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Coronavirus y fuentes informativas

Difícil es para cualquier persona abstraerse de la sobrecarga informativa que encontramos con motivo de la expansión mundial del virus COVID-19 o coronavirus de Wuhan, sobrenombre acuñado por el origen de la propagación en humanos. Tan difícil como saber seleccionar las fuentes adecuadas para disponer de un termómetro informativo adecuado que favorezca establecer opiniones con criterio, a partir del contraste de puntos de vista.

Sarcasmo y oportunismo en Twitter.

La cuenta creada por un oportunista que arrasa en Twitter.

Así, encontramos desde las oportunistas cuentas tuiteras vinculadas a las nomenclaturas del virus, que juegan entre el sarcasmo y la actualidad expansiva del COVID-19; hasta las de minuto y resultado que han introducido los medios generalistas de todo el planeta para dar cuenta de la evolución de los infectados; o las de las instituciones públicas, que se afanan por ofrecer rigor a través de mapeos, practicar el servicio público con datos actualizados periódicamente con el número de ciudadanos afectados, consejos sobre cómo prevenir la infección o no transmitirla, e información de interpretaciones legales, cancelaciones de eventos o decisiones políticas que afectan a núcleos poblacionales más o menos amplios.

Periodistas y coronavirus.

Experiencia de un periodista con coronavirus a través de Twitter.

También encontramos a especialistas, sanitarios, periodistas del ramo y políticos que hablan en primera persona sobre las predicciones que puede conllevar tal o cual ritmo de expansión, sobre cómo y cuándo cambiar del estadio de contención al de restricciones de movilidad o experiencias de infectados en primera persona. De estos últimos, perfiles con cierta capacidad de influencia por ser plumillas o personal de enfermería que, a modo de diario de bitácora y con la aportación de los responsables sanitarios que los auxilian, procuran erigirse en voceros de mensajes de tranquilidad y de contención en sí misma de la alarma social entre las comunidades online que los siguen.

Mapeo del virus COVID19 por instutciones públicas.

Comunicación institucional COVID19 Singapur.

Las asociaciones médicas, las cabeceras de periódicos especializados en Sanidad y otros expertos locales, regionales, nacionales o globales de la materia, completan el círculo del coronavirus en esta era de miedo contenido. Todos ellos fuentes fiables y para ser atendidas antes de caer en mensajes oportunistas que circulan por Whatsapp, fakenews que se propagan a la velocidad en que lo hace el pánico o bulos que en nombre de instituciones públicos u otras entidades se afanan por generar confusión anunciando la cancelación de actos multitudinarios o eventos.

Entidades médicas y el coronavirus.

Formas de comunicar el coronavirus en las redes sociales.

En todo caso, lo que está demostrando el contexto informativo actual pasa por una buena oportunidad para seleccionar fuentes informativas de todos los ámbitos a los que, además del sanitario, está afectando el COVID-19: el financiero, el deportivo, el social, el laboral… En cada uno de ellos, al igual que los ejemplos genéricos señalados para identificar los ejemplos de cómo circula la información en el presente contexto, podemos practicar una indagación de nombres fiables que den credibilidad a lo que nos llega de forma masiva sin filtrar por el ruido preexistente.

Newsletter coronavirus Washington Post

Newsletter coronavirus Washington Post

Así, es recomendable analizar las personas que siguen las fuentes iniciales localizadas, tales como periodistas del ramo o personal docente o sanitario, qué listas tienen creadas en redes sociales como Twitter, suscribirse a newsletters específicas como la que ha creado el Washington Post para sus lectores, practicar seguimientos específicos de los perfiles que hayamos probado trasladan información veraz, atender las alertas más rigurosas, dar credibilidad a los datos en función de quién los emite  y extraer conclusiones desde el contraste.

