soma_prensa

Premios Andalucía de Periodismo, información con mirada propia

Poner en valor una mirada original y propia sobre la realidad e informar con “delicadeza y humanidad” cuando se trata de sucesos “tristes” o tragedias. Es la filosofía que inspira los Premios Andalucía de Periodismo, cuya XXXIII edición está convocada por la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía en sus cinco apartados: prensa, radio, televisión, fotografía e internet. Cada modalidad está dotada con 10.000 euros y el período de presentación de los trabajos correspondientes expira el próximo 26 de octubre. Se trata de uno de los premios periodísticos y de comunicación con mayor dotación económica.

Ese espíritu de valorar las informaciones con alma es el que motivó la concesión de este galardón en su última edición al equipo integrado por Diego Manuel Díaz Salado e Isabel Campanario por el conjunto de reportajes “A400M. Un año de la tragedia”, publicados en El Correo de Andalucía, sobre el accidente que el 9 de mayo de 2015 sufrió un Airbus militar A400M en las inmediaciones del aeropuerto de Sevilla. Una tragedia en la que fallecieron cuatro personas y dos resultaron heridas. El jurado destacó la “gran calidad del trabajo periodístico”, tanto del texto como de las fotografías. La serie de reportajes analizaban el accidente desde todos los ángulos, recreaban las experiencias de compañeros de los tripulantes y los servicios de emergencia. El material premiado incluía entrevistas en exclusiva a uno de los protagonistas del accidente y a un técnico de pruebas de vuelo.

Se da la circunstancia de que El Correo de Andalucía presentó el pasado 13 de septiembre un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que comporta el despido de 28 de sus 29 trabajadores, lo que, en la práctica, supone el cierre de la edición impresa. Apenas quedará un empleado en la plantilla para la “actividad residual” en la web. No es una cabecera cualquiera la que deja de acudir cada noche a la rotativa. Se trata del periódico decano de Andalucía y el segundo más antiguo de España. La noticia del cierre de una cabecera recién galardonada por su calidad periodística resulta ser una ironía macabra sobre la agonía que vive el modelo de negocio de la prensa escrita.

En radio, fue premiado el programa La hora de Andalucía de Canal Sur Radio, dirigido por Tom Martín Benitez. Un espacio que lleva veinte años en antena. El jurado valoró la mirada andaluza con la que se ofrecen contenidos nacionales e internacionales.

Las bases de la convocatoria de este galardón están publicadas en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) de 27 de septiembre de 2018, así como en la página de noticias de la Junta y los trabajos se pueden entregar o enviar al Registro General de la Consejería de Presidencia, situado en la Avenida de Roma, s/n (Palacio de San Telmo), 41013 Sevilla.

Por Abril Antara

Foto: @Marga_Ferrer

Pilar Bonet, premio Manu Leguineche por su trayectoria

Pilar Bonet, premio y sello Manu Leguineche

Guerra Fría, Pacto de Varsovia, bloque del Este, telón de acero, socialismo real, carrera espacial, KGB, PCUS, URSS, perestroika … Son palabras y conceptos que ocuparon un lugar privilegiado en la crónica periodística del siglo XX, esa que acaba siendo pasto de los historiadores. La periodista Pilar Bonet (Ibiza, 1952) lleva 32 años en Moscú contando a pie de obra los cambios aperturistas del régimen soviético (la perestroika y la glásnost de Gorbachov) y su trayectoria ha sido ahora reconocida con el premio internacional de periodismo Cátedra Manu Leguineche. La sexta edición de este prestigioso galardón supone un homenaje a la corresponsal de El País, que ha contado las guerras en repúblicas exsoviéticas como Chechenia, Georgia, Armenia o Ucrania.

El galardón, dotado con 8.000 euros, está convocado por la Diputación de Guadalajara, la Universidad de Alcalá de Henares, la Fundación General de la Universidad y el Ayuntamiento de Brihuega y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). En el fallo del jurado se destaca no solamente la labor profesional de Bonet sino también el “ejemplar trato que da a las gentes sencillas que pueblan sus reportajes y artículos”, así como su compromiso con la libertad de expresión y de prensa. La periodista ibicenca se ha implicado, de hecho, en la investigación del asesinato de la periodista rusa Anna Politkósvkaya, un hecho que conmocionó a la opinión pública mundial.

Pilar Bonet narró el ocaso y muerte de un régimen que se evaporó legalmente en 1991 pero cuya sentencia capital estaba firmada desde que una multitud y la inercia de la historia derribaron el muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989.

La acreedora de esta sexta edición del premio Manu Leguineche pertenece a esa estirpe de informadores y reporteros considerados periodistas de raza. Una especie de la que Manu Leguineche, que da nombre a este galardón, fue un destacado militante. Un trotamundos que contó guerras como las de Vietnam, Nicaragua o Afganistán y que en casi cada reportaje o libro regaló un manual o guía para periodistas. El camino más corto, donde relata su vuelta al mundo con tres periodistas americanos y un fotógrafo suizo, es un buen ejemplo de esa simbiosis entre literatura de viajes y periodismo descarnado.

