Instagram

Las novedades de Instagram

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Instagram es una red viva, una plataforma que se actualiza constantemente, justo a la manera de los perfiles que aloja. La red está probando constantemente nuevas funcionalidades, y si no se es demasiado activo resulta fácil perder la pista de sus novedades.

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Humor en la fotografía: los finalistas de los Comedy Wildlife Photography Awards

Las personas solemos meter a los animales en dos grandes grupos: el de las potenciales mascotas, con una caracterización próxima a la fijada por Disney –seres entrañables, amorosos, empáticos–; y el de las bestias salvajes, más cercano a los tiburones de Spielberg. Material para los sueños y las pesadillas. Luego hay un tercer grupo de animales de menor carga épica que sin embargo ha sabido encontrar un nicho en Internet. Nos referimos, claro, a los animales humanoides.

Aves que pelean como karatekas. Lagartos que luchan cuerpo a cuerpo. Ardillas que hacen equilibrismo y osos polares que matan el tiempo libre con el fino arte del paisajismo fotográfico. Hay pocas cosas tan divertidas como ver a un animal intentando hacer cosas de humanos, y esa es precisamente la esencia del Comedy Wildlife Photography Awards, un concurso anual de fotografía que se dedica a recopilar las mejores imágenes de animales en posturas antropomórficas o comportamientos demasiado familiares.

La presente edición del Comedy Wildlife Photography Awards, que se celebra el 15 de noviembre, cuenta con las fotografías de 41 finalistas seleccionados de entre miles de participantes. En paralelo, el concurso ha abierto una nueva categoría denominada Affinity People´s Choice Award que invita a los miembros del público a elegir su foto favorita, con un iPad para el ganador.

Cabe decir que más allá de lo hilarante de las fotografías exhibidas, el popular certamen, creado hace tres años por fotógrafos de vida silvestre y patrocinado por la Fundación Born Free, sirve para concienciar a participantes y público en general de lo fascinante que puede llegar a ser el mundo natural. El humor es el vehículo elegido para hacer llegar un mensaje más relevante, la necesidad de cuidar y conservar la biodiversidad de nuestro planeta.

A continuación, algunas de las mejores fotos finalistas:

por Claudio Moreno

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“La radio es el medio que más se parece a la gente”

El profesional Rubén Martín lleva más de diez años no solo haciendo periodismo deportivo a través de la radio, sino también viviendo cada información, cada retrasmisión y cada partido con la pasión y la emoción que más agradecen los oyentes. En la actualidad forma parte del equipo coral del espacio deportivo Tiempo de Juego, en la COPE, junto a Paco González, Manolo Lama y Pepe Domingo Castaño.

¿Cómo defines la profesión de periodista?

Como contar lo que pasa, ofrecer información veraz, basada en hechos. Somos depositarios del derecho a la información. Es decir, es la profesión que proporciona información veraz a la sociedad.

¿Siempre te interesó el periodismo deportivo?

Siempre me interesó el deporte. Pero al periodismo deportivo llegué de rebote por un compañero de La Tribuna de Toledo que se fue. Luego pasé a Radio Toledo también enfocándome a esta temática. Y hasta ahora no la he abandonado y me encanta.

¿Cuáles son las claves para realizar periodismo deportivo de calidad informativa y de interés?

Las mismas que en cualquier otra sección o temática: hacer buen periodismo, ser fiel a los hechos e informar. A los estudiantes siempre les digo que hasta que no has dado diez noticias sobre un deporte, por ejemplo, no puedes opinar sobre él.

¿Crees que la gente llega a sentirse periodista deportivo cuando opina en las redes sociales?

En el deporte todo el mundo opina, sobre todo, en el fútbol. Aunque no sucede tanto con deportes minoritarios. La gente se ve con suficientes conocimientos como para opinar sin rebatir (incluso a los técnicos). Tal vez el problema haya sido que hemos bajado mucho el debate a la barra del bar. Que no lo veo mal, porque es mucho más atractivo para el espectador, pero muchas veces está más cerca del entretenimiento que del periodismo. Pasa tanto en radio como en televisión, donde los comentaristas son muchas veces futbolistas, no periodistas. Pero no son competencia para nosotros, ya que ellos hacen su papel, mientras que nosotros informamos.

¿Qué aporta la radio en la retransmisión de un partido, en espacios como Tiempo de Juego, que no tenga la televisión?

La radio es el medio que más se parece a la gente y que mejor se ha adaptado a la crisis. Ahora la tecnología permite mejorar la experiencia radiofónica y facilita su acceso y su trabajo en ella. Aportamos a través de ella algo distinto, una retransmisión coral, que se intenta copiar en televisión. Lo contamos todo con más pasión, relatamos emocionando. Un sensacionalismo, en el buen sentido de la palabra, que apela a la emoción y que lleva a que la gente se emocione. La radio crea fidelidad y te hace ser referencia para muchas personas.

¿Hay futuro en la profesión para los estudiantes de Periodismo?

Nunca se ha dicho que la profesión estuviera bien desde que yo estudiaba. Pero para los buenos siempre hay sitio. El periodismo es muy vocacional, requiere de mucho esfuerzo y sacrificio y devuelve poca gratificación. Se trabaja mucho y por poco dinero normalmente. Sobre todo, en el caso del periodismo deportivo, porque la información surge en el tiempo de ocio de la gente (verano y fines de semana) y es sacrificado. Al que le guste la profesión y esté dispuesto a ello, que lo haga.