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Claves de una comunicación responsable y sostenible

¿Es posible practicar una comunicación responsable y sostenible? En contextos informativos como el que actualmente impera en las empresas, cuya aspiración a atender los ODS y a cuidar el planeta les “obliga” a trabajar para que sus productos y servicios sean respetuosos con el medio ambiente, la comunicación que proyectan ha de ser también, necesariamente, “limpia”. Al menos, ha de aspirar a serlo en los intangibles, con algunas herramientas clave como las que recogemos ahora en este post.

Responsabilidad en esencia. La esencia de la comunicación responsable ha de tener en cuenta los valores propios de la praxis medioambiental de las compañías. Esto es, si una empresa quiere proyectar a la sociedad la capacidad, sacrificio, esfuerzo y decisión de respetar las reglas del juego del planeta y de la legislación o certificaciones que así lo garantizan, la comunicación que practiquen ha de se responsable con ese trabajo que implica a toda una plantilla y acompañar, en suma, dicho esfuerzo para que la imagen, las versiones y los titulares que fluyan de la organización reflejen su apuesta real.

Contenedores y soportes. Si una empresa quiere comunicar valores sostenibles, éstos han de incorporarse a la trazabilidad de hechos que proyecte. Es decir, la estrategia de comunicación ha de saber incorporar las pautas que contemple cada departamento en ese afán, desde la comunicación interna a la externa, pasando por los soportes, contenedores y contenidos que fluyan de la compañía, tanto online como offline. Una política de marca asociada a dichos valores, y una hoja de estilo sostenible que puedan practicar los departamentos en su día a día, tanto comercial como ejecutivo, serán claves para que de lo dicho al hecho haya poco trecho.

Transversalidad y oportunidades informativas. Precisamente, de cada departamento, de cada lanzamiento, producto o servicio, la estrategia de comunicación responsable habrá de entrelazar las virtudes, defectos, oportunidades y propiedades, al objeto de pautar planes de comunicación transversales que optimicen al máximo los esfuerzos de difusión y de divulgación de los valores sostenibles e intangibles de la empresas. Porque si se busca la eficiencia en materia de comunicación, exprimiendo las posibilidades reales para alcanzar la eficacia, la praxis misma de ponerla en práctica restará recursos, tiempo, espacios y acción que refleje realmente una apuesta responsable por lo que se hace, se dice y se divulga de lo que se practica, se dedica y se comercializa.

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La radio, antónimo de soledad

¿Dónde escuchamos la radio? ¿Cómo vemos la tele? ¿Quién lee periódicos en papel? ¿Cuántos se informan a través del dispositivo móvil? ¿Nos quedamos con la primera pregunta?

Nos quedamos con la primera pregunta por respeto. Porque el 13 de febrero es desde 2012 el Día Mundial de la Radio, como así lo declaró la Unesco. Pero también elegimos esa cuestión porque su respuesta es dinámica, sencilla y directa. La radio es el medio que históricamente mejor se ha sabido adaptar a los cambios sociales, a las modas, al consumo, al uso y abuso de plataformas diferentes a las tradicionales, a la vida y a sus aristas tecnológicas.

La radio se escucha en el coche (todavía), la radio se lleva encima (en un app, en el móvil o en un transistor –¿aún?-); la radio llega al supermercado, a la peluquería, al estadio, al barco, al tren, a la ducha (¿también?); la radio es tan inmediata como un tuit (¿o no?); la radio es una voz misteriosa a la que no hemos desenmascarado aún (¿o sí?); la radio se ve también en Youtube o en la versión web de cada estación; la radio salta a la tele (en los telediarios) o se retroalimenta con su fonoteca para sonrojar a más de uno que olvidó lo que dijo… La radio, sí, la radio es así.

La radio es el medio tradicional que mejor ha sabido leer la vida y que acompaña tanto como las redes sociales en esa nueva forma de consumir información en modo múltiplex o, lo que es lo mismo, ver mientras sientes lo que otros opinan sobre lo que estás viendo; escuchar una tertulia como lees una colección de tuits mientras se celebra la gala de los Goya o el festival de Eurovisión; mientras recuentas votos y lees encuestas; la radio es el tintineo informativo y entretenido que mantiene la llama al otro lado las 24 horas del día. La radio es el antónimo de soledad.

