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“Se puede hacer periodismo en las redes sociales”

Como jefa de Contenidos Digitales de la televisión autonómica valenciana À Punt, la periodista Anna Peña i Aso (@valencianna) pone en práctica una de sus máximas como profesional a la hora de hacer uso de las redes sociales: que esa utilización sea crítica y ética para que abra la puerta a enriquecer mucho más las historias que creamos y que consultamos con nuevas perspectivas, pero siendo conscientes de sus riesgos. Nos lo cuenta.

¿Cuándo se despertó en ti la chispa de la comunicación? ¿Fue antes de entrar en la universidad?

Sí. De hecho, todavía hacía la ESO. Siempre me ha gustado escribir y analizar las cosas que pasan. Creo que hay diferentes concepciones del periodismo: como una vocación, como un oficio o como un trabajo. Todavía conservo esa visión más vocacional (y puede ser, ingenua) de que el periodismo sirve para incidir en la realidad que te envuelve.

¿Son las redes sociales una buena herramienta para que los usuarios se informen debidamente? ¿Cómo no caer en la trampa de la desinformación?

Las herramientas no son buenas o malas por el hecho de serlo: todo depende del uso que se hace de ellas. Creo que hay mucho trabajo pendiente en cuanto a la pedagogía y la divulgación sobre la tecnología y cómo usarla éticamente. También en cuanto a las redes sociales. Siempre que ha habido cambios tecnológicos han venido acompañados de vaticinios sobre el fin de la tecnología anterior o bien tentaciones de poner por delante todos los peligros que comporta. Las redes sociales han venido para quedarse, pero es importante que se usen de manera crítica y ética y teniendo en cuenta que detrás hay grandes corporaciones y que la moneda de pago (de momento) son los datos personales y la propia privacidad. Hemos interiorizado dentro de nuestras rutinas diarias el uso de las redes sociales y consultamos nuestros dispositivos móviles decenas a veces cada día. Esto nos abre muchísimas posibilidades a la hora de conocer (y explicar) nuevas realidades y con una velocidad que hasta ahora no habíamos visto. Este papel bidireccional de consumo de información, pero al mismo tiempo de producción de esta, abre la puerta a enriquecer mucho más las historias con nuevas perspectivas. Aunque también tiene riesgos. Por un lado, la velocidad a la que circula la información facilita la propagación de fake news de diferentes tipos: desde datos imprecisos, carencia de información contextual, uso de una información para transmitir un problema o debate interesado o directamente información falsa y fabricada expresamente. Todas estas cosas se pueden detectar con herramientas de verificación y recurriendo a fuentes confiables. Hay otro aspecto un poco más complejo. Como seres humanos que somos, nos creamos entornos de confianza en los que nos sentimos más cómodos. Por lo tanto, también tendemos a seguir en las redes sociales aquellas cuentas que tienen una visión del mundo que nos resulta cómoda y compatible con la nuestra. Esto genera “burbujas de sesgo” que polarizan posiciones y que es importante romper para contraponer puntos de vista. Seguro que si ahora comparamos nuestros timelines de Twitter habrá dos realidades paralelas que los dos podemos creer que son la correcta. Y no es así.

¿Cuáles son las claves principales para realizar una campaña de redes sociales para una empresa de manera efectiva y atractiva?

Para mí el pilar básico es encontrar tu propio código. Cada marca (independientemente de que sea una empresa, una institución, un medio, una entidad, etc.) tiene que encontrar un espacio de comunicación donde se la pueda reconocer entre todo el ruido que hay en las redes sociales. Y aquí intervienen diferentes factores: el cuidado en los contenidos, el diseño gráfico y visual, un relato, los formatos utilizados, etc. Como en cualquier estrategia de comunicación es imprescindible ser muy flexible en los formatos y tener capacidad de adaptación. Primero era el texto, después la imagen fija, el video, los stories. Ahora los GIFS y los stickers y posiblemente después vengan experiencias más inmersivas y de personalización de contenidos. Con todo este cajón de posibilidades hay que difundir cada mensaje en el apoyo y en la red social que más le convenga para potenciar la interacción con las audiencias y que se puedan reconocer en aquello que comunicas. Después hay los clásicos: la constancia, la planificación (porque incluso el acto comunicativo más espontáneo requiere una conceptualización previa) y para mí una cosa capital: la corrección lingüística.

¿Es importante que los medios tradicionales estén presentes en redes sociales? ¿De qué manera?

Creo que es imprescindible. De hecho, creo que los medios de comunicación ya no son “tradicionales”. De una manera o de otra son plataformas de comunicación con diferentes ventanas de emisión: diario de papel y web, radios con web, apps y servicios de podcasting o, el caso de À Punt, televisión, radio, web y redes sociales con contenidos que transitan a través de todas las ventanas. Las combinaciones son infinitas. Es muy importante estar presentes no únicamente desde el punto de vista empresarial de monetización y creación de audiencias, que obviamente son clave. Es importante también para ofrecer fuentes próximas y confiables a la ciudadanía en esas “burbujas” de las que hablábamos antes y también porque las mejores historias llegan a la ciudadanía en los formatos que les son más naturales de consumir y en los cuales se pueden reconocer más cómodamente. Creo que se puede hacer periodismo en las redes sociales y que no tienen que ser un contenido subsidiario de otra ventana. Complementario, en todo caso.