Por @casas_castro
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Los partes de guerra de la #influencer Radio Villarejo

La fonoteca de RNE no está mal, la verdad, pero ni punto de comparación con las grabaciones coleccionadas por el excomisario José Manuel Villarejo en los últimos treinta años. Cuando Franco decidió montar la radio “del bando nacional” para ofrecer el parte de guerra diario desde el cuartel general de Burgos jamás sospechó que un policía cordobés perfeccionaría el poder de las grabaciones de partes de guerra como arma de destrucción masiva. Como instrumento de propaganda para desgastar al enemigo. Que en el caso de Villarejo es transversal, como el amigo.

Es cierto, todo sea dicho, que la limpieza de los audios de Radio Villarejo no es óptima. Se diría que es analógica tirando a cutre pero no cabe duda de que José Manuel está triunfando con temas de hace diez años y sin parir medio #hastahg. Y con una producción, la de colocar micros escondidos, nada fácil. Que se lo digan al detective de Método 3 que tuvo que enterrar la alcachofa en un centro floral en La Camarga durante el vis a vis entre la entonces jefa del PP catalán Alicia Sánchez Camacho y Victoria Álvarez, exnovia de un Pujol.

Villarejo es una franquicia de radio cloaca con una audiencia generalista que difunde para cualquier medio y sobre un variado contenido. Desde las “corinnadas” del Rey Juan Carlos con la princesa Zu Sayn-Wittgenstein hasta las andanzas del Pequeño Nicolás, pasando por Bárcenas, los trapicheos de Ignacio González, en porcentajes o en áticos, la guerra fría contra el procés, los fraudes de Gao Ping, interferencias entre agentes de la policía y del CNI… Al jubilado más activo de la historia reciente de España le pasa como a su amigo Balta: según cómo le va el baile al político, empresario o medio de comunicación (en sus derivadas que enlazan con los poderes fácticos que no pasan por las urnas con la prensa), así se le considera. Cuando Balta despliega operativos antidroga por tierra, mar y aire, Baltasar Garzón es un héroe. Cuando acompaña a Felipe González en listas, cuando dimite, cuando intenta despejar la X de los Gal, en la instrucción Gürtel o en su impulso del reconocimiento a las víctimas del franquismo va generando por igual olés y abucheos según el público.

Salvando distancias siderales, lo mismo le sucede a Villarejo. Cambia la percepción mediática, pero él es el mismo. Un tipo con más peligro que un Miura toreado, un policía que más que al servicio público se ha dedicado al autoservicio. A coleccionar información sacada hasta por la vía “vaginal”, que diría él, para chantajear a empresarios, políticos y al periodismo para así facturar dinero y poder.

En las dos últimas embestidas de este Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco se ha evidenciado el bosque de intereses del ecosistema mediático. Toda fuente es interesada. Villarejo, el primero. Hay que valorar hasta qué punto distorsiana la veracidad de la información. El excomisario es tóxico, efectivamente. Más que el reactor de Chernobyl, una agencia de comunicación de fango. Pero de los audios interesa saber, sobre todo, si están o no manipulados en su edición.

La andanada sobre Corinna y las presuntas comisiones del Rey Juan Carlos en obra pública de Oriente Medio acabó siendo archivada por la Justicia por falta de indicios y por la inviolabilidad del monarca emérito. Los medios recibieron aquel serial, publicado inicialmente en el OK diario de Eduardo Inda, como un “chantaje al Estado”, en versión de La Razón o ABC o como la confirmación de las sospechas incubadas sobre silencios y tabúes de la Monarquía. En esta línea editorial militan El diario.es o Público, entre otros.

La última entrega de la cintateca Villarejo ha llegado a través del digital Moncloa.com. Con apenas un mes de vida, ha servido la exclusiva de los audios que evidencian que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y Baltasar Garzón son Lola y Balta para Villarejo. En la comida celebrada en octubre de 2009 en el Rianxo, a la que acudieron otros tres mandos policiales, el excomisario registró en su grabadora chismorreos (por ejemplo, sobre Marlaska) o “presuntos” de más enjundia, como las supuestas prostitutas menores de Cartagena de Indias, pero, sobre todo, se evidenció que el poder, en su versión cloaca, no entiende de partidismos.

Como siempre, unos subrayan el mensaje y otros se centran más desempolvar los trapos sucios del mensajero: Villarejo y la web Moncloa.com. Pocas veces un medio tan joven se destapa con un serial de tanto calado. Dilucidar si el mensajero es directamente Villarejo resulta clave para conocer si la filtración se enmarca en una estrategia judicial de presión por parte del excomisario encarcelado en Estremera. Digitales como El Independiente han entendido que en este caso el medio es el mensaje. Público, por su parte, ha seguido buceando en las cloacas de Interior para denunciar el juego sucio del excomisario. El País o la Cadena Ser se han empleado también a fondo. El director de la web de los audios, Joaquín Vidal, ha negado en cada aparición en La Sexta que la mano de Villarejo esté meciendo la exclusiva. El entorno de Villarejo también lo niega. Pero la Ser ha revelado que hay conexión. Moncloa.com está editada por Mercados y Estilos de Vida S.L., una sociedad constituida el 20 de septiembre de 2016. Su administrador es Alejandro Suárez, quien fue presidente del diario Qué! y de la revista Capital tiene un amigo y socio en común con Villarejo: el empresario Antonio Codías.

