fácil para nadie. Nunca el mundo ha cambiado tanto en tan poco tiempo. Nos ha tocado vivir la mayor revolución de la historia de la humanidad, con oficios que desaparecen y con la aparición de otros trabajos que todavía ni siquiera tienen nombre. El periodismo es un oficio para gente vocacional, para gente lista y para gente espabilada. Es muy difícil ser periodista porque no se te ocurra nada mejor que ser. Se trabaja mucho, casi nadie se hace rico y cuesta bastante hacerse un hueco medianamente confortable. Claro, que para los que nos gusta, es uno de los mejores oficios del mundo. Somos, en cierta medida, los escribanos del día a día. Y eso es un absoluto privilegio.

Por @casas_castro