La radio es para siempre.

Feliz #DíaMundialdelaRadio

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Lo que el tiempo dejó en las redes sociales

Pasan los años y los usuarios de las redes sociales envejecen al mismo ritmo que los jóvenes implementan los nuevos lenguajes en su cotidianeidad. Los primeros han dejado de ser tan intensos y románticos en sus incursiones por el social media; los segundos han elegido los gif, los memes, las historias efímeras y los emojis para conectar con comunidades cada vez más complejas.

Complejas por la hiperespecialización, por un lado, del espectro temático que se abre ante los ojos de los nuevos lenguajes. Y, por otro, la sencillez generalista que todo lo impregna en grandes contenedores que aglutinan toda esa hiperespecialización. Esto es, canales abiertos a una gran masa de comunidades que marcan la capacidad de influencia de marcas, empresas y hábitos.

Hábitos cada vez aparentemente más saludables pero, a la vez, más engañosos. Porque del 100 por 100 de aceite de oliva virgen extra que lleva una bolsa de patatas fritas con un 99% de aceite vegetal y cuyo 1% restante sí se ha hecho con ese aceite de oliva virgen extra 100% aceite de oliva virgen extra; al sin azúcares añadidos a los ya de por sí continentes en la magdalena sin gluten y sin procesar con harina que no es 100% integral porque el 50% de la harina restante que no es 100% integral ha sido procesada… nos dejamos liar o llevar ante una realidad ruidosa pero poco especializada en realidad.

O sí, quizás más especializada de lo que pensamos. Porque si usamos a la vieja usanza la información que circula por las redes sociales, por las más generalistas como por las menos, podemos seguir conectando con perfiles interesantes. De los de antaño y de los de ahora. Desde el médico que puede trazar una prospectiva de hacia dónde discurrirá la evolución del coronavirus y su posible antídoto con base científica al gamer que podrá vaticinar quién será la nueva estrella de la temporada siguiente de la liga de esports de turno.

Del auge de los youtubers a su veteranía diez años después, del auge de los snaps a su confluencia con el idioma de TikTok, de la información tuiteada a la conversión tuiteable de las imágenes y del silencio de las fuentes más cualificadas, de lo de antes a lo de ahora, de las formas de consumir información a las formas de seguir consumiéndola, pero de otra forma.

De lo viejo desde lo nuevo. De las redes sociales y de su constante evolución. De la necesidad de seguir analizando los hábitos sociales para comprender mejor nuestro comportamiento en las plataformas en que proyectamos estilos, formas de ser, lo políticamente correcto, las mentiras de un producto, las verdades de una marca y hasta la manera en que nos gustaría vivir por como pensamos que nos perciben a quien se lo contamos.

Filosofía del social media en reflexiones abiertas a la aportación desde el prisma o formato que cada cual desee, veteranos o noveles.

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La irrupción de TikTok en la promoción turística

Si Instagram lleva años como una de las principales redes sociales que emplean los prescriptores con capacidad de influencia en el sector para promocionar destinos turísticos, este 2020 puede ser el pistoletazo de salida para que TikTok se posicione como su nueva herramienta de referencia.

En el marco de una de las ferias turísticas internacionales más importantes del calendario, Fitur, aprovechamos para revisar las formas en que esta plataforma puede ayudar a destinos a fidelizar a un público mediante reclamos ingeniosos de las ofertas que proyectan.

De hecho, en 2019 ya asistimos a los primeros intentos de emplear la red social de moda para conectar con audiencias más receptivas al lenguaje que utiliza. Un lenguaje visual, dinámico, proyector de talento, adaptado al código que practican los más jóvenes pero que los adultos con responsabilidad en el sector y los especialistas en marketing digital ya se afanan en utilizar. Así, la campaña #Tiktoktravel recurrió el pasado verano a esta red social para que sus usuarios alimentaran el concepto de la diversidad del planeta a partir de las experiencias viajeras de sus usuarios.