Abril Antara

Cómo evitar un titular #estafa como este en un digital

Cómo evitar un titular #estafa como este

Hubo un tiempo, más o menos cuando la Segunda Glaciación a vista del pajarito twittero, en que las escuelas y facultades de periodismo explicaban a los estudiantes que una noticia no era tal si no aclaraba cinco interrogantes, las clásicas cinco W’s: What, When, Where, Who y Why. Las cuatro primeras son más difíciles de responder de lo que parece. Porque la realidad es más compleja y poliédrica de lo que proyecta. El qué, cuándo, dónde y quién es uno, en primera lectura, pero la realidad suele tener tantos estratos como la arqueología y tantas capas como una cebolla. Así que, conforme el periodista, como peón de albañil del historiador, va adentrándose en cada asunto el argumento se transforma en tema. Y entonces ya no resulta tan fácil despejar incógnitas.

Porque el bosque de intereses en efervescencia política y social suele parecerse más a los reactores de las centrales nucleares que al festival de Woodstock. Paz y amor. Incluso en la noticia más cruda y desnuda, no resulta sencillo completar el puzzle de lo sucedido. Un accidente, en el kilómetro X de la autovía Z, como consecuencia de un golpe frontal entre un camión y un turismo. Hasta ahí, relativamente fácil. Pero Why, ¿Por qué? Aclarar la o las causas del accidente puede requerir de un atestado, varias periciales, testimonios enfrentados y puede que hasta un proceso judicial. Más complicado se antoja discernir los porqués de fenómenos tan complejos como una caída de las bolsas, una guerra comercial entre Estados Unidos y China, un atávico conflicto como el árabe-israelí o un resultado electoral. Los porqués confieren al periodismo el valor añadido, marcan la diferencia entre la capacidad de servir una fotografía epidérmica de la realidad o una radiografía de cierto calado sobre el flujo de intereses y poder que no siempre se advierten a simple vista.

Una vez realizado el trabajo de campo, procesados los datos y tamizados por todos los gatekeeper oficiales y oficiosos, ¿cómo se sirve el producto acabado? Los periodistas que escribían en el Bajo Pleistoceno, cuando las páginas se componían con tipos móviles inventados por un tal Gutenberg, atendían a la ley sagrada de la “pirámide invertida”, según la cual la prelación de ideas al redactar una noticia iba de mayor a menor importancia para garantizar que cuando se pasara la guadaña en la edición de la página no se segaran aspectos esenciales de la información. La regla universal de la pirámide tan teorizada por José Luis Martínez Albertos se mantuvo inquebrantable hasta que los redactores empezaron a editar sus textos sobre páginas maquetadas.

Pero antes y después, permaneció inquebrantable la norma de que el titular condensaba la idea fuerza de la noticia. “¿Este tema tiene titular?” “Cántame el titular” “No fuerces el titular “ o “No dejes que la verdad te arruine un buen titular” .. son expresiones que han formado parte de la jerga de la canallesca, del microcosmos de las redacciones. Porque el titular es la esencia destilada de la información, el santo grial del periodismo. En el reportaje, el titular ha de convertirse en un cañón de luz proyectado sobre la centralidad del tema que se aborda. En la noticia, el titular ideal e imposible sería aquel que sintetizara las cinco W.

El titular ha de ser comercial, por supuesto, ha de tener gancho y atraer el lector, cogerle por la solapa, sacudirlo y abrir su apetito como lector. Pero sin trampas, sin conservantes, ni colorantes, ni aditivos. Y no hay peor estafa que vender el vacío, la nada, la no noticia.. La estafa hasta hace poco consistía en querer colocar como un watergate que el perro muerde al hombre, cuando ese dentellazo forma parte de la normalidad y lo normal no es noticia. Ahora el timo 2.0 consiste en pretender el scoop con una noticia que no tiene ni perro, ni hombre, ni mordiente. Sólo un titular y un enlace a ninguna parte. Es el fenómeno clickbait, la peste que ha asolado las redacciones con mal llamados titulares gancho, cebos periodísticamente grasientos que aportan cero nutrientes al cerebro del lector, al que convierten en un número, en un click con el que maquillar la ausencia de periodismo en las redacciones y la escasa fe que algunos editores tienen en invertir en periodismo como salida a la crisis del modelo de negocio de papel. Decía Marshall McLuhan que el medio es el mensaje. A más de uno parece que le sale a cuenta entender que el formato es el mensaje y que el formato digital comporta frivolidad y vacuidad. Cuando el periodismo, el mensaje es inmortal, así sea por señales de humo, paloma mensajera o pájaro azul. Por fortuna, Google se percató de la estafa.