La supuesta conexión del excomisario de los bajos fondos con Moncloa.com para bombardear a la Moncloa offline está ya siendo investigada por el magistrado Diego de Egea, que ha pedido los audios. Mientras la mayoría de los medios jaleaba la publicación de estos registros sonoros, El País censuró que se difundiesen conversaciones privadas con intención, decía el diario, de “extorsionar al Estado”. “Nadie nos va a chantajear”, sentenciaba la ministra Delgado para jurar que no pensaba dimitir. “La libertad de expresión no lo resiste todo. Tendremos que empezar a mirar en qué tipo de regulación…”, reflexionaba la vicepresidenta Carmen Calvo. “Frente a las fake news.. algo tendremos que hacer”, apuntalaba la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá. Matar al mensajero y/o descifrar el mensaje. Esa es la cuestión.

 

Abril Antara

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“Las redes sociales sirven para llegar a tu audiencia sin pasar por el medio en el que trabajas”

El periodista José Manuel Rodríguez (@josemanuelrodos) ha dedicado toda su trayectoria profesional a resolver problemas y crear oportunidades para las empresas, desde internet y las redes sociales. Además, está especializado en desarrollo de audiencia, negocio y producto digital. Actualmente trabajo en consultoría, formación y contenidos como freelance, como él mismo afirma, “siempre buscando la excelencia creativa“.

¿Cómo defines la profesión de periodista?

Esa es una buena pregunta, porque no tiene una respuesta sencilla ahora mismo. Es decir, el periodismo para mí es contar historias que importan, es la base de nuestro trabajo y el valor de nuestra profesión de cara a la sociedad. Pero el término periodista ahora abarca más que antes porque implica que uno no solo tiene que saber contar historias para desenvolverse en esta industria. Ahora son necesarias competencias complementarias que en algunos casos son cada vez más importantes. Si trabajas en digital (que a fin de cuentas reúne vídeo, audio, texto, etc., todo lo que se puede hacer en cuanto a narrar algo) es recomendable que sepas de analítica, redes sociales, SEO, multimedia, etc. No a nivel experto, evidentemente, pero sí de forma que puedas entenderte con los especialistas en esas áreas y saber cómo tu trabajo puede estar mejor empaquetado para llegar a la audiencia que esperas que tenga.

¿A qué está llevando en la actualidad la transformación digital a las empresas?

Cada vez estoy menos de acuerdo con el término ‘transformación digital’. Prefiero hablar de ‘transformación cultural’, porque de lo que hablamos es de cambiar las culturas internas de las redacciones a través de la tecnología, sobre todo. Y esa es una tarea muy ardua, porque hay gente que se ha quedado al otro lado de la brecha y no quiere o no puede saltar. Y son precisamente las personas que más cobran en no pocas ocasiones, y eso en parte hace que las nuevas tengan salarios más bajos, adaptados a la nueva realidad de ingresos inciertos del sector. Todos estos procesos son largos y en realidad no tienen que llevar a nada. Esto es, la transformación cultural debería ser una dinámica permanente e iterativa que permita a las organizaciones estar preparadas para adaptarse a un entorno cambiante como el que vivimos. El objetivo no es llegar a algo, sino evolucionar de forma constante para que no te cojan a traspiés los cambios profundos en el ecosistema informativo que se van dando en muy poco tiempo. Quien mejor resume esto es Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’, cuando recuerda que el ejército que llega antes al campo de batalla puede descansar, y el último tiene que pelear en cuanto aparece, con lo que lo hace agotado y frente a un rival fresco. En términos de adaptaciones al entorno, creo que las empresas pueden transformarse por convicción (sé que es lo que debo hacer y estratégicamente me conviene porque lo veo venir) o por obligación (no me queda otro remedio). En ambos casos el problema es el tempo: hacerlo demasiado pronto y quedarte solo en un escenario que no cambia contigo en la primera opción, o llegar el último a un entorno en el que las oportunidades se han agotado para ti en la última.

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de plantearse arrancar un negocio 100% digital?

En este negocio ya solo puedes competir en dos ámbitos concretos: el nicho o la escala. Es decir, ser especializado en algo y hacerlo muy bien, como para que los lectores de esa temática se suban a bordo y puedas obtener una publicidad más cara por ese nivel de segmentación, o bien gracias a ingresos por usuarios en base a suscripción o membresía; o sumar mucho tráfico y que eso te permita rentabilizar volumen con publicidad más barata e intentar ingresos por usuario de otro modo. Hay otras opciones de ingresos (marketing de afiliación, eventos, acuerdos de explotación de contenidos con plataformas, etc.), pero diría que lo esencial es saber qué puedes hacer respecto a publicidad y usuarios. Dicho esto, para arrancar necesitas un buen plan, una financiación interesante (normalmente se habla de que empatar cuentas en el tercer año está bien) y gente dispuesta a tirar del carro contigo, porque el comienzo de todos los proyectos es complicado y requiere sacrificios.