¿Qué mensaje le transmitirías a los estudiantes de Periodismo? ¿Hay futuro en la profesión para ellos?

Volvemos a los conceptos de vocación, oficio y trabajo. Creo que es una vocación o un oficio precioso, pero es indudable que el periodismo pasa por un estadio de transformación profunda y por un contexto de precariedad en las condiciones en las que se ejerce, tanto por las condiciones de trabajo como por la buena salud de la libertad de expresión. Creo que hay futuro porque se comunica más que nunca, pero también cada vez menos desde los medios “tradicionales”. Es básico generar proyectos alentadores y novedosos porque no sabemos qué viene después, así que una cosa imprescindible para un buen oficio es no perder la curiosidad.

Por @casas_castro

democracia

(In)comunicación institucional

Ya no nos llamamos corruptos. Al menos no como en los 2000. España lleva años depurando a los responsables de institucionalizar políticas cimentadas en la corrupción –legal y moral–, y se diría que nuestra autopercepción empieza a sincronizar con la de países más ejemplares. Hoy, en ese pensarnos mejores, logramos espantar prácticas censurables aún cuando todavía asoman vestigios de un pasado gris que cuesta enterrar.

Sobran ejemplos de estos vestigios. Por centrarlo en el ámbito de la comunicación, rescataremos la noticia aparecida en prensa hace varias semanas con el siguiente titular: “El Ayuntamiento de Guadix encarga la comunicación a un familiar sin ser periodista”. Los regidores del municipio granadino prescindieron primero de un gabinete de comunicación profesionalizado poniendo al frente a un nutricionista, para finalmente darle el puesto de comunicación al hermano de la primera teniente de alcalde, Encarnación Pérez Rodríguez.

Resulta tan reprochable el dedazo en beneficio de un familiar como el intrusismo en una profesión tremendamente deteriorada. Tal y como critican al unísono la Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), el Colegio de Periodistas de Andalucía (CPPA) y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España(FAPE), echar mano de «personal de confianza» sin ninguna preparación ni titulación para asumir funciones de comunicación institucional «no es de recibo»: «Y, si además, se aprovechan para colocar eventualmente a familiares directos, pues flaco favor se hace a la democracia».

«El gobierno municipal de Guadix, de esta forma tan ruin, ha fulminado dos décadas de un trabajo profesional concienzudo, desarrollado y desempeñado por periodistas de forma eficaz», critican las asociaciones y piden al PP y Ciudadanos que apuesten por la igualdad de oportunidades, ya que el hecho de que la comunicación corra a cargo de «un inexperto» supone negar «a la ciudadanía el acceso a una información profesional, transparente e imparcial».

Supone, en definitiva, levantar un muro de incomunicación entre gobierno y gobernados. Buena parte de las tareas contenidas en el puesto usurpado están encaminadas a facilitar la conversación de doble sentido: por un lado abre canales para que los vecinos transmitan sus necesidades e inquietudes a un consistorio ávido de información, y por otro proporciona un altavoz institucional para que ese consistorio comunique sus iniciativas y se someta, consiguientemente, al escrutinio de la ciudadanía. 

Al segar esos canales con el negligente acto de la colocación familiar se entorpece la comunicación y se deprime la calidad de la convivencia municipal. Un ayuntamiento sordo, aislado en su burbuja de metacrilato, corre el riesgo de gobernar contra sus ciudadanos, lo cual, atendiendo a su función esencial de representatividad, no es más que una suerte de masoquismo.

Pero no solo en la falta de comunicación directa entre ciudadanos y ayuntamiento se resiente la democracia. El cargo arrebatado comprende también la relación institucional con los medios municipales y provinciales, medios cuyas funciones son las de poner coto a los excesos del poder y, en paralelo, servir de correa de transmisión entre un discurso político marketinizado y un ciudadano huérfano de certezas. La concordia entre gobierno y medios de distinto signo es necesaria en la medida en que ésta garantiza el respeto a la pluralidad del pensamiento ciudadano, ¿ayuda a la concordia la designación de la que hablamos?

Para no caer en predicciones gratuitas, veamos una hipótesis semejable: el alcalde de determinado pueblo salda una deuda personal colocando a un amigo en el cargo de comunicador oficial. Éste no es periodista, de modo que reúne los títulos de enchufado e intruso. Asumiendo que la profesión de periodista sufre una sangrante escasez de puestos de trabajos, ¿cómo leerán los medios esa designación? ¿Qué trato profesarán los periodistas a un arribista de méritos consanguíneos? La relación portavoz-medios nacerá herida, prácticamente irreparable, y serán los ciudadanos quienes paguen la factura del conflicto.