Con todo, son cada vez más los tiktokers que etiquetan sus historias, representaciones o bailes con el hashtag #travel, el más utilizado para localizar experiencias más o menos influyentes en la red social que ha puesto patas arriba el sector turístico. Porque si Instagram ha mantenido la hegemonía de la promoción en redes durante prácticamente toda la pasada década, desde su creación en 2010 hasta la fecha, TikTok parece que se está convirtiendo en su fiel heredera.

Instagram, gracias a haber copiado y pegado las Stories de Snapchat y de haber conseguido conectar de partida con numerosos aficionados a la fotografía móvil, entre ellos viajeros consolidados aglutinados en plataformas de promoción turística como Travel Inspirers, supo trabajar el concepto de comunidad especializada entre sus usuarios.

En el capítulo turístico, éstos reforzaron su capacidad de influencia en las comunidades igers, que de forma global y a partir del lanzamiento de instagrammers por parte de Phil González o de otras marcas en su momento como Turisbrand, consiguieron ser rentables para grandes cadenas hoteleras, patronatos de turismo locales o para marcas relacionadas directa o indirectamente con el sector.

Desde el otro lado, el oficial, parece que las marcas turísticas aún no han desembarcado en la red social de forma decidida, como sí han hecho ya otras entidades como los principales clubes de fútbol, partidos políticos o medios de comunicación del ámbito anglosajón.

Como siempre sucede, quien decida aterrizar con recursos, ingenio, creatividad y con ayuda de perfiles que controlen el canal pegará primero y lo hará con garantías. Incluso con capacidad para convertir en noticiable en sí misma la apuesta que realicen.

El futuro de la promoción turística pasa, indefectiblemente, por TikTok.

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Del periodista móvil y las empresas con percha informativa en 2020

Más que una proyección de cara al año 2020 recién estrenado, este post es reflexión para subrayar los valores que definen a los periodistas desde el prisma de la transformación digital en que estamos inmersos, y del valor informativo que toda empresa que practique las relaciones públicas ha de buscar para conectar con la labor de los periodistas.

Desde el prisma del primero, el del periodista, el año viene cargado de posibilidades para consolidar su trabajo desde una óptica eminentemente móvil. Porque el plumilla de este lado del siglo XXI ha de saber trabajar el sentido primario de la eficiencia gracias a las posibilidades tecnológicas que se le abren. Así, las aplicaciones que tiene a su disposición gracias a disponer de un smartphone significan una potencialidad en sí misma. Por encima de la rigidez de espacios físicos, de ordenadores de mesa y de entornos redaccionales, el periodista de hoy puede trabajar deslocalizado, cerca de la noticia, con un solo “gadget” cargado de numerosas herramientas para consolidar su camino.

De hecho, el nuevo periodista recién salido de la carrera, el viejo plumilla reciclado con nuevas aventuras profesionales en modo freelance o el redactor tradicional, pueden encontrar en la tecnología la puerta abierta para la especialización, la inmediatez, la primicia o la calidad informativa. La nube, los editores de texto en versión móvil y de escritorio, la capacidad de grabar contenido hablado y la de interpretar los hechos plasmándolos directamente en una página, medio de comunicación o blog corporativo son caminos abiertos para practicar periodismo abierto (sic).

Desde el lado de las empresas, ¿por qué esperar más tiempo a convertir sus páginas web en medios de comunicación? ¿Por qué no trabajar contenidos especializados para públicos especializados o contenidos temáticos traducidos para un público más generalista? ¿Por qué no publicar entrevistas, reportajes, artículos de opinión y otros formatos periodísticos donde hoy publican post de escaso valor informativo? En esa misión (informativa), encontrarán en las manos de un periodista o de una agencia de comunicación equipada con plumillas de recorrido temático similar al trabajado por la compañía los mejores aliados.