¿Qué te aporta el trabajo freelance frente a formar parte de una plantilla?

Ser autónomo es en mi caso una elección más basada en mis ambiciones personales que en las profesionales. Es decir, quería tener un mayor control de mi vida y de mi tiempo, darme mayor margen para aprender otras cosas y, además, me mudé de ciudad. Actualmente trabajo en consultoría, formación y contenidos y hay meses mejores que otros, como en el caso de cualquier persona que trabaje por su cuenta. Creo que es importante tener claro qué puedes ofrecer, a qué clase de clientes y, sobre todo, establecer tus límites en cuanto a lo que no quieres hacer. Esto último me parece casi lo más importante.

¿Qué están suponiendo las redes sociales para los periodistas de hoy en el ejercicio de su trabajo?

Sobre todo, sirven como escaparate directo para llegar a tu audiencia sin pasar por el medio en el que trabajas o incluso sin trabajar para ninguno. Hay muchos casos exitosos de profesionales que han creado su comunidad en base a una identificación con su forma de entender este trabajo. Eso tiene repercusiones buenas y malas, porque esta es una profesión donde el ego predomina y tener una cierta cantidad de seguidores en redes sociales puede envanecer fácilmente. Pero lo bueno es que un profesional ya puede tener una voz más allá del medio que le pague y ser respetado y conocido por ella.

¿Cuál es el futuro de los jóvenes que estudian actualmente Periodismo en las facultades? ¿Qué oportunidades no deben dejar pasar?

El futuro es incierto para todos, los que vienen y los que estamos. Este sector se va transformando después de un proceso de redimensión a la baja causado por una doble crisis (económica y de transición al digital) y hay muchos factores en el aire que determinarán los próximos años. Yo les recomiendo que vean sus estudios en Periodismo como un punto de partida para crecer sobre él e incorporar distintas capacidades que les pueda hacer empleables en roles que hoy no manejan como opciones y que les haga estar preparados para ser los profesionales que los medios demanden mañana.

Por @casas_castro
Un reconocimiento al periodismo “con cabeza y con corazón”, al periodismo “de personas para personas”. Es la síntesis que ofrece el director general de la ONCE, Ángel Sánchez, sobre el espíritu de los Premios Tiflos de periodismo, que han sido entregados en su XX edición. La convocatoria correspondiente a 2018 acaba de convocarse. Estos galardones reconocen los trabajos que mejor exalten los valores relacionados con la integración de las personas con discapacidad, además de hacer pedagogía sobre la necesidad de suprimir las barreras físicas y mentales que en ocasiones impone la sociedad, más allá del indudable avance legal que se ha producido en la supresión de las barreras arquitectónicas. En estos galardones se valoran especialmente aquellas publicaciones que subrayen el valor de la superación individual o colectiva de todos los obstáculos que frenan el desarrollo personal y social de las personas con alguna discapacidad.  Los Tiflos han conseguido consolidarse en estas veinte ediciones hasta alcanzar un acreditado prestigio en el mundo de la comunicación. Se trata de unos galardones dotados con 9.000 euros para los ganadores de cada una de las categorías: prensa escrita, radio, televisión y periodismo digital. Suele decirse que hay premios que enaltecen al premiado y premiados que otorgan categoría al premio. Del mismo modo hay galardones periodísticos que por su planteamiento honran al periodismo en su enfoque más social y, por tanto, más transformador. El servicio público no es una etiqueta ni un lugar común que se adjunta de oficio al periodismo; es su auténtica esencia en tanto que el periodista y los medios de comunicación gestionan en cierto modo la concesión del derecho constitucional a la información que asiste a todos los ciudadanos. Servicio público, es, por encima de todo, poner el poder de influencia y de generar opinión pública (la fuerza motriz que impulsa buena parte de las decisiones políticas) al servicio de las causas de los más débiles. En este sentido, premios como los Tiflos contribuyen a mantener el alma genuina y la esencia del periodismo como motor de igualdad y progreso social.  En la XX edición de estos galardones el jurado premió distintas publicaciones y reportajes difundidos por El Mundo de Castilla y León, El Español, Radio San Sebastián (Cadena Ser) y Cuatro TV. Entre los trabajos reconocidos figura El sueño de Pere, un reportaje que refleja cómo un niño invidente narra como si de una retransmisión de radio se tratara, el fútbol de su equipo favorito. En radio, resultó ganador el tema Javier y Dover, de Mikel Huarte, que muestra cómo una persona ciega disfruta de un partido de pelota vasca con su perro guía. En el apartado de Prensa Digital resultó galardonado el trabajo titulado Madrid, 25 baños públicos para 3 millones de personas: la ciudad que abandona a los enfermos de colon. El autor, Daniel Ramírez García-Mina relataba en El Español el día a día de dos jóvenes, Amaranta y Miamar, se enfrentan a la dificultad de la escasez de servicios públicos en una urbe como Madrid. Las bases publicadas por la organización establecen que los trabajos que quieran optar a estos reconocimientos en su edición de 2018 deberán haber sido publicados entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de este año. Los trabajos podrán presentarse hasta el 25 de enero de 2019. Deberán remitirse por triplicado al consejo general de la la Organización Nacional de Ciegos, concretamente a la dirección de comunicación e imagen, en Calle la Coruña, 18, 28020 de Madrid. En el envío hay que hacer constar, además, la inscripción Premios Tiflos de Periodismo.