Más preguntas a la otra parte: el recién investido comunicador municipal, ascendido por la gracia de su sesgo ideológico, ¿qué valor concederá a la neutralidad? En el reparto de publicidad institucional –muchos medios sobreviven gracias a este caudal público–, ¿evitará ahogar a la disidencia? ¿Aplaudirá el rigor de quienes informan sobre el dedazo que le paga la nómina? A nivel estructural, ¿conocerá acaso cuáles son los mandatos de la deontología profesional?

Decíamos que ya no nos llamamos corruptos. Al menos no tanto. En ese sentido, aunque solo sea por la cuestión aspiracional, el Ayuntamiento de Guadix y todos los ayuntamientos con la tentación de maltratar a los periodistas harían bien en dejarse asesorar por las asociaciones del ramo y facilitar la igualdad de oportunidades. Acudir a las bolsas de periodistas. Lo contrario conduce al aislamiento y a la confrontación. Parece mentira que en pleno 2019 se siga ignorando el impacto de la comunicación profesional en el éxito de cualquier institución.

Claudio Moreno

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La publicidad de Instagram me persigue

¡SOS! Hace meses que la publicidad de Instagram me sigue a todos lados. Concretamente, anuncios de zapatos inundan mi muro. Cada tres imágenes de amigos y conocidos, me aparece tal o cual marca en cuya segmentación he caído. También aparece algún que otro negocio que, a la hora de definir su público objetivo, el algoritmo (sí, esa palabra de la que muchos hablan, pero pocos saben) ha decidido que yo era parte del target.

¿A qué se debe que en mi Instagram aparezca publicidad de una marca tras otra de zapatos? En este caso porque a principios de verano me saltó un anuncio con unas sandalias preciosas. No pude resistirme a ver cuál era el precio y cliqué para visitar la web. No acabé realizando la conversión, es decir, la compra, por lo que me quedé en la zona de “atracción” según el llamado funnel de ventas en marketing digital. Personalmente, me echó atrás su coste, la verdad.

Esta interacción, por inocente que parezca, es la que motiva que el algoritmo (sí, volvemos a ello) deduzca que estos productos me interesan y me incluye dentro de las motivaciones que se pueden realizar cuando se segmenta el público objetivo en la confección de un anuncio. Por ejemplo: intereses relacionados con la moda. Como el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, esa misma semana me topé con otra publicidad en Instagram de unas sandalias maravillosas. Accedí al perfil de la red social para conocer más sobre la marca. Y, zas, el algoritmo (otra vez…) me ha capturado. Dos meses ya.

Cuando se realiza una campaña de publicidad en Instagram o Facebook uno de los factores que se tiene en cuenta a la hora de dirigir un anuncio es la interacción que esa persona realiza. Puede ser a través de un “like”, un comentario o haciendo clic en el enlace. Estas plataformas entienden que te ha cautivado dicha publicación y que conecta con tus intereses, por lo que te muestran marcas o productos similares. Y a esto no podemos escapar porque el algoritmo (siempre él…) está constituido para que vigile nuestros pasos y ayude así a la optimización comercial de las empresas.

Esta forma de actuar de las redes sociales no sería negativa si no bombardearan continuamente con este tipo de anuncios. De hecho, a mí me ha ayudado a conocer marcas, sobre todo, pequeñas, que no tienen otra forma de llegar a sus públicos, y cuyos productos me han fascinado por calidad y precio. Si bien es cierto que Facebook cuenta con una opción para indicar que un anuncio no se muestre más de una vez a la semana, cuando se pone en marcha una campaña con el objetivo de interacciones suele aparecer a la gente una media de dos. Es decir, una persona ha llevado a cabo alguna acción con un anuncio, por lo que esta expuesta a que se le muestren más de esa misma marca.

Mientras la publicidad en redes sociales se va optimizando para hacer llegar el mensaje preciso a su correspondiente consumidor –se personaliza cada vez más-, nos vamos a encontrar con este tipo de situaciones. A veces molestan y otras ayudan en la búsqueda de un producto o servicio, por lo que todo el trabajo de nuestro amigo el algoritmo no se hace en vano. Mientras, seguiré viendo más zapatos.

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“Soy hijo de la televisión que me parió a mí y a toda una generación”

Después de pasar por televisiones autonómicas y nacionales como reportero y redactor, el periodista Joan López (@joan_lopez) vive en la actualidad un buen momento como presentador del magazine de las tardes de la valenciana À Punt, À Punt Directe, junto a Carolina Ferre, a la que considera su maestra televisiva. Esfuerzo y dedicación de años por su parte que han dado sus frutos, sin perder de vista, como él mismo aconseja a los jóvenes estudiantes, que la pequeña pantalla es solo un medio y que el periodismo tiene otras muchas ventanas que puede y debe abrir.

¿Cuándo comenzaste a interesarte por el mundo del periodismo y de la televisión? ¿Hubo algún momento antes de la Universidad que hizo saltar esa chispa?