Estamos en 2020 pero en 2019 todavía no era tarde. ¿Ahora tampoco?

 

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Claves del periodismo móvil

El periodismo móvil o mobile journalism (#mojo) es la potencialidad que tenemos los periodistas que vivimos a este lado del siglo XXI de optimizar el ejercicio de nuestra profesión y la conexión con la audiencia gracias a la universalidad tecnológica móvil. Las herramientas que disponemos para enriquecerlo son las mismas que tienen a su alcance el resto de los mortales. ¿Vamos a dejar que las utilicen por nosotros sin que siquiera sepamos cuáles son, qué ventajas informativas nos reportan o cómo se utilizan?

Las herramientas básicas que dispone el periodista pasan por un dispositivo móvil, unas aplicaciones y unos gadgets. De serie, el plumilla ha de estar equipado de las siguientes aptitudes: ingenio, sentido común, olfato, creatividad, capacidad de organización, dedicación, ganas (querer es poder), instinto y contactos.

Para organizar la información aplicaciones como Feedly o Flipboard permiten al periodista hacer un seguimiento informativo de las materias, de los enfoques y de las fuentes que pueden enriquecer su especialización. A la vez, puede agrupar temáticas y autores a partir de feeds y de alertas.

Otra app que contribuye a automatizar ciertos procesos es IFTTT (If This Then That), que a través de otras como Buffer y de las cuentas en redes sociales habilitadas para que el plumilla, da órdenes de que si ocurre una publicación ‘a’ se publique de otra manera ‘b’.

Con todo, la tecnología y las apps móviles fusionan las tareas de cada perfil profesional periodístico. Pero salvaguardan a la vez la exclusividad de sus respectivas cualificaciones, haciendo que éstas sean diferentes a partir de las habilidades de origen. La diferencia pasa, precisamente, por usar las herramientas móviles que tienen a su disposición. Y de las oportunidades especializadas que les brindan a aquellos que no están sujetos a la infraestructura de un gran grupo o medio de comunicación.

Así, por ejemplo, el redactor podrá recurrir a Call Recorder para grabar las entrevistas que realice a través del móvil sin necesidad de hacer malabarismos con el manos libres o con otro dispositivo externo. También es recomendable el uso móvil de la app de WordPress, con un editor de contenidos calcado a la verisón de escritorio y que contirbuye a pegar primero a la hora de publicar por parte del periodista una información (con el beneficio que ello tiene para la inmediatez e incluso para el posicionamiento del contenido que publique gracias a ser el primero o a la originalidad del contenido).

Otro ejemplo que traemos es Wakelet, la app sustituta natural del antiguo Storify, que permite componer crónicas de autor enriquecidas con recursos externos tales como vídeos de terceros publicados en Youtube, tuits y otros contenidos publicados en entornos digitales.

¿Nos ponemos a practicar el #MOJO? Nosotros proponemos usar una etiqueta sin anglicismos de por medio: el #PEMO (Periodismo Móvil). Seguiremos informando.

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“Las redes sociales han modificado los hábitos de consumo de información”

El periodista Miquel Ramos (@Miquel_R) rasca sobre la superficie de los temas sociales de candente actualidad para servir al lector un punto de vista más reposado y ahondado. Y lo hace desde medios independientes como El Salto y La Marea y desde otros digitales como Público y La Directa. También es coautor de las plataformas de investigación Crímenes de odio y Sense tòpics.

¿Cuál es la salud que tiene, en rasgos generales, el periodismo en nuestro país en la actualidad?