Abril Antara

Muerto en la trinchera digital, deja viudo y tres Pulitzers

Muerto en la trinchera digital, deja viudo y tres Pulitzers

[fusion_builder_container hundred_percent=”no” equal_height_columns=”no” menu_anchor=”” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” class=”” id=”” background_color=”” background_image=”” background_position=”center center” background_repeat=”no-repeat” fade=”no” background_parallax=”none” parallax_speed=”0.3″ video_mp4=”” video_webm=”” video_ogv=”” video_url=”” video_aspect_ratio=”16:9″ video_loop=”yes” video_mute=”yes” overlay_color=”” video_preview_image=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” padding_top=”” padding_bottom=”” padding_left=”” padding_right=””][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=”1_1″ layout=”1_1″ background_position=”left top” background_color=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” border_position=”all” spacing=”yes” background_image=”” background_repeat=”no-repeat” padding_top=”” padding_right=”” padding_bottom=”” padding_left=”” margin_top=”0px” margin_bottom=”0px” class=”” id=”” animation_type=”” animation_speed=”0.3″ animation_direction=”left” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” center_content=”no” last=”no” min_height=”” hover_type=”none” link=””][fusion_text]

“Falleció en Nueva York a los 63 años por ser un inadaptado. Sus tres premios Pulitzer y los amantes del periodismo de trinchera ruegan una reflexión por su alma”. Podría ser perfectamente la esquela del semanario neoyorquino Village Voice, un referente del periodismo comprometido, del periodismo crítico, del periodismo a secas, una institución de la cultura alternativa incubada a orillas del río Hudson que el pasado 31 de agosto engordó la larga lista de cabeceras de prensa caídas en combate. Village Voice murió en el ciberespacio, un destino al que se exilió en septiembre de 2017 cuando su editor Peter Barbey, decidió parar la rotativa harto de echar paladas de tierra a la inversión que había realizado dos años antes, cuando adquirió la cabecera.

El periódico de papel que cada miércoles se repartía gratis en los buzones rojos sembrados por las zonas de máxima afluencia de la capital del mundo se travistió en digital, pero el giro no le dio para sobrevivir. El ecosistema comunicativo en la era digital resulta asfixiante para la prensa escrita tradicionalmente sujeta al modelo de la doble venta (la publicidad y el quiosco). Pero, tras la depresión post Lehman Brothers y el desplome del mercado publicitario, la prensa impresa gratuita, aquella que nació en la década de los 40 del siglo pasado en Estados Unidos, directamente fue arrojada a un agujero negro. El caso español es bien significativo. En 2006, se distribuían cinco millones de ejemplares free. En 2011, apenas 1,5. Metro, ADN o Qué fueron algunas de las cabeceras que pasaron a ser material de hemeroteca.

Por cansancio o pena, el caso es que el editor Barbey no se ha prodigado en lloros ni en detalles a la hora de lamentar la pérdida. No pudo sobrevivir a “una realidad económica cada vez más difícil para aquellos que producen periodismo y prensa escrita”, apuntó el propietario en un comunicado. En su réquiem avanzó que la empresa está completando la digitalización de archivos para que las “futuras generaciones puedan vivir la experiencia de este tesoro cultural y social de la vida de este país”. Ironías de la vida o inconsciencia, el caso es que Barbey está embalsamando y acicalando el cuerpo sin vida para ser expuesto a los nativos digitales que quieran bucear en la historia de la política, la cultura y el pulso social de la casa del tío Sam desde los tiempos del senador cazador de brujas McCarthy hasta el intelectualmente estreñido Trump, quien ha sido objeto de diversos reportajes de investigación sobre su particular sello a la hora de hacer negocios. Una forma tan épica como trágica de cerrar el círculo.

Village Voice nació en 1955 en el bohemio Greenwich Village como un periódico underground con ganas de agitar una sociedad intelectual y políticamente en barbecho o en estado de páramo. Los padres de la criatura certificaban su genética: un psicólogo, Dan Wolf, un psicoterapeuta hippie; Ed Fancher, y el escritor Normal Mailer. Vecinos de barrio de Jimi Hendrix o Joan Baez, los editores del Village Voice convirtieron al medio en una plataforma de defensa de los derechos civiles, del movimiento de liberación de los negros, del feminismo, del pacifismo (con su declaración de guerra a la guerra de Vietnam)…

Nunca perdieron el pulso a la sociedad más vanguardista desde un periodismo activista y de compromiso. Desde la concepción del cuarto poder como contrapoder, como servicio público en defensa de los ciudadanos que solamente disponen del voto y el periodismo para sobrevivir ante los poderosos. Nunca cayeron en la trampa del falso mito de la realidad unívoca ni sucumbieron a la ética de la falsa neutralidad de la equidistancia. Normal Mailer forma parte de la galería de culto del nuevo periodismo, junto a Truman Capote, Tom Wolfe o Gay Talese. Seguramente jamás concibió debates en torno al copy paste, el paywall, el metered model o el freemium como posibles soluciones a la crisis del modelo de negocio de la prensa. Para los impulsores del Village Voice, como para Hildy Johnson y Walter Burns, reportero y director del Chicago Examiner, eran conceptos de ciencia ficción. Para los personajes encarnados por Jack Lemmon y Walter Matthau en la mítica película Primera Plana (de Billy Wilder) no había más digital first que el journalism first.