Nací el año en el que se iniciaron las emisiones regulares por las mañanas. De algún modo soy hijo de la televisión que me parió a mí y a toda una generación. Crecí los viernes con Sensación de Vivir, el Juego de la Oca, etc. Recuerdo ver a Joan Monleón y su catártica paella rusa. Los jueves tocaba Médico de familia o Farmacia de guardia. Mis padres fueron padres muy jóvenes y cuando entró la primera SONY en casa mi padre pasaba las horas grabándonos a mi hermana y a mí y editando los vídeos con rótulos y créditos. Creo que verme en la tele de casa ha sido algo muy familiar. También vengo del mundo teatral y eso allana el camino. Siempre me ha gustado contar cosas y que me escuchen. Soy un juglar perdido en el tiempo que está encontrando su espacio. En la carrera fui becario como jefe de Política en el periódico de la universidad. Hasta que un día un profesor viéndome imitar a un presidente de la Diputación me dijo: “tú tienes que hacer tele”.

¿Cuáles son las claves para realizar un directo en un magazine delante de una cámara de manera clara, cercana y veraz?

En la tele no se puede mentir y menos ahora que emitimos en HD; se ve la trampa enseguida. Por eso la clave para encontrar la cercanía es la preparación, todo el trabajo de redacción que no se ve. Escribir parte de mi propio guion me ayuda mucho. Escribo como hablo.

¿Cómo está siendo tu experiencia dentro de la autonómica À Punt? ¿Cuáles son sus puntos fuertes y qué ofrece al espectador frente a la desaparecida Canal 9?

À Punt me ha brindado un salto cualitativo en mi carrera. Es la gran oportunidad. Había sido reportero en la antigua Canal 9 y redactor en varios programas, he hecho cuatro ediciones de Supervivientes en Honduras, etc. Pero ahora, de momento, presento. Si algo he aprendido en esta profesión es que todo es circunstancial. Yo salgo todos los días a ganarme el cariño del espectador, que es lo que necesita À Punt: mucho cariño en tiempos convulsos de mucho ruido.

¿Son las redes sociales un medio relevante hoy en día para acercar la información al público o para interactuar con posibles fuentes? ¿En qué no hay que caer a través de ellas?

Las redes sociales son una herramienta fundamental para el trabajo de redacción: nos conecta fácilmente con entidades, colectivos, protagonistas anónimos y empresas. Gracias a las redes generamos contenido, pero hay que saber separar el trigo de la paja: Facebook invita a opinar de forma reflexiva, pausada y se pueden compartir piezas audiovisuales cortas como reportajes. Instagram es el gran escaparate donde se hace imagen de marca, corporativa y personal. Y después está Twitter, que solo sirve para consultar fuentes oficiales como policía o 112 en incendios, avisos y comunicados, o para generar mucho ruido a través del eructo del tuit con pseudónimo, que me interesa muy poco.

¿Qué mensaje le darías a los jóvenes estudiantes de Periodismo que sueñan con vivir de nuestra profesión y trabajar en televisión?

Para vivir del periodismo hay que ser el mejor y para ser un buen periodista primero hay que ser una gran persona. No se puede separar una cosa de la otra. He tenido una gran maestra de la naturalidad a mi lado, Carolina Ferre, y la humanidad ha sido la asignatura de la que jamás me examinaron y, sin embargo, todos los medios en los que he estado me la han exigido. Hay que tener una curiosidad insaciable, una educación exquisita, sentido del humor, formación actoral, disciplina deportiva, constancia, mucha paciencia y perseverancia. Y nunca jamás olvidar que la tele no es más que un medio. Y que el periodismo tiene otras muchas ventanas que puede y debe abrir.

Por @casas_castro
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“Las redes sociales son el escaparate de moda más fuerte de la historia”

El periodismo de moda es uno de los sectores informativos más consumidos de nuestro país y las redes sociales se han convertido en su mejor escaparate de difusión a través del trabajo de influencers de tendencias. Ello lo sabe muy bien la periodista Estefanía García (@estefaniac2t), que actualmente es subdirectora de la Escuela Superior de Marketing y Moda Idacem y creadora de la firma de moda once Madrid.

¿Cuáles son las claves para realizar periodismo sobre moda de manera clara, cercana y veraz?

Mantener siempre la independencia de criterios por encima de las corrientes de moda (tendencias).  Hay que ser consecuente con tu gusto personal de la misma forma que hay que ampliar tus miras para ser permeable al talento al margen del sesgo que nos genera nuestro propio sesgo estético. Es decir, a mi puede que no me guste OFF-WHITE (marca de moda italiana), pero sé lo que representa, lo que significa y el papel que juega en la moda contemporánea. Lo valoro y lo tengo en cuenta.

¿Qué mensaje principal es el que os gusta transmitir a vuestros estudiantes de Idacem a la hora de trabajar la moda como sujeto ‘marketiniano’?