Premios Tiflos: la cara social del periodismo

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Un reconocimiento al periodismo “con cabeza y con corazón”, al periodismo “de personas para personas”. Es la síntesis que ofrece el director general de la ONCE, Ángel Sánchez, sobre el espíritu de los Premios Tiflos de periodismo, que han sido entregados en su XX edición. La convocatoria correspondiente a 2018 acaba de convocarse. Estos galardones reconocen los trabajos que mejor exalten los valores relacionados con la integración de las personas con discapacidad, además de hacer pedagogía sobre la necesidad de suprimir las barreras físicas y mentales que en ocasiones impone la sociedad, más allá del indudable avance legal que se ha producido en la supresión de las barreras arquitectónicas. En estos galardones se valoran especialmente aquellas publicaciones que subrayen el valor de la superación individual o colectiva de todos los obstáculos que frenan el desarrollo personal y social de las personas con alguna discapacidad.

Los Tiflos han conseguido consolidarse en estas veinte ediciones hasta alcanzar un acreditado prestigio en el mundo de la comunicación. Se trata de unos galardones dotados con 9.000 euros para los ganadores de cada una de las categorías: prensa escrita, radio, televisión y periodismo digital. Suele decirse que hay premios que enaltecen al premiado y premiados que otorgan categoría al premio. Del mismo modo hay galardones periodísticos que por su planteamiento honran al periodismo en su enfoque más social y, por tanto, más transformador. El servicio público no es una etiqueta ni un lugar común que se adjunta de oficio al periodismo; es su auténtica esencia en tanto que el periodista y los medios de comunicación gestionan en cierto modo la concesión del derecho constitucional a la información que asiste a todos los ciudadanos. Servicio público, es, por encima de todo, poner el poder de influencia y de generar opinión pública (la fuerza motriz que impulsa buena parte de las decisiones políticas) al servicio de las causas de los más débiles. En este sentido, premios como los Tiflos contribuyen a mantener el alma genuina y la esencia del periodismo como motor de igualdad y progreso social.ƒ

En la XX edición de estos galardones el jurado premió distintas publicaciones y reportajes difundidos por El Mundo de Castilla y León, El Español, Radio San Sebastián (Cadena Ser) y Cuatro TV. Entre los trabajos reconocidos figura El sueño de Pere, un reportaje que refleja cómo un niño invidente narra como si de una retransmisión de radio se tratara, el fútbol de su equipo favorito. En radio, resultó ganador el tema Javier y Dover, de Mikel Huarte, que muestra cómo una persona ciega disfruta de un partido de pelota vasca con su perro guía. En el apartado de Prensa Digital resultó galardonado el trabajo titulado Madrid, 25 baños públicos para 3 millones de personas: la ciudad que abandona a los enfermos de colon. El autor, Daniel Ramírez García-Mina relataba en El Español el día a día de dos jóvenes, Amaranta y Miamar, se enfrentan a la dificultad de la escasez de servicios públicos en una urbe como Madrid.

Las bases publicadas por la organización establecen que los trabajos que quieran optar a estos reconocimientos en su edición de 2018 deberán haber sido publicados entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de este año. Los trabajos podrán presentarse hasta el 25 de enero de 2019. Deberán remitirse por triplicado al consejo general de la la Organización Nacional de Ciegos, concretamente a la dirección de comunicación e imagen, en Calle la Coruña, 18, 28020 de Madrid. En el envío hay que hacer constar, además, la inscripción Premios Tiflos de Periodismo.

Abril Antara

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Cómo evitar un titular #estafa como este en un digital

Cómo evitar un titular #estafa como este

Hubo un tiempo, más o menos cuando la Segunda Glaciación a vista del pajarito twittero, en que las escuelas y facultades de periodismo explicaban a los estudiantes que una noticia no era tal si no aclaraba cinco interrogantes, las clásicas cinco W’s: What, When, Where, Who y Why. Las cuatro primeras son más difíciles de responder de lo que parece. Porque la realidad es más compleja y poliédrica de lo que proyecta. El qué, cuándo, dónde y quién es uno, en primera lectura, pero la realidad suele tener tantos estratos como la arqueología y tantas capas como una cebolla. Así que, conforme el periodista, como peón de albañil del historiador, va adentrándose en cada asunto el argumento se transforma en tema. Y entonces ya no resulta tan fácil despejar incógnitas.

Porque el bosque de intereses en efervescencia política y social suele parecerse más a los reactores de las centrales nucleares que al festival de Woodstock. Paz y amor. Incluso en la noticia más cruda y desnuda, no resulta sencillo completar el puzzle de lo sucedido. Un accidente, en el kilómetro X de la autovía Z, como consecuencia de un golpe frontal entre un camión y un turismo. Hasta ahí, relativamente fácil. Pero Why, ¿Por qué? Aclarar la o las causas del accidente puede requerir de un atestado, varias periciales, testimonios enfrentados y puede que hasta un proceso judicial. Más complicado se antoja discernir los porqués de fenómenos tan complejos como una caída de las bolsas, una guerra comercial entre Estados Unidos y China, un atávico conflicto como el árabe-israelí o un resultado electoral. Los porqués confieren al periodismo el valor añadido, marcan la diferencia entre la capacidad de servir una fotografía epidérmica de la realidad o una radiografía de cierto calado sobre el flujo de intereses y poder que no siempre se advierten a simple vista.