El periodismo vive hoy una situación ambigua en varios aspectos. Por una parte, mucha gente ha dejado de informarse a través de los medios de comunicación convencionales. Las redes sociales han modificado los hábitos de consumo de información. Hay quien no entra nunca a una web de un periódico, si no es a través de un enlace que ha visto en Facebook o en Twitter. A veces, incluso, ni entra, simplemente se queda con el titular. Esto ha provocado que la desinformación y las noticias falsas inunden las redes y contaminen el debate público, ya que en gran medida están siendo utilizadas con fines políticos o simplemente para difundir el odio hacia determinados colectivos. Esto ha provocado también una crisis de credibilidad, que ya venía de lejos, dada la manifiesta manipulación de muchos medios de comunicación convencionales. Hace pocos días, por ejemplo, la sentencia contra Javier Negre de El Mundo por haberse inventado una entrevista sobre un suceso. Luego no se pueden obviar tampoco los intereses políticos y económicos de los propietarios de los medios. Esto condiciona mucho la información y es un problema para el periodismo. Esto ha existido siempre y forma parte de la mercantilización de la información y de los intereses empresariales de los grupos que controlan el panorama mediático. En esto, los medios más alternativos, autogestionados o cooperativos están dando una lección. Creo que estamos viviendo un buen momento para otro tipo de periodismo y hay múltiples ejemplos de proyectos que están haciendo muy buen trabajo con pocos medios. Por otra parte, la precariedad del oficio es otro de los problemas que condiciona también la calidad y la libertad de las informaciones. A veces, un mismo redactor no puede profundizar en determinados temas por la sobrecarga de trabajo. Otras, simplemente se dedica a reproducir notas de prensa. Esto posiblemente sea la señal de que no estamos en un buen momento para los profesionales de la información a nivel laboral.

¿Y en el caso de València, concretamente?

En València se sufre lo mismo que en el resto de los territorios. De hecho, las empresas propietarias de los medios raramente son locales. Pertenecen todos a grandes grupos empresariales cuyas políticas son exactamente iguales en Extremadura, Andalucía o València. De nuevo, hay que ir a proyectos mas humildes, locales o autogestionados para encontrar cierta diversidad. De todas formas, en todos los medios existen buenos profesionales que pelean cada día por dignificar la profesión y por ofrecer una buena información a la ciudadanía, a pesar de todo.

¿De qué manera están ayudando las redes sociales a los periodistas como herramienta de trabajo para sus investigaciones? ¿Se pueden poner en contra del profesional?

Hace poco Ignacio Pato escribió un articulo brillante en La Marea sobre el uso de las redes y la sobreexplotación a la que nos sometemos muy a menudo los periodistas. Añadiendo, además, la cuestión de género, que pocas veces se comenta. Las redes ayudan a promocionar tus trabajos, pero aquí es donde debes dedicarle tú tiempo y estar pendiente. Luego, la sobreinformación que existe en las redes muchas veces hace que te pierdas muchos contenidos, que te despistes con chorradas o con averiguar si lo que acabas de ver es un fake o es real. Son armas de doble filo.

¿Qué balance haces del resultado de las últimas elecciones políticas? ¿Cómo lo han transmitido las grandes cabeceras del país?

Los resultados de las elecciones evidenciaron el error de Sánchez convocándolas, al menos para el PSOE. El ascenso de la extrema derecha y la necesidad de pactar con Podemos para mantener un mínimo de credibilidad y de progresismo en su nuevo gobierno han dejado un panorama al menos curioso. Creo que Podemos ha salido bastante bien parado a pesar de haber perdido diputados y que el otro gran triunfador ha sido Vox. Los medios han jugado y siguen jugando un papel clave. Primero para el ascenso de la extrema derecha, a la que blanquearon desde el primer momento y la aceptaron como un actor más dentro de la democracia, a pesar de plantear medidas contrarias a los derechos humanos. Luego, está siendo evidente la campaña de la mayoría de los medios convencionales contra el pacto PSOE-Podemos. Algunos incluso han manifestado públicamente sus esfuerzos para imposibilitarlo. Es lógico, ya que la mayoría de estos pertenecen a grandes grupos empresariales poco o nada interesados en políticas progresistas.