                                                                                                                                                                                                                                  Abril Antara

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

Foto RTVE

El Valle de los Caídos catódico: exhumar silencios en RTVE

[fusion_builder_container hundred_percent=”no” equal_height_columns=”no” menu_anchor=”” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” class=”” id=”” background_color=”” background_image=”” background_position=”center center” background_repeat=”no-repeat” fade=”no” background_parallax=”none” parallax_speed=”0.3″ video_mp4=”” video_webm=”” video_ogv=”” video_url=”” video_aspect_ratio=”16:9″ video_loop=”yes” video_mute=”yes” overlay_color=”” video_preview_image=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” padding_top=”” padding_bottom=”” padding_left=”” padding_right=””][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=”1_1″ layout=”1_1″ background_position=”left top” background_color=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” border_position=”all” spacing=”yes” background_image=”” background_repeat=”no-repeat” padding_top=”” padding_right=”” padding_bottom=”” padding_left=”” margin_top=”0px” margin_bottom=”0px” class=”” id=”” animation_type=”” animation_speed=”0.3″ animation_direction=”left” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” center_content=”no” last=”no” min_height=”” hover_type=”none” link=””][fusion_text]

Recién cumplidos los cien primeros días, podría decirse que el Gobierno del Doctor Sánchez se mueve al ritmo de la yenka -un pasito p’alante, un pasito p’atrás– fruto de sus exiguos 84 diputados y de los excesos de ímpetu al anunciar medidas que a veces responden más al ánimo de demostrar la fortaleza de la que se carece. “Es que tengo 84 diputados”, se lamentaba el presidente ante Ana Pastor en La Sexta para justificar el trecho entre el dicho y el hecho. Como si fuera una debilidad sobrevenida. Rectificar es de sabios, pero convertir la enmienda en comunión diaria traslada señales de improvisación. Por ejemplo en las bombas Marca España para Arabia Saudí, que pasaron de la noche a la mañana de ser imbéciles perdidas a inteligentes como si la Rey Juan Carlos les hubiese enganchado un máster en la punta.

En esas circunstancias de anemia congénita, la gestión de la imagen no es decorado ni atrezzo para el inquilino de la Moncloa, es la sustancia. El ministerio de la imagen y la comunicación concentra los mayores esfuerzos de Pedro Sánchez. Y el pirulí de RTVE tiene tanto poder de seducción como una gran garita para otear el horizonte y llevar bajo palio al Gobierno hasta 2020. Un altavoz para tirar de la recuperación del crédito socialista, dilapidado por Zapatero cuando insultó a los tres monos sabios al no ver, no oler y no oír ni la crisis ni sus consecuencias. ¿Se puede orillar el intento de quedarse con el mando de RTVE en esta telecracia en la que el Congreso se mudó a un plató de La Sexta los sábados por la noche? Por ahora, Pedro Sánchez parece que ha esquivado la tentación.

Por exigencias de la aritmética parlamentaria que le obliga a acuerdos para reformar el modelo, por convicción democrática y por el peso del prestigio adquirido por la tele pública en los tiempos en que la Ley Zapatero obligó a consensuar nombramientos y brilló la pluralidad con Fran Lorente de director de informativos. Pero la tentación huyó, sobre todo, porque resultaba insoportable la carga de manipulación pornográfica de los servicios informativos diarios y no diarios. Por ejemplo, el Informe Semanal de Jenaro Castro, que pasó de programa referente, casi de culto, a ventana propagandística. Por sus palabras y, especialmente, por sus silencios, que en ese caso (el no tratamiento a escandalazos Gürtel, por poner un caso) han sido muy atronadores. Aunque en cuestión de silencios y de ocultación de conflictos quedan lejos del Cum Laude del extinto Canal 9.

La caída del propio Castro, de Sergio Martín o de Pedro Carreño y la reposición de nombres como Xabier Fortes atestiguan al menos una voluntad de quitar carga de trabajo a un comité de informativos que no daba abasto a diseccionar tanto sesgo en los noticiarios. La llegada de Rosa María Mateo al cargo de administradora única provisional -hasta que se resuelva la selección por concurso de un nuevo consejo de administración- es una buena noticia. Y lo es, sobre todo, porque releva a un tipo llamado José Antonio Sánchez cuyo currículum está más teñido de episodios negros que la indumentaria de los periodistas que lucían prendas oscuras cada viernes para afear la manipulación en la cadena pública. Sánchez fue grabado por la policía en una comparecencia en el despacho del expresidente de la Comunidad de Madrid, el imputado Ignacio González, corazón y alma del escándalo Lezo. No ha trascendido que en la reunión con el presunto político y recaudador de mordidas en Sudamérica se hablara de pluralidad informativa. El expresidente de RTVE decidió que sobre las aguas turbias del Canal de Isabel II, mejor un fundido a negro.

La colección de silencios en estos años de plomo en la televisión pública alcanza también a algunas series y proyectos que ahora el nuevo director de ficción, Fernando López Puig, pretende exhumar porque su ostracismo resulta tan vergonzante como el culto al dictador Franco en el Valle de los Caídos. Por ejemplo, la segunda temporada de La República, que lleva años en lista de espera por razones ideológicas, según su creadora, Virginia Yagüe. Otra producción que permanece en el archivo circular es La Conspiración, de Pedro Olea. Una serie que versa sobre el golpe militar del general Emilio Mola en el 36, que, a la postre, dio inicio a la Guerra Civil.