Una vez realizado el trabajo de campo, procesados los datos y tamizados por todos los gatekeeper oficiales y oficiosos, ¿cómo se sirve el producto acabado? Los periodistas que escribían en el Bajo Pleistoceno, cuando las páginas se componían con tipos móviles inventados por un tal Gutenberg, atendían a la ley sagrada de la “pirámide invertida”, según la cual la prelación de ideas al redactar una noticia iba de mayor a menor importancia para garantizar que cuando se pasara la guadaña en la edición de la página no se segaran aspectos esenciales de la información. La regla universal de la pirámide tan teorizada por José Luis Martínez Albertos se mantuvo inquebrantable hasta que los redactores empezaron a editar sus textos sobre páginas maquetadas.

Pero antes y después, permaneció inquebrantable la norma de que el titular condensaba la idea fuerza de la noticia. “¿Este tema tiene titular?” “Cántame el titular” “No fuerces el titular “ o “No dejes que la verdad te arruine un buen titular” .. son expresiones que han formado parte de la jerga de la canallesca, del microcosmos de las redacciones. Porque el titular es la esencia destilada de la información, el santo grial del periodismo. En el reportaje, el titular ha de convertirse en un cañón de luz proyectado sobre la centralidad del tema que se aborda. En la noticia, el titular ideal e imposible sería aquel que sintetizara las cinco W.

El titular ha de ser comercial, por supuesto, ha de tener gancho y atraer el lector, cogerle por la solapa, sacudirlo y abrir su apetito como lector. Pero sin trampas, sin conservantes, ni colorantes, ni aditivos. Y no hay peor estafa que vender el vacío, la nada, la no noticia.. La estafa hasta hace poco consistía en querer colocar como un watergate que el perro muerde al hombre, cuando ese dentellazo forma parte de la normalidad y lo normal no es noticia. Ahora el timo 2.0 consiste en pretender el scoop con una noticia que no tiene ni perro, ni hombre, ni mordiente. Sólo un titular y un enlace a ninguna parte. Es el fenómeno clickbait, la peste que ha asolado las redacciones con mal llamados titulares gancho, cebos periodísticamente grasientos que aportan cero nutrientes al cerebro del lector, al que convierten en un número, en un click con el que maquillar la ausencia de periodismo en las redacciones y la escasa fe que algunos editores tienen en invertir en periodismo como salida a la crisis del modelo de negocio de papel. Decía Marshall McLuhan que el medio es el mensaje. A más de uno parece que le sale a cuenta entender que el formato es el mensaje y que el formato digital comporta frivolidad y vacuidad. Cuando el periodismo, el mensaje es inmortal, así sea por señales de humo, paloma mensajera o pájaro azul. Por fortuna, Google se percató de la estafa.

Abril Antara

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El legado de Alejandro Bolaños: honestidad y pedagogía

Hay mil conversores de valor monetario y hasta de palabras para traducir equivalencias de divisas o expresiones de uno a otro idioma. Pero no se ha inventado todavía la aplicación que transforma fenómenos farragosos en explicaciones al alcance de cualquiera con una mínima capacidad de discernimiento. En el mundo del periodismo económico, Alejandro Bolaños Correa (Madrid 1971-2018) consiguió la cuadratura del círculo: poner los conceptos más alambicados al alcance de un lector generalista de perfil medio. El recientemente fallecido periodista de El País siempre consiguió que los fenómenos más complejos resultaran altamente digestivos para el lector y hasta para los alumnos de secundaria y universitarios que trabajaron sus textos para entender el mundo que les rodea. Ese es parte del legado periodístico, económico y hasta histórico que deja el redactor de la sección de Economía del diario de Prisa.

Bolaños cumplía los dos requisitos básicos para ser un transmisor de conocimiento: entender previamente en toda su profundidad aquello que se difunde y acreditar una honestidad intelectual de la que dio prueba en toda su trayectoria. La doble formación académica, como periodista y Licenciado en Económicas, le ayudaron a destripar y servir mascados para el gran público todos los vectores que condicionan conceptos como bono basura, prima de riesgo, banco malo, activos tóxicos y unos cuantos más que a partir de la depresión de 2008 entraron por sorpresa en todos los domicilios de España y acamparon sin pedir permiso. En muchos casos, desahuciaron incluso a los propietarios hipotecados de las viviendas.

Los transmitió con todo el sentido pedagógico del que hizo gala en su trayectoria periodística y sin perder rigor. Su capacidad para contar los entre bastidores de la economía sin atajos le valió el premio internacional de periodismo económico Citi Journalistic Excellence Award. Corría el año 2015. Antes se llevó el premio de periodismo Jaume Vicens Vives. Un galardón con nombre de historiador que ilustra a la perfección cómo Bolaños supo tejer un cordón umbilical entre sus artículos y su tiempo a través de explicar las raíces de los acontecimientos económicos, los porqués. Explicar el presente a partir de entender el pasado. Y explicarlo, analizarlo, diseccionarlo con gran capacidad de análisis, sentido crítico y compromiso social. Desde su militancia humanista pintó las mil caras de la crisis que puso en jaque hace diez años al mismísimo capitalismo financiero y lo hizo sin estridencias. Era su estilo. El sello Bolaños al que siempre fue fiel, desde cualquier lugar y cualquier circunstancia. Desde sus tiempos en la edición de El País en Sevilla, donde inició su singladura profesional.