¿En qué consiste el proyecto que colideras para la investigación sobre crímenes de odio? ¿Cuál es el objetivo periodístico de un proyecto tan comprometido como este?

Se trata de una investigación que recoge diferentes casos de asesinatos y homicidios motivados por el odio ocurridos en España entre 1990 y 2015. Algunos han sido bastante conocidos como el caso de Lucrecia Pérez, el de Guillem Agulló, el de Carlos Palomino o el de Sonia Rescalvo, pero muchos otros no estaban registrados o ni siquiera sabíamos los nombres. Este trabajo permite conocer a las más de 80 víctimas mortales del racismo, la homofobia, el fascismo y otras formas de intolerancia. Es una herramienta de consulta que contiene un archivo de cada caso y que quiere reivindicar la memoria de estas personas y alertar sobre el peligro de los discursos de odio y del ascenso de la extrema derecha a nivel global. Ahora estamos trabajando en la actualización del proyecto y esperamos presentarlo en primavera de 2020 con nuevos casos.

Hojas de estilo periodistas

A la búsqueda de un estilo periodístico en las redes sociales

El ruido en las redes sociales como coartada para dejar de tener presencia en ellas. Un aspecto excusable por recurrente en la sociedad cuando cae en el hartazgo tras un periodo de fascinación. Pero no tan excusable si los que incurren en dejación de uso de las herramientas que potencian los mensajes que difunden son los periodistas.

Desde hace tiempo, el debate sobre a qué normas ha de atenerse el profesional de la comunicación que trabaja para cabeceras informativas de terceros se centra en si su presencia en las redes sociales responde a la voz de su empresa o a la suya propia. Como los medios de comunicación, salvo incursiones modestas, dejaron de dar importancia a los libros de estilo cuando la crisis hizo temblar la estructura tradicional de su modelo mercantil, el panorama actual deja abierta la fisionomía de la presencia del plumilla en los perfiles que llevan su firma en las redes sociales.

¿Cómo respalda la descripción de su perfil el periodista que está obligado por su medio a tuitear, por ejemplo, siempre con enlaces? ¿Qué libertad de información tiene quien está sujeto a una normativa tan restrictiva como la que le impide compartir mensajes de medios de comunicación terceros o la que le impide opinar sobre circunstancias alejadas de la especialización de las piezas informativas que redacta habitualmente?

En un debate improvisado en el marco de una formación reciente dirigida a periodistas en ejercicio impartida por la agencia de comunicación Soma se vislumbró una laguna en este particular. Quizás las asociaciones profesionales tendrían que abanderar una labor mediadora entre ambas partes, los medios y sus profesionales, para definir un modelo básico de descripción de funciones que se le presupone al periodista en las redes sociales, hasta dónde llega la vinculación con su cabecera y cuándo puede escribir en nombre propio sus pareceres, incluso dar rienda suelta a especializaciones adicionales, como la que puede venir dada por aficiones temáticas, lecturas y ocio.

Solo cuando comenzó el auge de la figura de los gestores de comunidades online, hace cosa de diez años, se abordó este particular aquí referido. Pero fueron más las empresas no mediáticas, los gabinetes institucionales –como el de la Generalitat de Catalunya- y otras entidades lejanas al ejercicio de la profesión periodística las que definieron borradores de hojas de estilo como servicio público o privado.

Convendría tener en cuenta que los principales precursores de los libros de estilo fueron los medios y que si dejan que otros asuman ese papel, el preocupante escenario del intrusismo que todo lo mece en el periodismo volverá a acechar a una profesión que no termina de reinventar su presente en el siglo XXI.

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“Un periodista debe tener un manejo básico de la edición de sonido y vídeo”

La periodista Sonia Blanco (@sblanco) ha enfocado su profesión en aportar a las nuevas generaciones de estudiantes todo su conocimiento acerca de la profesión a través de la docencia. Es Doctora en Comunicación Audiovisual y profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga, donde imparte asignaturas en las que hace uso de las nuevas herramientas sociales (blogs, podcasts, redes sociales, etc.) como herramienta reflexiva y de aprendizaje. Y ha coordinado dos proyectos de prácticas profesionales de alumnos: Andalucía Cinema y Eurovideo 05.