Llegan buenas y malas noticias de RTVE. Noticias plurales. Informativos en los que se habla de la controversia sobre la tesis de Pedro Sánchez y en los que aparecen periodistas con hipótesis nada amables con el presidente. Ni más ni menos que lo que cabe exigir a una radiotelevisión pública. Aquella receta del “si no le gusta, cambie de cadena”, prescrita por el exministro Cristóbal Montoro a la diputada de Podemos Noelia Vera nacía del sectarismo de quien ignoraba que, al igual que Hacienda, RTVE somos todos.

Abril Antara

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

mequeer

“El #MeQueer ha expuesto la necesidad de hablar del acoso que sufre el colectivo LGTBI”

[fusion_builder_container hundred_percent=”no” equal_height_columns=”no” menu_anchor=”” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” class=”” id=”” background_color=”” background_image=”” background_position=”center center” background_repeat=”no-repeat” fade=”no” background_parallax=”none” parallax_speed=”0.3″ video_mp4=”” video_webm=”” video_ogv=”” video_url=”” video_aspect_ratio=”16:9″ video_loop=”yes” video_mute=”yes” overlay_color=”” video_preview_image=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” padding_top=”” padding_bottom=”” padding_left=”” padding_right=””][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=”1_1″ layout=”1_1″ background_position=”left top” background_color=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” border_position=”all” spacing=”yes” background_image=”” background_repeat=”no-repeat” padding_top=”” padding_right=”” padding_bottom=”” padding_left=”” margin_top=”0px” margin_bottom=”0px” class=”” id=”” animation_type=”” animation_speed=”0.3″ animation_direction=”left” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” center_content=”no” last=”no” min_height=”” hover_type=”none” link=””][fusion_text]

Hace algunas semanas que el escritor alemán Hartmut Schrewe encendió la mecha de la reivindicación pública del colectivo LGTBI con un tuit que incluía el hashtag #MeQueer como emblema de un movimiento que se ha expandido por todo el mundo. Una puerta abierta y acogedora que ha invitado a muchísimas personas a contar sus propias experiencias en cuanto a acoso verbal y físico y las secuelas que les han supuesto (depresión, baja autoestima, etc.).

En España el encargado de difundir masivamente esta iniciativa de manera casi intuitiva, como él mismo afirma, al contar varias de las anécdotas que más amargamente recuerda, ha sido el periodista Rubén Serrano.

¿Cuál fue la anécdota vital con la que viralizaste el hashtag #MeQueer a través del tuit de Hartmut Schrewe?

De forma intuitiva comencé a compartir experiencias cuando descubrí el tuit de Schrewe, ya que en España no había tenido la repercusión que sí había conseguido en países de Europa como España. Una de las primeras fue cuando hace años iba con mi madre por la calle y un señor pasó por nuestro lado y dijo “qué maricón”. Mi madre no dijo nada y ello me hizo sentir violento, mal, cuando deben ser los otros los que tienen que sentirse así.

¿Crees que había una necesidad por parte del colectivo LGTB de que alguien encendiera la chispa de la reivindicación de una manera tan cruda y directa en nuestro país?

El movimiento ha expuesto la necesidad de hablar del acoso que sufre el colectivo LGTBI, tanto verbal como físico, cada día. Nos hemos unido en un espacio en el que denunciar en voz alta nuestras historias personales. Ha sido una manera de darnos un abrazo entre todos y darnos cuenta de que no estamos solos.

¿Qué acogida está teniendo el hashtag #MeQueer por parte de la sociedad no LGTBI?

Está invitando a todos ellos a la reflexión. He recibido comentarios en los que gente me ha llegado a pedir perdón porque se ha dado cuenta de comentarios negativos que ha llegado a poder hacer y de los que no se había dado cuenta hasta ahora. Hace falta un cambio social y valorar la diversidad. No hay que ver lo ‘diferente’ como algo malo, sino positivo. A nivel social muchas personas siguen enquistadas en el pasado a la hora de utilizar palabras ofensivas hacia nosotros.

¿Cómo percibes la difusión que están haciendo los medios de comunicación? ¿Notas un interés real de denuncia o la acogida informativa a una tendencia como cualquier otra?

Lógicamente forma parte de la agenda de los medios por su actualidad, pero sí que encuentro una preocupación real por cubrirlo, por dar voz a muchos casos. Es la misma estela del #metoo, no algo anecdótico, sino un problema que está ahí.

¿Cuántas veces los padres y las madres han influido negativamente en la educación y en la visión que los niños y adolescentes LGTBI tienen sobre sí mismos y con la que crecen y se forman como adultos?

No es culpa de nuestros padres, madres, tíos, tías…sino que es un problema estructural, que se repite generación tras generación. Es algo cultural que se ha arrastrado a lo largo de los años. Antes no existía la denuncia. Al sacarlo a la luz, ha servido como aviso de cambio, porque es un problema cotidiano.

¿Tenemos en la actualidad en nuestro país o fuera figuras LGTBI que sirvan de ejemplo positivo para los niños y los adolescentes en los medios de comunicación o el cine?

En la cultura pop mainstream actual encontramos muchas como Years & Years o Troye Sivan. Famosos que han afirmado sin reparos que son gais o bisexuales públicamente. En España tenemos a los Javis (Javi Calvo y Javi Ambrossi) o a Jesús Vázquez, que dicen a los jóvenes LGTBI que ellos también pueden llegar a tener ese éxito y que no son menos que los demás.