                                                                                                                                                      Abril Antara

Foto: @marga_ferrer

Muerto en la trinchera digital, deja viudo y tres Pulitzers

Muerto en la trinchera digital, deja viudo y tres Pulitzers

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“Falleció en Nueva York a los 63 años por ser un inadaptado. Sus tres premios Pulitzer y los amantes del periodismo de trinchera ruegan una reflexión por su alma”. Podría ser perfectamente la esquela del semanario neoyorquino Village Voice, un referente del periodismo comprometido, del periodismo crítico, del periodismo a secas, una institución de la cultura alternativa incubada a orillas del río Hudson que el pasado 31 de agosto engordó la larga lista de cabeceras de prensa caídas en combate. Village Voice murió en el ciberespacio, un destino al que se exilió en septiembre de 2017 cuando su editor Peter Barbey, decidió parar la rotativa harto de echar paladas de tierra a la inversión que había realizado dos años antes, cuando adquirió la cabecera.

El periódico de papel que cada miércoles se repartía gratis en los buzones rojos sembrados por las zonas de máxima afluencia de la capital del mundo se travistió en digital, pero el giro no le dio para sobrevivir. El ecosistema comunicativo en la era digital resulta asfixiante para la prensa escrita tradicionalmente sujeta al modelo de la doble venta (la publicidad y el quiosco). Pero, tras la depresión post Lehman Brothers y el desplome del mercado publicitario, la prensa impresa gratuita, aquella que nació en la década de los 40 del siglo pasado en Estados Unidos, directamente fue arrojada a un agujero negro. El caso español es bien significativo. En 2006, se distribuían cinco millones de ejemplares free. En 2011, apenas 1,5. Metro, ADN o Qué fueron algunas de las cabeceras que pasaron a ser material de hemeroteca.

Por cansancio o pena, el caso es que el editor Barbey no se ha prodigado en lloros ni en detalles a la hora de lamentar la pérdida. No pudo sobrevivir a “una realidad económica cada vez más difícil para aquellos que producen periodismo y prensa escrita”, apuntó el propietario en un comunicado. En su réquiem avanzó que la empresa está completando la digitalización de archivos para que las “futuras generaciones puedan vivir la experiencia de este tesoro cultural y social de la vida de este país”. Ironías de la vida o inconsciencia, el caso es que Barbey está embalsamando y acicalando el cuerpo sin vida para ser expuesto a los nativos digitales que quieran bucear en la historia de la política, la cultura y el pulso social de la casa del tío Sam desde los tiempos del senador cazador de brujas McCarthy hasta el intelectualmente estreñido Trump, quien ha sido objeto de diversos reportajes de investigación sobre su particular sello a la hora de hacer negocios. Una forma tan épica como trágica de cerrar el círculo.

Village Voice nació en 1955 en el bohemio Greenwich Village como un periódico underground con ganas de agitar una sociedad intelectual y políticamente en barbecho o en estado de páramo. Los padres de la criatura certificaban su genética: un psicólogo, Dan Wolf, un psicoterapeuta hippie; Ed Fancher, y el escritor Normal Mailer. Vecinos de barrio de Jimi Hendrix o Joan Baez, los editores del Village Voice convirtieron al medio en una plataforma de defensa de los derechos civiles, del movimiento de liberación de los negros, del feminismo, del pacifismo (con su declaración de guerra a la guerra de Vietnam)…

Nunca perdieron el pulso a la sociedad más vanguardista desde un periodismo activista y de compromiso. Desde la concepción del cuarto poder como contrapoder, como servicio público en defensa de los ciudadanos que solamente disponen del voto y el periodismo para sobrevivir ante los poderosos. Nunca cayeron en la trampa del falso mito de la realidad unívoca ni sucumbieron a la ética de la falsa neutralidad de la equidistancia. Normal Mailer forma parte de la galería de culto del nuevo periodismo, junto a Truman Capote, Tom Wolfe o Gay Talese. Seguramente jamás concibió debates en torno al copy paste, el paywall, el metered model o el freemium como posibles soluciones a la crisis del modelo de negocio de la prensa. Para los impulsores del Village Voice, como para Hildy Johnson y Walter Burns, reportero y director del Chicago Examiner, eran conceptos de ciencia ficción. Para los personajes encarnados por Jack Lemmon y Walter Matthau en la mítica película Primera Plana (de Billy Wilder) no había más digital first que el journalism first.

                                                                                                                                                                                                                                  Abril Antara

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cristina-de-la-hoz

“El techo de cristal afecta a todas las profesiones por muy feminizadas que estén”

La periodista Cristina de la Hoz (@delahozm) es un claro ejemplo de la importancia y la enorme presencia que la mujer ha tenido en la información política (y, por supuesto, también en el resto de temáticas) desde la llegada de la Democracia a nuestro país, a pesar de que, como ella misma indica, los altos puestos de las grandes cabeceras han estado reservados a los hombres durante 40 años hasta el ascenso directivo de Soledad Gallego en El País. En la actualidad De la Hoz escribe sobre esta área periodística en el diario digital El Independiente.