Sobre todo, la idea de la que la moda es, por encima de todo, un negocio, que a veces se olvida al amparo de lo artístico o lo creativo. Y que como negocio requiere que los números no solamente salgan, si no que todo se dirige a maximizar las ventas. De hecho, una de las bases del marketing, renovar constantemente el producto, es probablemente una de las características más descriptivas de la moda. Por eso surgen las tendencias y por eso en moda se dice que “todo vuelve”. Aunque lo que no se cuenta es que lo hace con carácter “renovado”, gracias al ejercicio de marketing que hay detrás tenemos la sensación de que aquello que compramos es novedoso y, de hecho, por eso lo compramos). Por ejemplo, las hombreras de los años 40 no son las de los 80 y las de los 80 tampoco son las que rescató en su momento Christophe Decarnin para el relanzamiento de BALMAIN.

¿Qué han supuesto redes sociales como Instagram para el mundo de la moda y para la llegada de nuevos perfiles que influyen en el público de manera tan cercana con sus fotografías? ¿Son un buen escaparate para la moda?

Las redes sociales no es que sean un buen escaparate de la moda, es que son indudablemente el escaparate de moda más fuerte de la historia, gracias a elementos como la proximidad y la inmediatez, además de por su valor aspiracional y su talante estético.

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¿Qué programan las televisiones en verano?

Durante el periodo estival, las televisiones españolas reúnen, no sin cierta audacia, una amalgama de contenidos que buscan su sitio en el desorden más absoluto: asoman a la parrilla privados de expectativas, como un libro mohoso en la biblioteca del trastero. Desde julio las cadenas españolas sacan trapos de temporadas pasadas o testan programas que no se atreven a lanzar en épocas de mayor consumo televisivo. Y a veces el experimento sale de órdago.

Dos ejemplos de programas que se consolidaron tras su puesta de largo estival fueron El Informal y Pasapalabra. El primero, dirigido por Javier Capitán y trampolín de estrellas como Florentino Fernández o Patricia Conde, fue un espacio de noticias humorísticas estrenado el 23 de julio de 1998 y cancelado cuatro años después. «Esto empezó como una historia de verano y se ha convertido en el verano más largo, intenso, emotivo y divertido de nuestras vidas», cerró Capitán. Pasapalabra, por su parte, se estrenó el 10 de julio del 2000 y hoy es uno de los buques insignia de Mediaset.

Así pues, las cadenas que se aventuran a circunvalar los temas propios del verano –véase la trayectoria de Ramón García– tienen margen para explorar contenidos potencialmente ganadores el resto del año. Necesitan valentía y originalidad; dos valores en retroceso cuando el sol atiza. Veamos: ¿qué ha preparado la televisión patria en el periodo vacacional?

En materia informativa la foto no cambia demasiado. La cadena que apuesta más fuerte por la actualidad vuelve a ser laSexta, manteniendo en parrilla todos sus programas informativos con el único cambio de los presentadores –oportunidad para los suplentes–. El resto de canales cargarán el peso de la actualidad en sus informativos, que, previsiblemente, irán tocando los temas recurrentes del verano –ya te hablamos de ellos en este blog–.

Un inciso: ¿por qué no aprovechar para encontrar enfoques originales?

Seguimos. Colindando la información, en claro matrimonio con el entretenimiento, TVE apuesta por un magazine llamado ‘A partir de hoy’ y presentado por Máximo Huerta, versión remozada del exministro de Cultura. Paralelamente ‘España Directo’ refresca las tardes con conexiones pasadas por agua. Y el Canal 24 Horas hace las veces de servicio público ciudadano actualizando la última hora de una negociación política que amenaza con privatizar el descanso estival.

Más propuestas interesantes: los docu-realities se hacen hueco en la parrilla. Por un lado, TVE estrena ‘Siete días sin ellas’, un formato feminista en el que 40 mujeres abandonan su hogar durante una semana para dejarlo en manos de los hombres. Por otro lado, Antena 3 lanza ‘Por el mundo a los 80’, un ‘road show’ conducido por Arturo Valls en el que personas octogenarias salen por primera vez de España para hacer el gran viaje de sus vidas.

Por último, las series y el deporte volverán a ser protagonistas un verano más, con estrenos como Big Little Lies en Antena 3 –viene de HBO; la tele bajo demanda tiene su propio ritmo– o The Crossing en Cuatro; o con el Tour en TVE y el Mundial de Baloncesto también en Cuatro. El histórico Valerio Lazarov decía que el verano es una época sin publicidad en la que resultaba inútil efectuar grandes inversiones en la rejilla de la pequeña pantalla. Eso fue en los 90; ahora, aunque muy lento, las televisiones empiezan a quitarle la razón.

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Cómo conseguir engagement en Instagram y no morir en el intento

El engagement es fundamental en una red social, y si hablamos de Instagram aún más. Atraer a la gente para que, de forma natural, interactúen con una cuenta de empresa se ha convertido en el principal objetivo de muchas marcas. Sin embargo, existen unos “duendecillos” llamados algoritmos, que tanto se ha oído hablar de ellos y cuyas reglas numéricas hacen que las publicas aparezcan con mayor o menor frecuencia.