También ha trabajado en medios tradicionales (prensa, radio y televisión) como crítica cinematográfica y como colaboradora en Canal Sur y en Radio 3.

¿Cómo definirías la profesión de periodista? 

De la manera más básica y directa, que le gustaba al gran Enrique Meneses: un periodista debe ir, ver y contar. Pero, además, debe explicar el contexto de lo que está viendo para que su información sea completa. Y, por supuesto, debe aspirar a contar lo que los poderosos no quieren que se sepa.

¿Crees que un periodista en la actualidad debería cursar estudios o tener conocimientos de Comunicación Audiovisual?

Obviamente, sí. Es necesario porque en la actualidad, la mayoría de información que recibimos es vía audiovisual. Sobre todo, las generaciones más jóvenes. Por ello no es solo necesario sino imprescindible que un periodista tenga un manejo básico de la edición de sonido y vídeo, del mismo modo que antes, para ser más eficaz, necesitaba unas nociones básicas de mecanografía. Pero esto no quiere decir que un periodista deba ser un hombre orquesta que hace de todo. Las empresas periodísticas deben contar con los perfiles adecuados para la mejor elaboración del contenido, cualquiera que sea el lenguaje que deseen emplear. Pero para el periodista será muy útil tener este conocimiento, ya que le dará más autonomía para elaborar sus piezas e incluso un mejor criterio a la hora de trabajar con los profesionales de sonido y vídeo.

¿Qué importancia tiene en la actualidad para un periodista el uso de las redes sociales? ¿Un mal uso a nivel profesional podría ponerse en su contra? 

Sin duda para un periodista, las redes se han conformado como una especie de extensión de su trabajo en el medio. Y eso da lugar a situaciones peculiares y a veces incluso injustas. Veo a muchos periodistas intentando desligar su labor profesional de su opinión en las redes y no creo que eso sea muy práctico porque al final tu audiencia en muchas ocasiones te sigue por ser el profesional que eres, no la persona. Por otro lado, también hay muchos periodistas que usan las redes no para opinar, sino para informar y/o completar información de sus medios. Lo más normal es que haya un poco de todo en los perfiles: opinión, información, humor, etc. Por tanto, yo creo que en este caso un periodista debería tener un especial cuidado en dejar claro lo que es opinión e información. Un periodista, como cualquier otro profesional, tiene derecho a poder expresarse libremente, pero como informador tiene una responsabilidad mayor y, por tanto, su gestión de redes ha de ser especialmente escrupulosa.

¿Qué reflexión haces sobre la utilización de las redes sociales como elemento de innovación en la educación universitaria, a partir del trabajo de investigación que llevas a cabo en la actualidad? 

Trabajar con redes sociales en la educación es algo muy complicado. Porque van surgiendo herramientas nuevas y las generaciones cambian en un período de tiempo mucho más corto que antes. Hemos usado Twitter y Facebook con un estupendo nivel de aceptación por parte del alumnado, pero en los dos últimos años vemos que ya no están interesados en estas redes y se mueven fundamentalmente en Instagram. Pero, por otro lado, es bueno realizar dinámicas en clase que incluyan estas redes, porque te dan la excusa perfecta para enseñarles a utilizarlas de un modo más profesional y no solo con un interés meramente lúdico.

¿Con qué mensaje te gusta que se queden tus alumnos de Comunicación Audiovisual después de tus clases? 

Con que el aprendizaje no es un proceso restringido a los cuatro años de grado, sino constante. Que nosotros solo somos el comienzo de ese proceso y que ellos deben estar atentos a nuevas tecnologías, a nuevas técnicas y a mantenerse al día de todo aquello que les pueda ayudar a ser mejores profesionales.