¿Cómo defines la buena práctica periodística?

Honestidad, curiosidad y espíritu crítico. Y, con esas herramientas, ejercer un oficio de enorme responsabilidad porque el producto de ese trabajo configura en mayor o menor medida el estado de opinión pública en las sociedades democráticas. Sirve para cualquier ámbito de la información, pero de manera muy especial para el área política. ¿Eso significa que no se pueden cometer errores? En absoluto, pero nunca guiados ni por la mala fe ni por intereses inconfesables.

¿Cómo era el periodismo que se ‘respiraba’ en las grandes cabeceras en los 80 en comparación con la actualidad?

Mi experiencia en la década de los ochenta es limitada porque no comencé a formar parte de la plantilla de una redacción hasta muy avanzada esa década. Recuerdo, quizá más por la edad que yo tenía entonces, una enorme efervescencia. Eran las cabeceras de papel las que marcaban la actualidad del día, los grandes referentes y la sensación (cierta) de que sobre ellos se sostenía el pilar de una democracia aún muy joven.

¿Era difícil para una mujer prosperar en una profesión todavía bastante masculina en aquella época?

Curiosamente la información política siempre ha tenido un fuerte componente femenino en democracia. Si se atiende a los que fueron los grandes referentes periodísticos de la Transición, los nombres más importantes son los de Victoria Prego, con la que tengo el honor de trabajar en El Independiente, y Julia Navarro. Actualmente la situación no es muy distinta. Somos mayoritariamente mujeres las que informamos sobre el Gobierno y los distintos partidos políticos. Otra cosa es que esa presencia se traduzca en la asunción de responsabilidades y cargos en el staff periodístico. No deja de ser llamativo que hayan tenido que transcurrir cuarenta años desde la celebración de las primeras elecciones democráticas para que una cabecera de papel de ámbito nacional tenga a una mujer al frente como es el caso de Soledad Gallego en El País. Pero el “techo de cristal” afecta a todas las profesiones por muy feminizadas que estén.

¿Cuáles son las claves para realizar periodismo político de calidad y que capte la atención del lector?

Fundamentalmente ser conscientes de que en política todas las fuentes responden a intereses personales o de partido, salvo que el grado de confianza alcanzado permita una comunicación sincera. De ahí la importancia de discernir la verosimilitud de la información y contrastarla. Asimismo, hay que huir de la práctica cada vez más generalizada del periodismo declarativo que tanto interesa a las formaciones políticas para vender su mensaje. Aunque es difícil sustraerse a una actualidad que nos arrolla, es necesario abandonar el carril informativo. Por otro lado, si bien el actual formato digital necesita captar la atención del lector entre la enorme oferta que hay, el periodismo político de calidad no puede centrarse en la búsqueda de visitas. Es esa calidad la que debe actuar a modo de señuelo del lector.

¿Qué reflexión haces sobre tu libro Pacto de caballeros y su influencia, 16 años después de su publicación?

Se hizo en un contexto de cierta normalidad política, si lo comparamos con lo que ha ocurrido en este país desde el año 2014 (aparición de nuevas formaciones políticas, abdicación real, repetición de elecciones, desafío independentista en Cataluña, etc.). Acontecimientos que nunca hubiéramos imaginado en tan corto periodo de tiempo. Creo que el libro retrata una época y una forma de hacer política que ahora ha saltado por los aires. Me gusta echarle una ojeada y ver lo que ha sido de esos protagonistas 16 años después: Rodrigo Rato, Francisco Álvarez-Cascos, Jaime Mayor Oreja, etc. Personas que lo fueron todo. De aquella etapa quedaron dos supervivientes: Mariano Rajoy y Javier Arenas, hoy también en retirada.

¿Qué futuro le ves a los jóvenes que en la actualidad estudian Periodismo en nuestro país? ¿La clave de su mantenimiento en la profesión se encuentra solo en el mundo digital?

Nuestra profesión ha sufrido una enorme e irreversible transformación. Ya no son sostenibles las grandes redacciones ni, por ejemplo, esas redes de corresponsales en el extranjero que daban prestigio a las cabeceras. El papel languidece y resistirse a ello es un ejercicio de melancolía. Eso afecta tanto cuantitativa como cualitativamente a los profesionales del periodismo, porque si bien han proliferado los medios digitales, es una actividad devaluada en lo económico. Ahora bien, hablar del mundo digital no es en absoluto incompatible con la calidad. Creo que un buen ejemplo es El Independiente, donde no hay una sola información cuyo único objetivo sea intentar inflar el número de visitas. Ni ‘zascas’, ni titulares-cebo, ni vídeos de supuestas celebridades. Nada de eso. Cuando me reúno con jóvenes estudiantes en la escuela de Periodismo Manuel Martín Ferrand sólo les pido dos cosas: esto es, que sean exigentes con la calidad de la información que consumen en la red, sin dejarse distraer por la gran cantidad de basura que circula por ella, y que salgan de las redacciones a buscar la información. El futuro de los nuevos periodistas es complicado, pero tampoco hay que olvidar otros formatos como la radio o la televisión, menos afectados, sobre todo el primero, por la reconversión del sector.

Por @casas_castro