El engagement en Instagram se ve amenazado siempre que hay un cambio de algoritmos, de esas instrucciones que diseñan los programadores, y que acaban afectando de lleno a las cuentas de empresa. Los motivos son bien sencillos: hay que pasar por caja; sobre todo, desde que Facebook compró Instagram y se cercioró del amplísimo potencial de esta red social de imágenes.

De todas formas, existen algunos consejos para poder conseguir engagement en Instagram, crear comunidad e, incluso, poder fidelizar a los seguidores.

  • Contenido de calidad. Parece obvio y se ha repetido hasta la saciedad, pero las imágenes que se comparten en esta red social deben de tener muy buena calidad. No significa que no se pixele, sino que hay que trabajar las fotografías: que se hayan realizado expresamente, que se editen para incrementar la luz o potenciar aquello que interese, que sean únicas, etc. Hay que evitar por todos los medios utilizar bancos de imágenes, ya que desprestigian una marca, sobre todo, si se trata de un ecommerce que cuenta con productos propios.
  • Trabaja un feed coherente. Mucha gente no se queda solo con la primera imagen que se publica, sino que entra en el perfil de la marca. Lo primero que ve es el feed, siendo este la puerta de entrada a generar engagement. Para ello, se debe trabajar un panel coherente, con temáticas relacionadas con colores, productos, mensajes, etc. De hecho, los feed se suelen completar en filas de tres imágenes con una estética parecida, se rodea a la imagen de un cuadro blanco o se trocean en varias partes para que se aprecien más mayores en el propio panel. Otra táctica empleada radica en utilizar siempre un filtro, normalmente, claro
  • El vídeo sigue siendo el rey. Aunque Instagram no lo asegura, el vídeo se posiciona mucho mejor que una imagen y, por tanto, su poder de engagement es mucho mayor. Este formato se ha potenciado con los Stories y con IGTV; de hecho, este último va a comenzara a aparecer en los muros de la gente, de manera que ayudará a atraer a los creadores de contenido audiovisual hasta ahora aglutinados principalmente en Youtube.
  • ¿Stories o publicación? ¿Y por qué no ambas? Un formato no descarta al otro, sino que se complementan. Incluso se pueden comunicar dos cosas distintas, crear una narrativa transmedia o, incluso, puede ser un mismo mensaje que se quiera reforzar.
  • No se pueden olvidar los hashtags –que hay quien recomienda ordenarlos de forma alfabética – para lograr más engagement en Instagram; utilizar textos cortos pero con originalidad, “chispa” y cercanía; emplear emoticonos; y, en definitiva, compartir contenido que aporte algo a la audiencia. De esta manera, cuanto más interactúe la gente con una publicación o cuenta, más aparecerá en su perfil. En este sentido, Instagram funciona de manera muy similar a Facebook, por lo que cuantas más personas den un like o realicen un comentario surgirá con una probabilidad mayor en los muros del público que nos interesa.

    Foto: Instagram de @symmetribreakfast

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“Los lectores se ganan de uno en uno y se pierden de cien en cien”

El periodista sevillano Antonio Salvador (@ajsalvador70) fue, junto a su compañero Sebastián Torres, uno de los primeros profesionales en revelar algunos de los puntos más relevantes que servirían al juzgado durante la fase de instrucción en el caso ERE y que plasmaría en el libro El saqueo de los ERE (Libros.com, 2015). En la actualidad Salvador trabaja en el diario El Independiente y es profesor de Periodismo en el Centro Universitario EUSA de Sevilla.

¿Cómo definirías la profesión de periodista?

Un oficio apasionante que obliga al profesional a ofrecer cada día lo mejor de sí por el compromiso que tiene con el lector. La dedicación, la presión, las horas robadas…Todo lo justifica la consecución de una buena historia. Como dijo el maestro Raúl del Pozo, al periodismo no se viene a ganar dinero ni a hacer amigos. Quien quiera dedicarse al periodismo debe tener claro esta premisa.

¿Cuál es el panorama del periodismo en las principales cabeceras andaluzas?

Obviamente, los medios andaluces no han sido ajenos a la tormenta perfecta que ha supuesto el cambio de modelo de negocio derivado de la irrupción de internet y la recesión económica, que ha hundido las cuentas de resultados de los principales grupos periodísticos y ha dejado esquilmadas las redacciones por continuos ajustes de plantilla e incesantes despidos de periodistas. También se ha registrado el cierre de cabeceras históricas, caso del periódico El Correo de Andalucía, decano de la prensa sevillana. La coyuntura ha sido la misma para los medios nacionales y andaluces, pero quizá la debilidad empresarial de los grupos hace que se agrave la situación en esta comunidad. La oferta informativa se ha reducido de manera considerable. Me pregunto si el ciudadano es consciente de lo que supone una prensa débil para poder cumplir su cometido de contrapeso del poder. No sólo deberíamos estar preocupados los periodistas por esta situación.

¿Cuáles son las claves para hacer periodismo cercano al lector, veraz y de calidad?