Algunos de ellos tienen ‘pluma’. ¿Por qué sigue siendo algo rechazado?

Porque vivimos en una sociedad en la que se censura todo lo que no sea heteronormativo. Por ejemplo, que siendo un hombre no te ‘comportes’ como un hombre. Se les toma como un chiste, sobre todo, cuando son personajes públicos. Antes era un problema, pero ahora ya no sucede tanto. La sociedad es muy diversa y podemos tener cabida todos y respetar todos los modelos existentes.

¿Está suficientemente concienciada la sociedad no LGTBI sobre el peso que tienen palabras como ‘maricón’ o ‘bollera’?

Hay cada vez más concienciación en las grandes áreas, pero no tanto en las pequeñas. Esas palabras son insultos dañinos cuando se utilizan como tal. Si las utilizamos nosotros nos empoderan y ayudan a reivindicarnos. La gente no está suficientemente concienciada porque las palizas y el acoso verbal se siguen sucediendo detrás del falso espejismo de la sociedad moderna. Pero eso es una superficie. Sigue habiendo cultura del odio y homofobia. Pero estoy contento con que el movimiento #MeQueer llegue a hacer reflexionar al menos a la gente. Es un éxito.

Por @casas_castro

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

libros

4 libros de periodismo que no te puedes perder

Si eres de los que devora los libros y estás exento de ideas sobre qué leer, desde Soma Comunicación te recomendamos cuatro libros de periodismo que, una vez los termines, probablemente te hagan ver la vida diferente, te harán reflexionar sobre la actualidad y durante su lectura desearás que no llegue la última página que marque el punto y final. Humor, intriga, misterio, nervios a flor de piel… ¿Estás preparado para vivir intensas experiencias viajando a través de los libros? ¡Allá vamos!

El crimen de la calle Fuencarral – Benito Pérez Galdós

Benito Pérez Galdós, autor de El crimen de la calle de Fuencarral. El crimen del cura Galeote, cuenta el desarrollo de dos crímenes que sucedieron a finales de 1880 en la capital española. No sólo explica lo que transcurría en el juicio y la investigación de los hechos en sí, sino que también valora el papel de la prensa, el poder que tiene en ocasiones para tomarse la justicia por su mano y juzgar sin apenas saber del caso solo para satisfacer a su público. El libro fue publicado en el 2002 pero, desgraciadamente, todo lo que nos cuenta de la opinión pública en la justicia sigue hoy en día vigente. Así como la forma de actuar de los asesinos que llevan a la sociedad, a la justicia y a la opinión pública por donde quieren.

Galdós finaliza un capitulo del asesinato en la calle de Fuencarral con la siguiente reflexión: “La prensa, obligada a sostener y aparentar la curiosidad del público, no puede ejercer de fiscal ni menos de juez en asuntos criminales sin exponerse a cometer grandes e irreparables injusticias”. Dicho juicio se puede observar en la actualidad puesto que en muchas ocasiones la prensa se mete demasiado en temas ajenos a su profesión, llegando a crear un ambiente aun más negativo en las calles, inculpando en ocasiones a gente inocente. También es cierto que en otros casos ha tenido razón la opinión pública, pero se tiene que dejar la justicia en manos de los tribunales e informar una vez se sepa si los acusados son inocentes o culpables, y no manchar así la imagen de alguien que luego resulte absuelto por no cometer el delito, crimen, o la razón por la que se le acuse.

La llave de Sarah – Tatiana de Rosnay

La periodista y escritora Tatiana de Rosnay nos traslada al 16 de julio de 1942 en Francia. Ese día, más de 13.000 judíos fueron arrestados y encerrados en el “Velódromo de la Vergüenza”, cerca de la Torre Eiffel. Rosnay narra con todo detalle cómo fue la semana que pasaron allí muertos de hambre y humillados hasta que, los que no decidieron suicidarse lanzándose al vacío, fueron trasladados a Auschwitz. Ante la llegada de los nazis, Michel, un niño pequeño, se esconde en un armario y Sarah, su hermana mayor, de diez años, le encierra para protegerle y se guarda la llave, pensando que regresará en unas horas. Sin embargo es brutalmente arrestada con su familia por la policía francesa. En la novela vemos dos historias dentro de la misma alternándose los capítulos. Por una parte, una periodista investiga el caso de Sarah seis décadas después para hacer un reportaje sobre el 60 aniversario de lo ocurrido aquel 16 de julio del 42 en el velódromo. Por la otra, vamos conociendo qué ocurrió con aquellos hermanos, regresando para ello al pasado y viviéndolo todo desde el punto de visa de la pequeña Sarah.