Salir de la redacción, pisar la calle, ir a los sitios a contar historias cotidianas de gran interés que nos pasan desapercibidas, hablar con la gente cara a cara y disponer de ‘tiempo’ para poder armar bien los relatos, documentados y contrastados. Sí, tiempo. Trabajamos bajo la presión del reloj por intentar ser los primeros en lanzar la pieza y conseguir el clic. Claro que el periodismo siempre ha consistido en adelantarse a la competencia, pero cada vez es más frecuente leer informaciones precipitadas en las que prima más ser el primero que la calidad. Y, por supuesto, todo bajo un firme compromiso ético. El fin no puede justificar los medios. Los lectores se ganan de uno en uno y se pierden de cien en cien. Un titular engañoso o la inclusión de datos no suficientemente verificados puede convertirse en una invitación irrechazable para que el consumidor de información nos dé la espalda.

¿Qué supuso en Andalucía y para vosotros, los autores, como periodistas la publicación de El saqueo de los ERE? ¿Qué balance haces del proceso de investigación que llevasteis a cabo?

La cobertura que, junto a mi compañero Sebastián Torres, hicimos en El Mundo de Andalucía ayudó sin duda a esclarecer hechos de esta complejísima causa. Nos consta que algunas de nuestras revelaciones fueron tenidas en cuenta por el juzgado durante la fase de instrucción. A nivel personal, el caso ERE nos ha dado reconocimiento a nivel nacional y un enriquecimiento intelectual y profesional impagable. Sé muchas más cosas de las que sabía antes de que iniciara la cobertura y muchos de esos conocimientos los aplico casi a diario en mis nuevos cometidos. También nos dio la oportunidad de volcar nuestro conocimiento del caso en un libro, El saqueo de los ERE, el primero que vio la luz sobre la causa cuya investigación inició la juez Mercedes Alaya en enero de 2011. Muy posiblemente, el caso ERE marcará mi carrera profesional.

¿Hacia dónde se dirige la profesión desde los últimos años? ¿Es posible la rentabilidad real de los medios digitales, sin depender solo de la publicidad?

Desde hace años vengo leyendo que está cercano el momento en que los medios digitales den con la tecla y alcancen la sostenibilidad económica. Salvo honrosas excepciones, caso de El Confidencial, la gran mayoría de cabeceras no ha logrado todavía hacer rentable sus negocios. El mercado publicitario está dando señales de que no crece como muchos ejecutivos intuían y la supervivencia pasará inexcusablemente por la captación de vías de ingresos alternativos. El lector tiene que pagar por consumir información, igual que paga cuando va a la panadería del barrio a comprar los bollos. ¿Cuánto cuesta conseguir y redactar una información que le cuesta la carrera política a un ministro? ¿Cuánto cuesta formar a un periodista? ¿Las noticias tienen que ser gratuitas? El ciudadano tiene que tomar conciencia de que, para que los medios no tengan la tentación de acercarse en exceso al poder político o económico, estos tienen que ser rabiosamente independientes desde el punto de vista económico. Sin periodismo no hay democracia y, con medios más débiles, las posibilidades de control sobre el poder son menores. Lamentablemente, no veo maduro el mercado para que repunten de forma significativa las suscripciones o que un volumen importante de lectores pague a cambio de información. Ahora bien, eso también exige a las empresas mejorar su oferta informativa con historias diferenciadas y que justifiquen que esa persona pague por recibirla.

¿Hay futuro en la profesión para los estudiantes de Periodismo? ¿Qué deberán tener en cuenta?

Nunca le he ocultado a mis alumnos del Centro Universitario EUSA de Sevilla que no corren los mejores años para entrar en la profesión, pero tampoco he sido cicatero a la hora de animarles y hacerles ver que tienen que formarse adecuadamente para aprovechar la ocasión cuando se les presente. Quiero pensar que, después de estos años de turbulencias, se aclare el horizonte y vivamos una nueva edad de oro del periodismo. Las dificultades no deben servir para bajar los brazos, sino para apretar los dientes y buscar la oportunidad con más ahínco.

Por @casas_castro

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11 años de Soma Comunicación. Carta abierta a Marga Ferrer y Óscar Delgado

Al día siguiente de que Rafael Nadal conquistara en Londres su primer Wimbledon y la actual presidenta del Gobierno de Navarra, la periodista Uxue Barkos encendiera el chupinazo de las fiestas de San Fermín 2008, en una pequeña oficina del Vivero de Empresas de Torrent dos trabajadores infatigables iniciaban la aventura empresarial de Soma Comunicación, una agencia de servicios periodísticos y de comunicación.

La fotoperiodista Marga Ferrer y el periodista Óscar Delgado lidiaron a raquetazos las vicisitudes de embarcase en un nuevo proyecto en medio de una crisis económica que devoraba a mordiscos al país y que sumía a los medios de comunicación en una decrepitud acrecentada por los cambios de formato obligado para acceder a la información.