Sin duda es un libro que no deja indiferente a nadie. Rosnay consigue que nos traslademos a la II Guerra Mundial, al Holocausto judío, que vivamos en nuestras pieles lo ocurrido como si estuviésemos allí presentes. El jugar alternando los capítulos enriquece la novela al ver como una periodista investiga un caso en el que todo el mundo le pone obstáculos al no querer hablar sobre ello, y por otra, al leer el relato en primera persona de una niña de 10 años que sufrió el holocausto sola, separada de su familia.

libros

Ninguna guerra se parece a otra – Jon Sistiaga

El periodista Jon Sistiaga consigue que el lector no vuelva a ver con los mismos ojos a los corresponsales de guerra después de saber cómo viven durante los conflictos bélicos, como él cuando cubrió la guerra de Irak. No solo corren un riesgo extremadamente alto al acercarse lo máximo posible para poder retransmitir con detalle la realidad de los hechos, sino que en ocasiones se convierten en víctimas y caen en el frente, como el caso de Jose Couso. Sistiaga en Ninguna guerra se parece a otra narra lo que le sucedió a su compañero de profesión, los momentos previos al bombardeo hasta el traslado a un hospital y el triste desenlace de la vida de Couso, desde la reacción de las autoridades españolas hasta el compañerismo de los periodistas y las multitudinarias manifestaciones en toda España.

libros

Peláez. Historias de un periodista de provincias – David Barreiro

En la redacción de un diario de provincias que vivió su época de esplendor muchos años atrás, Peláez, un periodista de la vieja escuela, trabaja de sol a sol mientras su jefe, el director, duerme la siesta, bebe whisky barato o se toca su prominente barriga en el despacho. Afuera, el país se desmorona sumido en una profunda crisis económica y moral en la que aumenta el paro, los recortes del gobierno y la corrupción política mientras disminuyen los derechos y las ilusiones de los ciudadanos. Las conversaciones entre estos dos personajes son un reflejo de la realidad española en los últimos años y en ellas se dan cita el estallido de la burbuja inmobiliaria, la reforma laboral, el caso Gürtel, los éxitos del deporte español o la difícil situación de la cultura. Se trata de diálogos cargados de humor negro, sarcasmo y acidez, además de un homenaje a un oficio hoy más que nunca en entredicho: el periodismo.

libros

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

portadas_the_new_yorker

Las mejores portadas de The New Yorker

[fusion_builder_container hundred_percent=”no” equal_height_columns=”no” menu_anchor=”” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” class=”” id=”” background_color=”” background_image=”” background_position=”center center” background_repeat=”no-repeat” fade=”no” background_parallax=”none” parallax_speed=”0.3″ video_mp4=”” video_webm=”” video_ogv=”” video_url=”” video_aspect_ratio=”16:9″ video_loop=”yes” video_mute=”yes” overlay_color=”” video_preview_image=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” padding_top=”” padding_bottom=”” padding_left=”” padding_right=””][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=”1_1″ layout=”1_1″ background_position=”left top” background_color=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” border_position=”all” spacing=”yes” background_image=”” background_repeat=”no-repeat” padding_top=”” padding_right=”” padding_bottom=”” padding_left=”” margin_top=”0px” margin_bottom=”0px” class=”” id=”” animation_type=”” animation_speed=”0.3″ animation_direction=”left” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” center_content=”no” last=”no” min_height=”” hover_type=”none” link=””][fusion_text]

Ante tantos intereses para que no salgan a la luz determinados hechos llegando incluso a amenazar a periodistas o intentar comprar su silencio, es fundamental que sigan existiendo medios de comunicación que no estén contaminados, que sean independientes, prensa libre que pueda ser crítica con los gobiernos y que ofrezca una visión analítica pura sin caer en lo demagógico y en el morbo, el cual está más presente cada vez con titulares a veces engañosos con tal de conseguir repercusión. Un ejemplo de periodismo de calidad es la popular revista semanal estadounidense The New Yorker. Entre sus hojas podemos leer desde grandes reportajes y artículos hasta historias de ficción. A sangre fría, de Truman Capote, fue publicado por primera vez en fragmentos en la revista.

The New Yorker es mítica no solo por la calidad de sus artículos, sino también por el arte de sus portadas. Siempre son dibujadas y a menudo están llenas de humor e ironía. Algunos consideran a la revista estadounidense como El Jueves de España. Las ilustraciones no solo se quedan en la portada, sino que también acompañan a los contenidos del interior.

Por más que pase el tiempo, sus portadas no acaban en el olvido. Sin ir mas lejos, hace unas semanas, una de ellas, más concretamente la de junio de 2008, una tuitera la recuperó y la convirtió en viral una década después de su publicación.

the n

A lo largo de su historia nos encontramos con portadas de todo tipo: conmovedoras, políticas, absurdas… Sea como fuere, siempre consiguen llamar la atención del lector. Hagamos un repaso a las mejores portadas de The New Yorker desde su creación en 1925 hasta la fecha.

16 de febrero de 1998: Escándalo Bill Clinton y Monica Lewinsky

En 1998, el presidente Bill Clinton admitió haber tenido varios encuentros íntimos en la Casa Blanca con Lewinsky, una becaria de 22 años. The New Yorker no dudó en hacerse eco y publicó está portada con el humor que le caracteriza.

14 de febrero de 2000: San Valentín

Desde la revista estadounidense defienden el derecho a enamorarse de quien uno quiere, sin importar sexo, religión o procedencia, incluso entre animales. Así lo hizo patente en el número del 14 de febrero del año 2000.

11 de septiembre de 2001 – Atentados 11-S

Sin duda, una de las portadas que la gran mayoría de las personas tiene en la retina y grabada en el recuerdo es la ilustración de los atentados del 11-S. Triste, lúgubre, oscura.