Lo hicieron sin ruido, sin petardos, y eso que eligieron como sede la cuna de la pirotecnia, y echaron a correr como lo hacen los mozos cuando enfilan a la derecha la calle Estafeta tras dejar atrás Mercaderes.

Le pusieron alma, corazón, esfuerzo, pasión y trabajo. Por dosis iguales pero todas de alto gramaje, de muchos quilates. Pronto empezaron a difundir noticias, notas de prensa, comunicados y fotografías poniendo en valor a quienes confiaron en Soma Comunicación, en ellos.

Fueron pioneros en muchas facetas. Explotaron al máximo las nuevas herramientas a su alcance gracias a los consejos que absorbieron de cuantos les ofrecieron apoyo, no muchos, y de su labor autodidacta, ingente.

Fueron cocinando la reputación de Soma Comunicación a fuego lento. Seguramente a un ritmo inferior al que pedían sus bolsillos pero primaron siempre la calidad, la responsabilidad y el buen hacer a cualquier otro factor, incluido el económico.

Cometieron errores, ¿quién no? Pero acertaron hasta cuando se equivocaron. Fueron fieles a un estilo y a una hoja de ruta. Tuvieron un sueño y lo hicieron realidad. Bajo ese paraguas se cobijaron 360 Grados Press, un semanario digital, y más tarde 360 Grados Libros, una editorial especializada en libros escritos por periodistas.

Crearon empleo y valor. Formaron a compañeros y retrataron con mimo cuantos trabajos les confiaron. El abanico fue creciendo y aliviaron todas las asfixias con el mismo arte que un torero lanza una verónica.

Cambiaron de sede en varias ocasiones, las justas, cuando las necesidades de la empresa así lo exigieron. Se embarcaron en proyectos internacionales, viajaron al extranjero y pese al crecimiento siguieron manteniendo los pies en el suelo y celebrando año a año aquel 7 de julio.

Bautizaron el aniversario como San Somín. Hoy llevan once. Ya no los pueden contar con los dedos de las manos, las mismas que siguen tecleando y sacando fotos con artesanía y profesionalidad.

Por Javier Montes

rtve

Los medios tradicionales se apoyan en sus muletas digitales

Los medios tradicionales han cedido terreno en favor de formatos digitales que se adaptan mejor a las inquietudes del consumidor contemporáneo. La creciente transversalidad entre dispositivos y el gusto por la narrativa transmedia hacen que los soportes clásicos se vean obligados a explorar variantes modernas con las que adecuarse a las exigencias de un entorno acelerado y cambiante. Las audiencias se han mudado a lo digital y los grandes grupos de comunicación las han seguido tratando de ofrecer soluciones híbridas que taponen la sangría de consumidores.

Así, en los últimos años, la oferta y consumo de medios ‘online’ de televisión, radio y prensa diaria ha contribuido a mantener los niveles de audiencia de los soportes tradicionales, según constata la agencia de medios Ymedia en un informe titulado “Los medios tradicionales en la ola digital”. Según sus datos –apoyados en el EGM o comScore–, los niveles de audiencias medias entre 2013 y 2019 se han mantenido o han descendido ligeramente.

Al detalle: la penetración diaria de la televisión se redujo del 90 al 88% en el periodo, con un descenso del consumo convencional de 3,6 puntos hasta el 85,1%, mientras el visionado “online” de programas, series y películas crecía hasta el 12,9%. Por su parte, la penetración de la radio pasó del 61,5 al 57,1%, mientras que los consumos convencionales y digitales descendían y crecían respectivamente: -3,3 puntos hasta el 56, 7% y +1,4 puntos hasta el 4,1%. En última instancia, la prensa diaria, aun manteniendo los niveles de audiencia entre el 44,0 y el 42,0% entre 2013 y 2019, experimentó un cambio de formatos radical: la lectura en papel cayó 9,9 puntos hasta 22,7%, la lectura digital aumentó en 8,2 puntos hasta el 27,5%.

Es decir, los medios con más solera en nuestro país han sabido adaptarse a los condicionantes del nuevo tablero mediático –mayor oferta de cabeceras, fragmentación de los contenidos, irrupción de las redes sociales como canales de distribución casi hegemónicos, descrédito y precariedad en el sector– hasta el punto de conservar volúmenes de audiencia inverosímiles, casi anacrónicos en tiempos de oferta nicho. Desplazaron parte de su producción al contexto digital y hoy, aupados a lomos de sus marcas consolidadas, mantienen el pulso a los nativos de Internet.

¿Y cuál es el futuro de la vieja guardia mediática? Según parece, más contenidos en los dos platillos de la balanza. Indagar en lo digital sin descuidar lo tradicional. Llevamos años preparándonos para la inminente muerte del papel, y el papel sigue recorriendo las planchas de impresión con la energía de un formato adolescente. Así pues, el periodismo seguirá excursionando fuera de su zona de confort a la caza de nuevas historias y públicos, pero, en el corto plazo, volverá irremediablemente a los formatos clásicos que históricamente le han dado de comer.