31 de octubre de 2005: Halloween

Probablemente si tuviésemos que ilustrar Halloween la mayoría de nosotros lo haríamos con niños disfrazados diciendo “truco o trato” al pedir caramelos. The New Yorker sacó otro punto de vista, el de la parca que llama a la puerta.
28 de marzo de 2011

El 11 de marzo de 2011 tuvo lugar en Fukushima el peor accidente nuclear desde Chernóbil en Ucrania en 1986. El de Japón está considerado uno de los mayores desastres medioambientales de la historia reciente. Así lo representaba The New Yorker en su portada del 28 de marzo de 2011.

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

media-innovation-initiative

Media Innovation Initiative: el proyecto que apoya y desarrolla la innovación en los medios

Editores y universidades se unen en la Media Innovation Initiative (IMI) para desarrollar y apoyar la innovación en los medios y las tecnologías de la información. Se trata de un consorcio académico público-privado, abierto a otros participantes que deseen colaborar, que lanzará sus primeros proyectos durante el año. Por el momento, ya forman parte del proyecto L’École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), los grupos mediáticos suizos Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión(SSR) y Rignier, la red que junta las universidades de Lausanne y Neuchâtel en Suiza Triangle Azur, y la Oficina Federal de Comunicaciones (OFCOM).

La crisis actual de los medios de comunicación requiere iniciativas como esta, donde la colaboración laboral entre las universidades y la industria juntará lo mejor de ambos y permitirá a los medios de comunicación integrar innovaciones en su trabajo diario, adaptándose cada vez más a las nuevas necesidades de la gente en cuanto a la información. Durante todos estos años, tanto la industria como la academia han ido por separado. Sin embargo, Suiza se encargará de demostrar que el trabajo conjunto puede ayudar a sortear los baches de la era digital, entre otras dificultades.

Así, la Media Innovation Iniciative recibirá un presupuesto de unos 560 000 euros anuales para financiar proyectos de investigación que mejoren la estrategia digital de los mediosLa primera convocatoria de proyectos, en la que podrán participar tanto editores como universidades de todo el mundo, se abrirá en otoño. Se abordarán temas de actualidad como las fake news, el data periodismo, le personalización de contenidos, la inteligencia artificial, los nuevos modelos de negocios, la monetización o los aspectos culturales y sociales de los medios. El objetivo principal de la IMI es unir creatividad y tecnología entre el mundo de los medios y el de la investigación académica. Para los fundadores, la clave de la innovación es la interdisciplinariedad.

acoso-periodistas

El 95% de los periodistas que sufre acoso cibernético son mujeres

La labor del periodista es informar y buscar la verdad de los casos relevantes que afecten a la sociedad. Sin embargo, no es tarea fácil. Desgraciadamente, en algunas ocasiones el profesional ha acabado bajo protección o en el peor de los casos, en un ataúd. Hoy en día todo se mueve por intereses y, a veces, la verdad no interesa que salga a la luz. Es en este momento cuando ciertas entidades o individuos atacan al periodista, llegando incluso a amenazarle de muerte. Además, ahora con las redes sociales parece que el acoso cibernético sea más fácil de llevar a cabo al estar refugiados tras las pantallas con un solo objetivo: silenciar a los periodistas cuyos reportajes molestan, utilizando a menudo métodos excepcionalmente abusivos.

Reporteros Sin Fronteras ha publicado un informe sobre el acoso que sufren los periodistas en Internet. RSF para elaborar el Estudio, ha investigado y documentado casos de acoso online de profesionales de la comunicación en 32 países. Veamos los métodos más utilizados por algunos regímenes a lo largo del mundo:

  • Desinformación: se utilizan las redes sociales para lanzar una avalancha de noticias falsas que hagan pasar a un segundo nivel el hecho periodístico que se ha denunciado y del que no interesa un gran impacto. Amplio contenido en Internet como cortina de humo.
  • Amplificación: para conseguir que pasen desapercibidos los contenidos periodísticos, el Gobierno, persona afectada o entidad involucrada, paga a comentaristas para que el impacto de noticias progubernamentales se incremente a través de redes sociales o programas informáticos que generen mensajes automáticos.
  • Intimidación: los periodistas son atacados, insultados y amenazados personalmente, con el fin de desacreditarlos y lograr silenciarlos.

Dentro del sector, los hombres y las mujeres no sufren el mismo acoso cibernético. Dos tercios de las mujeres periodistas han sido víctimas de acoso y, en el 25% de los casos, el abuso se produjo en línea, según datos de la Federación Internacional de Periodistas. Dos tercios (66,15%) de las profesionales encuestadas por la Federación, aseguran no haber presentado una denuncia formal y las que lo han hecho, el 84,8% piensa que no se tomaron las medidas adecuadas, frente al 12,3% que quedaron satisfechas con la sentencia.

Llama especialmente la atención el porcentaje de víctimas femeninas dentro del periodismo. El 95% de los profesionales de la información y comunicación que padece este tipo de acoso son mujeres, no tanto por su profesión sino por su sexo. El 44% de las mujeres periodistas ha sufrido algún tipo de acoso cibernético, según informa la Federación Internacional de Periodistas.